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Dos años podían cambiar muchas cosas, y muchas cosas podían cambiar en dos años.

Hace dos años, Draco y Astoria eran conocidos, hablaban de vez en cuando, él era amable con ella pero mantenía su distancia debido a Daphne; por otro lado, Astoria en ese entonces estaba completamente enamorada de él y lo veneraba ante todo.

Ahora, no había rastros del amor de Astoria hacia el chico, se habian dañado el uno al otro y la relación que se mantenía entre ellos era de colegas en una misión suicida.

Hace dos años, Draco y Daphne se la pasaban todos los días juntos, molestandose y peleando, pero siempre preocupados por el otro, con el cariño que había entre hermanos.

Ahora, Draco sentía la apuñalada de Daphne en su espalda, una herida que no se terminaba de sanar y ella se alejaba cada vez más.

Hace dos años, Blaise, Theo y Daphne pasaban sus días en risas y miradas, y por las noches, entre susurros y abrazos.

Ahora, Blaise y Theo apenas estaban terminando de recoger las piezas de lo que llegaron a tener, sufriendo, ya que cada pedazo era un pedazo sin Daphne.

Hace dos años, Astoria hubiera seguido a su hermana mayor a donde ella fuera, era su adoración y ejemplo a seguir.

Ahora, Astoria había apartado a Daphne de su vida después de haber sido abandonada y de vivir bajo el mismo techo de mentiras.

Pero aunque dos años hubieran cambiado tantas cosas, Astoria, Draco, Blaise y Theo estaban juntos, se podían apoyar entre ellos. Tan sólo les faltaba alguien más.

Daphne Greengrass, prefecta de Slytherin, la mejor de la generación en Transfiguraciones, probablemente tenía el récord en Hogwarts a más narices rotas (ella rompiendolas a los demás), salía con Blaise Zabini y Theodore Nott, dos de los Slytherins más atractivos, pero eso no la detenía de ser la chica más deseada de su generación. La gente le temía o quería, y por ello tenía el poder de destruir a quien fuera que se le enfrentará.
Por ello, verla descomponerse ante sus ojos había sido tan difícil, había  logrado mantener su apariencia fuerte, pero desde aquella tarde que regreso de la sala de torturas, todos se dieron cuenta que Daphne Greengrass había oficialmente obtenido la confianza de los mortífagos y el precio había sido una vida.

Daphne ya no era vigilada, Daphne ya no recibía órdenes, ya nadie dudaba de ella, ahora ella era quien mandaba, quien tomaba iniciativa y ordenaba a los demás. No había tenido tanta libertad desde hace dos años, pero al mismo tiempo, su vida nunca le había pertenecido tanto como le pertenecía ahora a Bellatrix Lestrange.

Daphne podía temerle a Voldemort, todos le temían, pero él no era la persona con la que tenía pesadillas cada noche, fue su mano la que tomo cuando traicionó a sus amigos para protegerlos, fue ella quien amenazó la vida de Astoria, quien mantenía a Blaise a su lado para mantenerla en línea, Daphne estaba segura que si se enfrentaba a un boggart, tomaría la forma de Bellatrix Lestrange.

Daphne había tenido muchas oportunidades de huir, ella iba con los mortífagos en las misiones, tenía la libertad de salir de la mansión a su voluntad, había querido escapar tantas veces y ahora tenía las puertas abiertas, pero no, no podía, ya que ella era la única protección que el resto de los Slytherins tenían en aquel lugar.
Daphne era quien abogaba por ellos, se aseguraba de evitarles los trabajos brutales y apartaba cualquier duda que llegaban a tener de ellos, Daphne podría ser egoísta e huir sola, pero ella jamás se atrevería a dejarlos.

Aún después del dolor que aquellas cuatro personas le causaron, Daphne Greengrass se rehusaba a ser llamada de nuevo "una traidora", así que mientras ellos estuvieran ahí, también lo estaría ella.

No Lo Hagas-4 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora