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"-Eres muy bella- dijo él y Leash volteó los ojos pero el sonrojo de sus mejillas no lo pudo ocultar

-Cállate- le dijo empujándolo levemente y Draco no pudo evitar sentir esas mariposas en su estómago, como las primeras veces que llegó a hablar con ella

-Extrañaba esto- reveló Draco con un suspiro- Tus comentarios y detalles, lo extrañaba- repitió

-Que bueno- dijo Leash orgullosa y Draco rió"

Leash se incorporó en la cama, quedando sentada debajo de las cobijas de seda, observó su cuarto varias veces, dándole vuelta a cada rincón hasta que estuvo seguro de reconocer en donde se encontraba. Se paso las manos por su cabello, enredado y abundante, jamás había aprendido a controlarlo del todo y a ese punto, ya no le importaba, tomo entre sus dedos un pedazo de cabello rojo, aún en la oscuridad, parecía brillar.

Miró hacía adelante, intento concentrarse en su enfoque, había perdido la vista de su ojo derecho hace dos años y aveces se le dificultaba enfocar bien, después de unos segundos de concentrarse, decidió levantarse de la cama, caminar un poco. Traía una playera de tirantes gris, al igual que sus shorts, una bata que le quedaba grande, color blanco colgaba por su cuerpo, acentuando su figura.

El cuarto estaba frío entonces se acercó a su chimenea para prenderla, iluminar y calentar el cuarto le ayudaría. En cuanto terminó de hacer eso, llevó su mirada a su cama y debajo de su almohada podía ver el suéter color marrón que se había rehusado a abandonar. Draco se lo prestaba constantemente, era su favorito, aquella noche que pelearon y finalizaron su relación, no tuvo oportunidad de regresarlo y ahora era de ella, incapaz de regresarlo una vez más.

"-¡Leash!- gritó Draco intentando huir-¡Mírame, Leash!- le gritó"

Leash cerró los ojos con fuerza, como si eso ayudará a ahuyentar los recuerdos que la aterrorizaban desde hace meses. El último día que lo vio, el último día que habló con él, aquella noche en el Ministerio, aquella noche vivía en ella desde entonces, no sabía lo que le esperaba, lo que él haría después.

Lo extrañaba, quería mentir, quería fingir que no, pero la verdad era que lo extrañaba, no había podido dejar de pensar en él desde el segundo que lo perdió. Cuando regresó el año pasado, tenía planeado buscarlo, asegurarse que estuviera bien, protegerlo, pero fue muy tarde, sus hermanos le avisaron que se había borrado la memoria y Voldemort lo tenía en sus manos. 

Nada había dolido tanto como saber que Draco prefirió olvidar todo lo que pasaron juntos, ni si quiera cuando él comenzó a enamorarse de Astoria, nada podía superar el dolor que le causaba pensar que él podría no recordarla jamás.

Pero el dolor se convirtió en algo diferente, cuando lo vio de pie, con varita en mano, en frente de la cabaña en llamas de Hagrid, con los mortífagos atrás de él y Severus Snape unos pasos adelante, su dolor y tristeza se convirtieron en una ira que jamás había experimentado, sintió como lo poco que quedaba de la antigua Leash se rompió. 

Quería seguir adelante, ignorarlo, olvidarlo y continuar peleando, hasta que él momento llegará en donde tuviera que enfrentarlo de nuevo, no sabía que iba a hacer, pero sabía que debía seguir adelante, eso fue hasta que Astoria se comunico.

"-¿Astoria?- dijo Leash en sorpresa

-¡Leash, sí!- dijo la voz emocionada, aliviada, entre la luz platinada

-¿Que estás haciendo? ¿Como...?- dijo sin entender, pero luego una nueva duda entró a su cabeza- ¿Como sabes que estoy viva?- preguntó 

-No tengo mucho tiempo, así que intentaré ser breve- dijo Astoria con notoria preocupación en su voz- Estoy en la Mansión Malfoy, trabajando para los mortífagos- soltó

No Lo Hagas-4 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora