14.

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¿¡Que estás haciendo aquí!? . — le grito apagando el agua y tapándome con la cortina de la ducha.

Me voy a bañar contigo. — dice Ben como si fuese lo más normal del mundo.

¡No! ¡Me refiero aquí, en mi casa, en Santiago, en Chile!. — lo miro de arriba hacia abajo confundida.

Te dije que ya había llegado.

— Me dijiste que habías llegado a tu casa. — él recorre su mirada por mi cuerpo y me tapo mas con la cortina.

No te dije que había llegado a mi casa, te dije que había llegado, no te especifiqué dónde. — se ríe y comienza a sacarse la polera.

¡Benjamin!

— ¿Qué? — me mira y se saca los pantalones.

Estás aquí. — sonrío y él se ríe quitándose los boxers.

Miro hacia otro lado y entra a la ducha tomándo mi mentón para que lo mire.

Sí, estoy aquí. — susurra cerca de mi boca y con una de mis manos abro el grifo del agua.

Ésta le cae encima empapandolo entero y me rio abrazándolo sintiendo sus partes cerca de las mías.

Se separa un poco mirándome y acaricia mi mentón, se acerca lentamente y pega sus labios a los míos dándome un suave beso. Rodeo su cuello acercándolo más y él me toma de la cintura apegándome a él. Suelto un jadeo al sentir su erección y bajo mis manos por su torso, se separa unos segundos y me mira de pies a cabeza.

Que hermosa eres. — se lame los labios viendo mi cuerpo, siento mi cara roja y me doy vuelta dándole la espalda.

Me toma de las caderas apegándose a mí, muerdo mis labios apoyando una mano en la pared. Se acerca a mi cuello por detrás y besa éste acariciando mi estómago, sube sus manos hasta mis pechos y masajea éstos con suavidad.

Siento su erección detrás de mí, arqueo mi espalda apegándome más a él y apoyo ambas manos en la pared sintiendo como mueve su miembro por mi entrada.

— ¡Oye, maraca! ¿Estai acá?. — escucho a la Nati hablarme detrás de la puerta del baño y Ben entra en mí de golpe.

— ¡Ah!. — gimo fuerte cerrando mis ojos acostumbrándome al tamaño. — ¡Si, estoy acá!.

Le grito a la Nati mientras Ben se mueve lentamente, escucho sus jadeos y muerdo mis labios intentando no gemir tan fuerte.

— ¡Buena! Oye, ¿viste la sorpresa que te tenía?. — se ríe y yo gimo bajo apretando mis manos.

— ¡Sí, si la vi! ¡Oye, hablemos después porfa...! ¡Ah!. — gimo alto y giro un poco la cabeza mirando a Ben. — Me estás matando.

— No sonó a que te estaba matando. — continúa con sus movimientos con más velocidad.

— ¡Ya, dale! ¡Perdón por no decirte! ¿Y dónde está ahora?.

— ¡Natalia, por la chucha! ¡Hablamos después, porfa!. — le grito, Ben se mueve más rápido y siento mis piernas flaquear.

— ¡Ya, oh! ¡Voy a ir a comprar pal' almuerzo!. — no le contesto. — ¿Ale?.

Tradúceme Ésta [Ben Brereton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora