18.

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Con la señora nos quedamos un rato conversando mientras yo seguía en la línea con Ben, de vez en cuando me hablaba preguntando cómo estaba y cómo me sentía. Pasaron unos diez minutos y apareció un auto blanco en nuestra vista, Benjamin bajó del auto antes de que pudieran estacionarlo y corrió hacia mí abrazándome.

— ¡Amor! Estás bien. — me dijo mientras besaba mi frente y mis ojos se llenaban de lágrimas.

Estoy a salvo.

Sí, estoy bien. — murmuro y me separo tomando su mano, me baja la mascarilla y me da un pequeño beso, vuelve a subirla y me abraza otra vez.

— Mi niña nos tenemos que ir. — me dice la señora y me separo de Ben.

— Sí, lo siento, muchísimas gracias en serio. — le devuelvo su celular y ambos me sonríen.

— No te preocupes, pequeña, no fue nada. — habla el señor. — Tengo una duda, ¿Él es el futbolista nuevo de la Roja?.

— Sí, es él. — me limpio las lágrimas y Ben me abraza por detrás colocando sus manos en mi estómago.

— Wow. — asiente mirando a Ben y luego le toma la mano a su esposa mirándola. — Bueno, nos tenemos que ir, suerte.

— Gracias. — les sonrío levemente y caminan por la vereda hasta perderse.

Me doy vuelta y Ben me toma de la mano llevándome al auto blanco.

¿Con quién viniste?. — le pregunto ya que no conozco el auto.

Con el Clemente y el Luciano. — me dice abriéndome la puerta trasera del auto.

Entro y saludo a los dos chicos que están adelante.

— Hola, ¿Estás bien?. — me pregunta Montes y asiento soltando un suspiro.

— Sí, gracias, un poco enojada y triste pero todo bien. — asiente y Ben sube al auto cerrando la puerta.

¿Qué pasó, amor?. — me abraza de lado y me acurruco en sus brazos.

¿Te acuerdas del tipo de la otra vez? El que me robó mi lápiz y me estaba persiguiendo cuando salí de clases. — él asiente y los demás escuchan atentos. — Él fue.

— No entiendo, pensé que venías a una reunión de la universidad. — dice confundido y me encojo de hombros.

— Al parecer era un correo falso y sólo me hizo venir para hacer esto. — me mira asintiendo y saco mi celular para ver si prende.

Nada.

— Entonces, ¿Vamos a los pacos ahora?. — pregunta el Clemente y asiento mirándolo por el espejo retrovisor.

— Sí, porfa, tengo que hacer la denuncia. — él asiente y enciende el auto avanzando. — Amor, ¿me prestas tu celular?.

Si, claro. — saca éste de su bolsillo delantero, me lo entrega y marco el número de la Nati.

— ¿Ben?¿Qué pasa?. — me contesta.

— Soy la Ale. — le digo.

— ¿Que sucede, amiga?.

— No sé si pueda ir a buscarte a la tarde, me pasó algo y estaré un poco ocupada. — suspiro viendo la mano de Ben en mi rodilla y tomó ésta, él se baja la mascarilla y acerca nuestras manos dándome un beso en el dorso de ella.

— ¿Qué te pasó?. — miro por la ventana y me doy cuenta que estamos llegando a la comisaría.

— Un sacohuea me robó el auto afuera de la U, estoy bien y ahora estoy afuera de los pacos pa' poner la denuncia.

Tradúceme Ésta [Ben Brereton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora