02

420 39 1
                                    

Después de casi dos horas escuchando sermones de mis padres y tratando de elegir qué universidad me convenía más, finalmente fui libre de irme a mi habitación. Me recosté en la cama y llamé a Armin, necesitaba contarle lo que había visto.

¿Qué pasa?

—Una camioneta negra estaba estacionada fuera de la casa donde vivía Mikasa.

¿Qué?, ¿sigue ahí?

—No, estuvo solamente como dos minutos y después se fue, nadie se bajó ni hizo nada, sólo se encontraba estacionada fuera.

Mmmm, que extraño —suspiró—. Pero no te hagas ideas, probablemente están buscando rehabilitarla finalmente, es una posibilidad. Ya pasaron once años desde lo que sucedió, la gente ya no habla tanto respecto al tema.

—Puede ser, aunque así fue extraño.

Hubo algunos segundos de silencio.

Eren, ¿estás bien? —preguntó Armin, se notaba la preocupación en su tono de voz—. Escucha, sé que todo el tema de Mikasa fue y sigue siendo difícil, para mí también, pero no puedes pasarte toda la vida desviviéndote por ello. Pudiste demostrarle que la querías cuando fue el momento correcto, y ella te correspondió, hubiera sido peor que nunca lo hubieras hecho, ahí sí tendrías una razón para lamentarte, pero no es el caso. Mikasa fue muy importante en tu vida, y es esa la razón por la que siempre te va a doler no saber nada de ella, pero no estas solo, Eren; aunque no lo veas, tienes personas que te quieren, tus amigos, que a veces pueden ser unos estúpidos, pero te aprecian, me tienes a mí, eres mi mejor amigo y eso continuará siendo así sin importar nada, siempre estaré contigo.

Un nudo se formó en mi garganta, no era fanático de hablar tan profundamente, ni siquiera de demostrar mis sentimientos, pero Armin siempre sabía justo cuándo y cómo decir las palabras correctas. Me aclaré la voz y traté de tranquilizarme.

—Estoy bien, es sólo que todo esto aún es complicado, tengo otros problemas, ya sabes, pero aprecio tu preocupación. Gracias por todo.

Eso hacen los amigos, ¿no? —sonreí—. Te veo más tarde en la fiesta, ¿sí?, creo que tenemos razones justas para pasarla bien hoy y despejarnos.

—Claro, ahí te veo.



...



Estaba fuera del lugar donde era la fiesta, la casa era de un chico llamado Floch, ninguno de nosotros compartíamos clase con él, sólo lo conocíamos porque de vez en cuando jugábamos béisbol con él. Aunque era de reconocer que su casa era la adecuada para hacer cosas así, sus padres casi nunca estaban y por lo tanto le proporcionaban lo que quería.

Un niño mimado, diría yo.

— ¡Eren! —me saludó Sasha a lo lejos, venía acompañada de Connie y Jean, siempre estaban juntos—. Creímos que no vendrías, hoy te vimos un poco desanimado, ¿todo bien?

—Cosas de la universidad, presión, ya sabes —respondí encogiéndome de hombros—. Pero todo bien.

—Los padres a veces pueden ser un dolor de culo, te entiendo —me dijo Connie—. Aunque si quieres pasarla bien sabes que puedes contar con nosotros, que bueno, sabemos que sólo le confías tus cosas a Armin, pero igual nos preocupamos.

—Bueno ya está Connie, déjalo en paz, ¿no?, seguramente vino para distraerse y sólo estás recordándole las cosas.

—Cállate Jean —chilló—. Sólo trato de animarlo, eso no es malo.

— ¿Creen que tengan buena comida? —preguntó Sasha, ambos comenzaron a caminar hacia la entrada, después llegaron los demás y por último Armin con Annie.

—Hola amigo —me saludó y me dió un abrazo, Annie sólo me dedicó una media sonrisa.

—Sasha, Jean y Connie están dentro.

—Bien, pues a lo que vinimos —dijo Reiner detrás.

—Fuiste el primero que se quejó y ahora hablas de diversión, irónico.

—Dios Annie, relájate —masculló y después se abrió paso entre nosotros.

Annie rodó los ojos y después le dió un beso a Armin.

—Te veo dentro —él asintió y después se acercó a mí, rodeó mi cuello con su brazo y se acercó a mi oído.

—Sólo trata de pasarla bien hoy, ¿sí? —asentí.

No prometía nada, pero trataría de hacer lo posible porque así fuera.

wrong | eremika [au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora