CAPITULO 9

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-         Podemos, hoy ir a casa más temprano.- Mark está haciendo la facturación en caja, quiero saber si tendré tiempo de arreglarme para verme presentable hoy.

-         Tengo algunas cosas que hacer por aquí, porque no tomas las llaves del auto y  vas tú.

-         No me parece justo, no puedes quedarte aquí solo sin el auto para volver a casa.- apoyo mis codos en la mesa.- no puedes dejarme en casa y luego volver.

-         Y con quien dejo el gimnasio, toma las llaves yo estaré bien, descuida, no te preocupes.- me extiende la mano con las llaves.-Ya yo me las arreglare, además estoy  esperando unos amigos, les pediré que me lleven.

-         ¿Amigos?- lo miro dubitativamente.- ¿los conozco?- me mira preocupado como si algo no marchara bien, luego me sonríe me acaricia el cabello y me da un beso en la frente.

-         No los conoces, son vejestorios como yo hace mucho no los veía.

-         Nunca creí que tuvieras amigos que yo no conociera.

-         Te sorprendería.

-         Nos vemos.

-         Ten cuidado.


Al tomar el camino a casa pienso en todo el tiempo que ha pasado, las cosas que han sucedido y el hecho de que vaya a tener una cita con un chico, ¿qué voy a hacer?, ¿qué se hace en una cita? Richi me ha ayudado con la ropa, pero y después de todo, ¿qué va a pasar?, no soy experimentada, no sé cómo tratar a los chicos. Miro por el retrovisor comprobando que nada este fuera de lugar y suspiro. ¡Todo irá bien! Me lo repito tantas veces en la cabeza, quiero que esto salga bien, realmente quiero que sea algo más que bien.

En estos momentos, como tantas veces me pregunto, ¿por qué mi vida no pudo ser otra?, aprieto el volante tratando de contener las lagrimas y si no sale como lo esperado, que pasa si después algo más pasa, me he repetido en mi cabezas mil veces que no puedo permitirme ser accesible, porque no quiero salir mal parada, por que se que esa persona no va a poder vivir con mis fantasmas y aun así estoy aquí, dirigiéndome a casa para poder estar presentable.

Cuando era pequeña, soñaba con el hombre perfecto, a eso de los trece quería tener la familia perfecta, mi situación no me impedía tener los mismos anhelos y sueños que cualquier otra chica de trece, pero conforme paso el tiempo me di cuenta de que las historias de cuentos de hadas no existen, se puede vivir feliz con lo que tienes pero nada es perfecto, cuando cumplí catorce años me aferre a la idea de que no podría tener una vida normal y tranquila.

Tuve un novio a los diez y siete, él era tierno, amable y me hacia olvidar mis problemas, pero no paso ni una dos semanas después cuando llego a la puerta de mi casa con sus padres, tenía la cara llena de moretones y había pasado una tarde entera en el hospital, me contó que alguien lo había golpeado, preguntándole por mi y donde estaba, como Drew, así se llamaba, no sabía quien era ese extraño, no se atrevió a decirles nada. Mark se dio cuenta de que era la primera vez que nos habían encontrado. No volví a ver a Drew y nos mudamos a Nueva York, recuerdo que los sus padres, solo se despidieron con gritos, diciéndome que era un monstruo por hacer que su hijo pasara por eso, que debía arreglar mis problemas; no los culpo, ellos creían que yo estaba metida en drogas o algo por el estilo.  

Mi vida fue arruinada y tenía mi camino por delante sola, cuando llegamos a Nueva York, muchas personas, chicos y chicas de la zona quisieron juntarse conmigo pero yo no los deje acercarse, no lo suficiente como para que me tomaran confianza, me juzgaron de anti social y otros de que me creía demasiado importante como para salir con ellos, yo solo quería que no les pasara lo mismo que a Drew, luego ya nadie volvió a hablarme, fue cuando comencé a tener mis pesadillas, el Dr. Bernaty dijo que estaba en estado de depresión, mi mente revolvía los recuerdos del pasado con lo vivido en esos momentos, llegue a estar en un estado tan crítico que creí que era mejor pasar a mejor vida antes que seguir sufriendo de esa manera.

Mark me hablo muchas veces y eso poco o nada me levantaba el ánimo y fue entonces cuando Blerk se convirtió en mi mejor amiga y confidente, ella ya había vivido cinco años con nosotros para entonces, Mark había dicho "Trata con la perra eso ayuda" me lleve a Blerk lejos hasta llegar cerca de un pequeño lago escondido en el pequeño bosque cerca de ahí y le conté todo, sabía que ella no lo comprendía pero me servía mucho, con ayuda del Dr. Bernaty  las pesadillas desaparecieron poco a poco, Mark creo mi bote salva vidas.

Por eso que no estoy tan segura del hecho de salir hoy, estoy emocionada, sí, demasiado, pero aun así mis nervios continúan.

Me pongo la ropa que compramos ayer y dejo mi cabello suelto con pequeñas ondas en las puntas lo he controlado con crema para peinar, me he puesto rímel y un poco de labial, nada extravagante, para cuando termino son las siete quince y comienzo realmente a creer que esto ha sido mala idea, quince minutos tarde no es tanto tiempo pero esos minutos pueden convertirse en horas.

Me siento en el sofá y prendo la tele, tomo la colcha que dejamos junto a esta y me saco los zapatos para estar más cómoda, me acurruco y veo un capitulo de los Simpson mientras pasa el tiempo, no paro de ver el reloj cada tres segundos, para cuando han pasado otros quince minutos me comienzan a pesar los parpados, ¡Esto ha estado fuera de lugar!, ¡Esto me pasa por querer fingir algo que no puedo ser!


El timbre me sobresalta y corro a abrir, esperando que no sea Isaac.


-         Hola nena.- me saluda.


Sus ojos profundamente clavados en mi y su voz me hipnotizan, pero el sueño me estuvo ganando hace poco, mi cara debe ser tan mala que el frunce el ceño y luego comprende.


-         Perdona por llegar tarde estuve... un poco ocupado.- sonríe, se acerca un poco a mí y toma mi mano.


La corriente que recorre mi cuerpo es tal que de inmediato abro mis ojos como platos y respiro profundo, lo miro expectante, como si algo fuera a ocurrir y por cinco segundos, su mirada refleja cariño y ternura, me mira de manera tan dulce y luego sus ojos se vuelven más negros, siento como si fuera a comerme, su pecho sube y baja más rápido, acaricia mi mejilla y siento otra ola de electricidad recorrer mi cuerpo, se acerca un poco a mí, mucho, mejor dicho, mucho, su respiración roza mi mejilla y sus labios están muy cerca, !No puedes hacer esto!, las palabras pasan por mi mente tan rápido y mi espalda se eriza, aparto mi cara de él.


-         Nos vamos.- le digo y suelto el aire que no sabía estaba conteniendo, el suspira, más bien gruñe y se endereza.

-         Lo que digas nena.- me toma de la mano y me jala.

-         Espera, no traigo los zapatos puestos y tengo que cerrar.- me mira los pies y sonríe.

-         Ve, ponte algo y si es posible trae otra ropa para después, estoy pensando en hacer y esa ropa que traes puesta no te servirá, tendrás frió.- me evaluó un instante y lo miro buscando una respuesta.

-         Te llevare a un lugar después de ir a cenar y te vas a mojar así que necesitaras ropa calentita, corre no te demores, esperare en el auto

Cuando subo al auto de Isaac el me mira una milésima de segundo, sonríe.


-         Lista.- enciende el motor.


-         Lista.- tomo un respiro profundo y salimos para, según yo, tener la mejor noche de mi vida.

Mi mente va de un polo a otro, disputándose en decidir si esto a sido o no una buena idea.

SHOT THE GUN (Disparo) CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora