Capítulo 9

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Tardé un tiempo intentando encajar las piezas sobre la foto de mi padre y López con el sello, pero era inutil. Por más que intentaba buscarle sentido menos lo encontraba, pero estaba claro que tenía una conexión.
Y no se si es que me estoy emparanoiando mucho, pero el comisario ¿que pintaba en toda esta historia? Si hubiera algo que contar sobre esto, ¿no lo habría hecho ya? A lo mejor solo le estaba dando mucha más importancia de lo que tenía.

O a lo mejor no.

Aquí había mucho que asimilar, y no era el momento. Antes de entrar, Geller enseñó a los guardias de la entrada una especie de tarjeta.

—¿Y eso?—pregunté acercándome a él.

—Hemos podido conseguir un pase—dijo con una sonrisa triunfal.

—¿Hemos?—oltó Juliette—. Dirás que tu lo has conseguido mediante uno de tus chanchullos turbios.

—¿Chanchullos?—solté de repente y Juliette y yo nos giramos hacia Arón a la vez—¿Turbios?

—Oye , ¿quién os pesnais que soy? me ofendeis. A mi me gusta llamarlo tácticas de negociación-dijo señalando la barra dando a entender que nos íbamos a poner ahí.

Nos sentamos los tres a la vez y literalmente nos dedicamos a observar. Bueno ellos, porque yo no sabía que estábamos buscando exactamente hasta que ...

—Objetivos a la vista—dijo Juliette—. Manteneos atentos a lo que hacen.

Los "objetivos" eran un hombre rubio de más o menos  cuarenta años, 1'70 de altura y tatuajes, muchos tatuajes y uno de ellos era el sello.

Como no.

El otro tenía el pelo castaño y más o menos la misma altura que el otro. Este último era más joven.

—El rubio es Pablo Lanz y el que va con él es Marcos Gómez—me informo Juliette—. Al parecer trabajan para Matís, pero no son tan importantes. Lo que sí es importante es la información que nos pueden brindar.

—Hay que separarnos—anunció el detective—. Juliette tu ve a ver a los alrededores y mantenme al corriente, Caitlin tu te quedas aquí por si escuchas algo que nos sirva avisame por mensaje o llamame y yo iré a avisar a los refuerzos.

Cada uno se fue a hacer su respectivo trabajo y lo único que tenía que hacer era mantener las orejas y los ojos abiertos. No era algo difícil.

Intenté mantener la atención en todo momento de lo que pasaban alrededor. Era complicado y más con la gente hablando, gritando y la música a todo volumen no ayudaba mucho. Y como una es desgraciada y sin suerte alguna, alguién se sentó al lado mia dificultando mi visión. Intenté mover la cabeza a los lados, pero nada y se me ocurrió la genial idea de levantarme de la silla pero esa persona me sujetó de la muñeca.

Mierda.

De todas las personas que había en el local tenía que ser justo el. Tenía en frente al tal Marcos y no es que me estuviera viendo con una cara amable.

—¿A dónde te crees que vas encanto?—dijo haciendo que regrese a mi sitio.

Dios dónde está la poli cuando más lo necesitas.

—E-eh, a tomar el aire—dije sonriendo haciendo que no parezca sospechosa y manteniendo la calma. Esta gente te huele el miedo y no quiero ni pensar lo que haría que descubre que voy con la policía.

—¿Te parece si vamos juntos?—No, no, no. Había que salir de esta situación ya y lo primero era intentar no entrar en pánico.

—No, prefiero ir sola.

Caitlin JohnsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora