No Lo Hagas-4 (Draco Malfoy)

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Fred no sabía que era lo que Sade veía en Zack.

Esa era una completa mentira, por supuesto que Fred lo sabía, si no hubiera estado tan ocupado intentando odiar a Zack, estaría atraído a él. Era alto, un poco más que él, no mucho, pero lo suficiente para hacerlo enojar, tenía la piel bronceada, como la madera de un árbol, tenía cabello rizado, color café que caía en su rostro y había señales de una ligera barba.

Zacharias Rossi, había escuchado tantas cosas de él y la verdad era que nada le hacía justicia a aquel hombre, había escuchado varias versiones, una de ellas siendo la perspectiva de Leash y como aquel hombre fue más un padre para ella que su biológico, cómo tuvo que aguantar la muerte del amor de su vida y había estado apartado del mundo, protegiéndose de una maldición.

Y por su puesto, la otra versión, la de Sade, como él se enamoró perdidamente y por años se dedico a cuidarlo y acompañarlo, lo cual los llevo a tener sentimientos por el otro, pero debido a la maldición, fueron apartados. Pero era mucho más que lo que Sade le había dicho, había escuchado del resto de los hermanos que Sade moriría por aquel hombre, que jamás se había enamorado de nadie más y probablemente jamás lo haría.

Quería odiarlo, Fred necesitaba odiarlo, pero no podía, Zack era probablemente el hombre más gentil que había conocido en su vida, era atento, cordial y amable y eso molestaba aún más a Fred, si fuera una mala persona todo sería más fácil, pero no lo era, era increíble y eso le dolía.

-Creemos que tú podrías explicarnos que es esto- dijo Hermione sacando el libro de cuentos que Dumbledore dejó para ella aquel verano

El trío había regresado de su misión por órdenes de Leash, ahora más que nuca tenían una forma de destruir los horrocrux, lo cual les daba la delantera en aquella guerra, y por eso mismo, Leash insistió que fueran a la casa para terminar de planear el siguiente movimiento.

Leash tomó el libro de sus manos y notó la figura dibujada en la página y frunció el seño.

-No puede ser...- dijo Leash en un susurro, pasando sus dedos por el dibujo 

-¿Qué ocurre?- preguntó Harry preocupado

-Las reliquias de la muerte...- dijo con preocupación- No puede ser, está buscando las reliquias de la muerte- dijo empezando a caer en cuenta de lo que estaba pasando 

-¿Qué son las reliquias de la muerte?- preguntó George aún confundido

-Por muchos años se creyó que tan sólo era un cuento para niños, pero...- Leash se adentró en una explicación del cuento que tenía en manos y el significado de cada uno de aquellos símbolos y por más que Fred quiso prestar atención, su concentración se paso en las otras dos voces que hablaban en el cuarto.

Sade y Zack estaban en una esquina, atrás del resto de los hermanos, susurrando cosas que Fred no llegaba a escuchar, pero se suponía que Sade estaba poniendo al tanto a Zack de lo que se había perdido. Con el padre de ellos fuera de la imagen, la maldición se había roto y Leash había mandado a avisar a Zack que era libre de la isla, esto había sorprendido a todos, pero al segundo que Sade vio a Zack, se puso a su lado y ahora llevaban días que no se separaban del otro.

No era como que estuvieran juntos, "juntos", no se tomaban de las manos ni se besaban, pero si pasaban casi todo el día juntos, en su mayor parte con Leash, pero cuando Leash debía liderar alguna junta o se ausentaba, sólo eran ellos dos.

Fred no sabía por que estaba actuando de esa forma, tan sólo ver a Zack sentía como su sangre hirviera, no tenía por que estar molesto, no lo conocía, no le había hecho nada malo, al contrario, de todo lo que se decía de él, Zacharias Rossi era un gran hombre, pero todo eso se borraba al momento que lo veía al lado de Sade. Era absurdo, él no tenía nada con Sade, sí, coqueteaban con frecuencia y Fred no podía negar que se sentía atraído a él, pero eso no significaba nada, no eran novios, no eran una pareja, no eran nada para él otro.

Pero eso también era una mentira, Sade no era nadie para él, Sade era mucho más de lo que se atrevía a admitir, había sido la primera persona que había encendido algo en él desde que perdió a Leash, Sade lo hacía sentir emocionado, lo motivaba y alegraba. Pensaba constantemente en maneras de acercarse a él, se moría por tomar su mano y volver a probar esos labios sabor miel.

-De acuerdo ¿Qué está pasando?- le preguntó Leash con un tono severo, haciéndolo salir de su trance

Fred miró a su alrededor confundido sólo para notar que Leash y él eran los únicos en la habitación, la junta había terminado y todos se habían retirado.

-Me distraje- admitió Fred con miedo

-Sí, lo noté- dijo molesta- Fred, necesito que prestes atención, acabamos de hablar como Voldemort está buscando obtener las Reliquias de la Muerte, las cuales estoy segura que si te pregunta no sabrás decirme que son- se cruzó de brazos decepcionado.

Fred se pasó las manos por la cara, ella tenía toda la razón, por más que su mente le traicionará, estaban en medio de una guerra y él no podía dejar de pensar en aquel verde esmeralda.

-Lo siento, en verdad lo siento- dijo frustrado 

-Mira- dijo Leash dirigiéndose a uno de los sillones y Fred la siguió, sentándose a su lado- ¿Por qué no hablas con Sade?- le sugirió

Fred la volteó a ver con su cara sonrojada.

-¿De qué hablas?- preguntó  con la voz chillona

-¡Oh, vamos!- dijo Leash volteando los ojos- Creo que ya pasamos aquel punto en el que intentas mentirme que no te gusta mi hermano- se burló- Además, todos podemos ver los moretones en tu cuello- señalo y Fred se tapó el cuello, creyó que ya había eliminado todos con magia

-Ya te dije que estábamos entrenando, estábamos en el cuarto de entrenamiento...- insistió 

-Idiota, yo estaba en el cuarto de entrenamiento, deja de mentirme- dijo dándole un golpe en el brazo- Mira, lo que hagas con él o no, no es mi asunto, no tienes por que contarme- insistió- Pero es más que obvio que algo pasó, por que desde que volvimos no has sido tú mismo- dijo Leash 

Fred evitó su mirada, intentando concentrarla en cualquier otra cosa.

-No lo sé- dijo Fred- ¿No es.... raro?- le preguntó inseguro 

-¿Qué cosa?- preguntó Leash confundida

-Hablar de esto conmigo- contestó- No lo sé, tú y yo salimos y ahora... ¿No es raro que te hable de alguien más con nuestro pasado?- le preguntó y Leash le sonrió con ternura

-Fred, tú y yo tenemos historia, sí, podríamos decir que somos ex novios- explicó- Y yo sé que lo nuestro fue fugaz, fue pasajero- lo miró a los ojos- También sé que tú me amaste más de lo que yo a ti, o al menos no te ame de la manera que tú merecías- dijo con una mueca- Pero eso no es culpa de ninguno de los dos, en algún punto debemos entender que uno no decide como sentirse y lo nuestro termino y...- se encogió de hombros- Aquí estamos, sí, salimos y no terminó bien, pero eso no significa que debamos odiarnos o que debe ser incomodo, tampoco significa que ya no podamos ser amigos o que no puedas contarme de alguien nuevo en tu vida- lo motivo-La gente se enamora, la gente también llega a dejar de amar, se pelea y se encontenta- sonrió- La vida es muy corta para odiar a alguien que sólo siguió su corazón. Tú y yo no eramos el destino del otro, pero somos el camino- dijo con alegría

-Tan sólo piénsalo, sin mí, tú jamás habrías conocido a Sade- dijo empujándolo con su hombro y Fred sonrió con amargura

-No creo que eso importe mucho si consideramos que él sigue enamorado de Zack- dijo señalando la puerta 

-Conozco a mi hermano Fred- insistió ella- Y créeme, es más que obvio lo que siente, pero no debo ser yo quien te lo diga, tiene que ser él- lo señalo con su dedo- Habla con él, no es momento de guardarse cosas, haz las cosas y punto- lo regaño y Fred rio 

-Está bien, está bien- rio Fred levantando sus brazos- Hablaré con él, lo prometo- aseguro 

-Más te vale- dijo Leash levantándose del sillón- Y por favor, próxima vez que lo hagan, que sea a varios cuartos lejos del mío, gracias- dijo son una sonrisa burlona y Fred le lanzó un cojín que ella esquivo fácilmente, aún riendo cuando salió del cuarto.