Caitlin Johnson

Capítulo 31

"Vencer y perdonar, es vencer dos veces." -Pedro Calderón de la barca

Ramón hizo todo para enviar refuerzos y un par de ambulancias, la verdad que no sé si habrá más agentes heridos. Espero que no. El momento en que salimos de la comisaría directos al hospital vimos a los coches llegar, nada más parar dejaron de sonar las sirenas. Reconocí al agente Muñez salir primero con dos hombres esposados en la parte de atrás del vehículo, al igual que en los otros dos coches. Luego vi a Jully pero no parecía ella, tenía el ceño fruncido y la mirada afligida y fija. No puedo describir bien las miradas de los demás oficiales, no era un escenario que quisiera recordar.

Robert no estaba por ninguna parte, y no quiero pensar que también le ha pasado algo malo, no más caídas por favor. No habíamos hablado aún desde aquel día, pero no quiero más bajas.

Volví dentro para ver a mi amiga, necesitaba saber que estaba bien y que había pasado.

—¿Jully?—la seguí y ella se dejó caer en uno de los escritorios—. ¿Estás bien?

Me agaché de rodillas para quedarme a su altura y ella simplemente me abrazó y lloró. No la vi, pero lo noté.

—Oye, va a estar todo bien...

—Caitlin—me llamó entre sollozos—. Tenemos a Matias pero ¿a qué costo?, hemos salido de ahí por los pelos y Arón está...

—Vale, está bien—intenté consolarla, tenía que ser fuerte esta vez. Por ella.

Dos horas después aún seguíamos ahí, no pude ver a Matías porque estaban tomándole los datos y todos los procedimientos. Yo salí de ahí junto con Juliette para que le dieran el alta y traté de contactar con mi tía para saber cómo iba el detective. Pero fue inutil, ella no cogía el teléfono.

—¿Sigues intentando llamarla?—me pregunto acomodando su chaqueta—. Mejor deja que pase un rato, están saturados de trabajo.

—Sí, supongo que sí—contesté pero vi que volvía a poner la misma expresión de antes—. Puedes contarme lo que quieras, yo siempre te voy a escuchar.

—Si, lo sé—expresó—. Solo estoy preocupada, Arón se arriesgó demasiado para atraparlo aún diciéndole que no lo hiciera fue detrás de él y el muy cabezón consiguió atraparle pero...

—Oye, se que piensas pero no es así—dije seria—. El es un testarudo no le va a pasar nada, en nada volverá con nosotros. Ten paciencia.

Ella me miró por unos segundos y sonrió.

—Te has vuelto más sabia eh—eso fue un gran cumplido—. Ya lo eras, pero me alegra que puedas expresarlo con tu fortaleza.

—Una pregunta—no sé si quería saber la respuesta ni tampoco sé si quería hacer la pregunta pero necesitaba saberlo—. No he visto a Roberte cuando llegasteis, ¿ha pasado algo?

—¿No te lo había dicho?—dijo y luego pareció darse cuenta—. A él también le hirieron en el brazo, no te preocupes no es nada grave.

Ya se había hecho de noche y casi estaba por echarnos el bar a las dos, pero ya era hora de volver. Fuimos a buscar a mi padre para ir directos al hospital ya que Carol seguía sin contestar, no quería pensar en él porque necesitaba ser fuerte ahora más que nunca, por la gente a mi alrededor y sobre todo por él.

Estábamos en la entrada y fue entonces cuando una avalancha de policías se apresuraron a salir, intentamos pasar entre ellos hasta sin querer me choqué con alguien. No me di cuenta hasta que vi que tenía las esposas en la mano y supe que era Matias.