Bajo del avión con la mochila en mi hombro, el viaje me dejó chata.
Camino hacia donde todos los pasajeros van y me doy cuenta que es la entrada equivocada.
Por la chucha.
Me devuelvo por donde venía y ahora sí me fijo en el letrero de arriba, camino hacia el área de migración y le muestro mis documentos.
Luego de varias preguntas, me dejan avanzar para ir en busca de mi equipaje, la Nati le hizo un dibujo de un pico a mi maleta, pero después le dije que lo borrara por que imaginate y me llevaban detenida por un pico dibujado, no gracias, así que lo cambió por una cara de calamardo, se nota que es un pico pero pasa mas piola.
Tomo mi maleta y la pongo en el piso leyendo los carteles para saber donde debo ir, no caminaré hacia donde todos caminan por que no quiero perderme otra vez, así que le pregunto a una joven que estaba cerca de mí.
— Hola, buenas, ¿Donde está la salida? — le pregunto en portugués.
Me contesta y me dirijo hacia donde ella me señaló, lo bueno de traducción es que no sólo aprendo inglés, mi carrera al ser traducción del inglés al japonés me permite conocer ambos idiomas, además en mi primer año me enseñaron cosas básicas sobre el portugués por lo que estoy bien.
Hay un señor que tiene la camiseta de La Roja con un cartel que dice mi nombre, me acerco a él y le sonrío detrás de la mascarilla.
— Hola, mucho gusto, soy Alexandra. — me mira y asiente diciéndome que lo siga.
Abre el maletero y subo mi maleta ahí, entro a la limusina y saco mi celular para avisarle a todos que ya llegué.
*****
Al llegar al hotel no esperaba que fuese tan hermoso, está frente al mar y es gigante, me doy la vuelta dándole la espalda y me saco una selfie para mandársela a la Nati, guardo mi celular y subo con mi maleta por la entrada.
Por dentro es aún más hermoso, es inexplicable, es como si estuviera en una película, avanzo aún aturdida por lo lindo que es todo y me dirijo a recepción mostrando mi credencial de La Roja que me entregó el chófer de la limusina, entrego mis datos personales y un botones me ayuda con el equipaje.
Subimos al ascensor y aprieto el número doce, no sé en qué piso estará la selección, de echo ni siquiera sé que hacer ahora, son las una de la mañana y deberían estar todos descansando, hoy mientras iba en el avión tuvieron el juego contra Paraguay y perdieron, así que no deben estar muy contentos.
Llegamos al piso doce y nos dirijimos a la habitación 175, abro la puerta con la tarjeta que me dieron y le doy propina al botones, entro mi maleta cerrando detrás de mí y abro mucho los ojos viendo la cama, es enorme, y se ve muy cómoda.
Me saco la mascarilla echándome alcohol gel en las manos y me saco las zapatillas corriendo hacia la cama, me tiro sobre ella y me quedo acostada de boca abajo con los ojos cerrados.
Estoy tan cansada que no puedo disfrutar esto como quiero.
Abro mis ojos cuando suena mi celular y es una videollamada de la Nati.
Videollamada
— Hola, puta, ¿como llegaste? ¿como es todo por allá? ¿hace calor?. —
— Hola, estúpida, llegué bien, hace como veinte minutos en realidad, el hotel es hermoso, pero demasiado hermoso hueona, y puta sí, hace más calor que la chucha. — le digo mientras me levanto y dejo el teléfono en el velador.
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Tradúceme Ésta [Ben Brereton]
General Fiction- ¡Me aceptaron, conchetumare!. -Susurré emocionada mientras bailaba acostada en mi cama. No lo podía creer, me aceptaron, no creí que esto pasaría, o sea, significa que ahora soy la traductora oficial de Ben Brereton, el nuevo jugador de La Roja. ¿...