—No tuviste clases —afirmé, no se lo pregunté.

—No, tuve suerte —respondió y después observó que llegué solo- ¿Y Bruno?

—Llega después de mí.

—Creí que se venían juntos —frunció el ceño.

—No, él tiene cosas que hacer después de clases.

—¿Qué cosas?

—No lo sé, las hace él, no yo —respondí cortante.

—Últimamente has estado de muy mal humor —observó él.

—Lo siento —dije sinceramente.

—¡Hola Bruno! —exclamó y me sorprendió.

Giré mirando hacia la puerta y Bruno venía entrando, era muy temprano


para que ya estuviera en casa, quizás tuvo problemas con Yolo. No, no lo creo, se veía muy alegre.

—¡Hola, chicos! —saludó brevemente— lo siento, tengo cosas que hacer y voy a salir, adiós —dijo y subió rápidamente las escaleras.

—Te dije que tenía cosas importantes que hacer —dije entre dientes.

—¿¡Qué cosas!? ¿Acaso ya no hay confianza entre hermanos? —dijo molesto.

Tenía ganas de gritar, de soltar todo lo que tenía dentro, de desahogarme con alguien, y Axel tenía ganas de escuchar a sus hermanos; era el momento perfecto.

—Creo que esas cosas, tienen nombre —comenté.

—Entonces tú si sabías algo —me acusó y me miró con ojos entrecerrados.

—Sí —admití— esa cosa tan importante, es...Yolo —dije. El sólo pronunciar su nombre provocaba un nudo en mi garganta.

—¿Una chica? Debí imaginarlo, es Bruno. Pero, ¿Por qué lo dices de esa forma?

—¿De qué forma? —traté de disimular.

—Dijiste su nombre como si te entristeciera.

—Estás alucinando —vacilé.

—¿Seguro? —inquirió, prácticamente clavando su mirada en mi.

—No, Axel... estoy enamorado de ella —confesé.

—¿Qué? —preguntó, se veía confundido— ¿Y aún así Bruno saldrá con ella?

—Pero él no tiene la culpa, ni siquiera sabe que también estoy enamorado de ella.

Dear, dear, diary -AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora