—¡Obvio! —su emoción aumentaba.
—Y a... Yolo —pronuncié su nombre con dificultad, aun no la olvidaba del todo.
—OK —respondió como un robot, sorprendentemente su emoción desapareció.
//Cuauhtémoc//
Y sorprendentemente mi emoción desapareció. Ari ya no buscaba a Yolo pero seguía hablándome de ella, quizás con menos interés pero seguía haciéndolo, pensar que llegué a creer que ya la había olvidado, veo que las cosas no han cambiado mucho.
A pesar de todos nuestros problemas, seguíamos pasando los recesos juntos, en la misma mesa. Más que un grupo de amigos, parecía un grupo de desilusionados anónimos. Al principio cuando ocurrieron todos esos problemas, creí que el grupo se iba a separar pero extrañamente no fue así. A veces Ari solo desayunaba y se iba de nuestra mesa, la verdad no sé adónde se iba, hoy fue uno de eso días. Estábamos Meli, Bruno, Yolo y yo, sólo faltaba Ari, era momento para hacer lo que me pidió.
—Hoy es cumpleaños de Ari —informé.
—¿Ah, si? ¡Bruno porque no me dijiste! —dijo Meli golpeando su hombro.
—Lo olvide, perdón —respondió atragantándose con la comida.
—Me pidió que los invitara a su casa —continué— ¿irán?
—Claro que si —respondió Meli sonriendo.
—OK, ¿Yolo? —me dirigí hacia ella, y lo meditó por unos segundos. Pude notar que ella vio de reojo a Bruno, y tomó una decisión.
—Sí, ahí estaré —sonrió maliciosamente, o al menos así lo imaginé.
—Bien, iremos saliendo de clases —suspiré— Bruno, nos vas a acompañar,
¿verdad?
—Temo —hizo una pausa— ahí vivo —su tono era de burla.
—Es verdad —reí tontamente.
Terminó el receso, entramos al salón de clases, me dirigí hacia mi lugar y Ari aún no llegaba, pero no paso mucho tiempo cuando él llegó, no platicamos mucho ya que el profesor llego muy rápido, como si viniera detrás de nosotros.
Llegó la última clase y el profesor de matemáticas no aparecía, entonces entró un prefecto y nos avisó que el profesor no vendría, así que, ya podíamos irnos.
—Una clase menos, genial —expresó Ari.
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Dear, dear, diary -Aristemo
RomanceQuerido... querido diario; Cuando el pasado no se ha olvidado, se vuelve presente. Con una mirada comenzó todo. Él despertó en mí, sentimientos que no sabía que tenía, ilusiones que no sabía que existían, y esperanzas que nunca creí llegar a sentir...