Capítulo 20

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A mi alrededor todo se nublaba, no encontraba las palabras que quería decir y aún que lo hiciera no podría soltar ninguna. Seguía inmersa en miles de pensamientos sin sentido y no tenía nada claro. Arón y Jully me miraban preocupados, pero yo seguía sin decir nada. Tuve la impresión de que me llamaban un par de veces pero no lo tengo muy claro.

—¡Caitlin!—dijo Jully alzando la voz—. ¿Me escuchas?

—S...si—logré decir.

—¿Cómo que el es tu novio?—volvió a preguntar Jully—.¿No sabías que era su hijo antes de conocer que su padre era el topo?

—No—esto era una pesadilla, todas las veces que tuve ese extraño presentimiento siempre lo reprimía por miedo a que fuera real e intentaba autoconvencerme de que solo eran imaginaciones mías—. Yo le dije lo de López.

Esto me estaba superando, le conté todo sobre las investigaciones con su padre. Todo lo que le dije hace un par de horas lo ha usado para salvarlo. ¿Qué se supone que hago ahora? Lo único que me alivia es no haberle contado nada de Matís.

—¿Cómo que se lo dijiste?—preguntó Arón—. ¿Le contaste todo, todo?

—No todo, él insistió que quería ayudarme y que si estaba preocupada por algo, que se lo contara—dije y una lágrima salió—. Pensé que sería bueno que mi pareja supiera lo que está pasando.

Y entonces no pude más y estallé, estallé de rabia, tristeza y decepción. Y ahora me sentía indefensa y entonces recordé lo que Miller me dijo "la mayor amenaza no siempre es la que se ve" y eso acaba de cobrar sentido para mí. Ahora mi pregunta es ¿Miller sabía todo esto? Supongo que si López trabajaba para él, su hijo ¿igual?

—Cait...—me llamó Jully dándome la mano—. No llores por favor, no merece tus lágrimas.

—No quiero que pienses que esto es culpa tuya—Arón me dio la mano también—. Vamos a salir de esta, para eso somos profesionales. Necesitamos elaborar un plan y todo se resolverá.

—Gracias—solo podía decir eso, era afortunada de haberme encontrado con ellos dos.

—Ese desgraciado se las va a ver con nosotros y aparte, Juliette sabe dar buenos puñetazos—eso logró sacarme una sonrisa, pero el problema aún era grande.

—¿Alguna vez hablaste con él?—pregunté.

—Lo conocí hace tres años, yo aún era agente de policía y en ese entonces López lo ascendieron a comisario—explicó—. Lo vi en la ceremonia y crucé nada más que dos palabras con él. Se llama Adrián López, tiene veinticinco años y jamás escuché que estudiara criminología. Eso me lleva a suponer que se metió en la carrera para vigilarte.

Buena suposición.

—Vale, tengo una idea y si tu estas dispuesta podemos hacerlo—soltó July mirándome—. Él aún no sabe que te has enterado de su verdadera identidad, por lo tanto no sospecha de tí nada. Mi plan es que le hagas la misma jugada se tú la que saca informaci...

—Horrible plan—interrumpió el detective—. ¿Cómo se te ocurre?

—¿Qué tiene de malo?—replicó Juliette girándose hacia él, pero él giró la cabeza. A veces estos dos parecen niños pequeños-. A ver, dime.

—Primero, ella no sabe mentir por lo tanto él se daría cuenta. Segundo, supongamos que logra engañarlo y con el tiempo él la descubre, no podremos hacer nada. Tercero, estaría en constante peligro. Ese imbécil trabaja con la mafia.

Ellos seguían discutiendo planes que siempre tenían algún que otro inconveniente y mientras tanto se me ocurrió algo. No era algo del otro mundo, pero podría funcionar un tiempo.

Caitlin JohnsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora