22

237 27 2
                                    

—Vaya, que extraño, otra vez Mikasa y Eren llegando juntos y al mismo tiempo —bufó Jean mientras rodaba los ojos.

—Ya mejor admitan que están saliendo —dijo Ymir—. Es demasiado obvio —rió.

—No estamos saliendo —respondió Eren, observé como me miró de reojo, y me sentí aliviada por su respuesta.

Aunque era nada más y nada menos que la verdad.

—Bueno, ¿qué nos perdimos? —pregunté mientras Annie nos hacía un espacio a los dos.

—Realmente no mucho —respondió ella.

—De hecho, llegaron en el momento justo —habló Sasha—. Estoy pensando en que todos pasemos un fin de semana en la casa del lago de mi papá, ¿qué dicen? —propuso—. Queda a unos 20 minutos de aquí, y hay suficiente espacio para todos, no nos vendría nada mal.

—Creo que Sasha tiene razón —dijo Armin—. Todos lo necesitamos —sonrió—. Además, estamos a un paso de entrar a nuestra vida adulta, y probablemente todos estaremos ocupados en nuestros respectivos asuntos, no tendremos tiempo libre de sobra para reunirnos así. Debemos aprovechar las oportunidades mientras las tengamos, ¿no?

—Ay, Armin —chilló Connie—. Hombre, no empieces con tus discursitos, sólo me vas a poner sentimental.

—Tiene razón —dijo Historia—. Tenemos que aprovechar y disfrutar estos momentos. No tenemos la certeza de que los volveremos a tener algún día.

—Ni siquiera sabemos si seguiremos siendo amigos —habló Reiner. Marco rodó los ojos ante eso.

—Habla por ti, idiota —masculló Annie—. Siempre estás con tus malditos comentarios inoportunos —suspiró—. No planeo sonar egocéntrica, pero tienes suerte de tenernos, somos los únicos que te apoyamos y jamás te hemos dejado a un lado. Tienes a Marco, tu más fiel amigo, y no te das cuenta. Hay gente que te quiere y acepta, y decides salir con la estupidez de decir: "ni siquiera sabemos si seguiremos siendo amigos" —trató de imitar su voz—. Por un jodido momento mira a tu alrededor y date cuenta de eso. Al menos hablando por mí, yo espero que todos continuemos frecuentándonos a pesar de los años, o de cualquier cosa. Ustedes son especiales para mí —admitió y después de mencionar aquello se sonrojó.

Provocó la misma reacción en todos, sabía que se habían extrañado por aquellas palabras, ya que Annie no solía decir esas cosas a menudo. Pero para mí, que me había mostrado ese lado de ella, no era nada nuevo.

Sonreí y le tomé la mano por debajo de la mesa, ella me devolvió el gesto.

—Annie, tienes sentimientos —habló Ymir rompiendo el silencio—. Wow, creo que... nos dejaste sin palabras esta vez.

—Nosotros también te queremos, Annie —respondió Sasha—. Y también espero que nuestra amistad continúe.

—Bueno, ya está —dijo Jean cubriéndose el rostro, sus mejillas aún estaban rojas—. Basta de tanta cursilería. Creo que es muy buena idea, ajustemos detalles, fechas, y hagámoslo.

—Pues a ello entonces —le dijo Connie.

— ¡Yay! —gritó Sasha, provocando que la gente alrededor nos mirara, se cubrió la boca al percatarse de ello—. Lo siento.

Reí ante eso y negué con la cabeza.

Debía admitirlo, estaba sintiéndome feliz después de mucho tiempo en las sombras y evitando cualquier tipo de sentimientos.

Todos ellos estaban logrando eso en mí.

Al fin había formado vínculos con personas importantes. Personas que quería.

Miré a Eren.

Y personas que amaba.




...




—Ahora entiendo la razón de tu buen humor estas últimas semanas —habló Zeke observando la foto de Mikasa.

—No seas ridículo —rodé los ojos mientras él me devolvía el teléfono.

—No, tú no seas ridículo. Debes aceptar que ella saca lo mejor de ti —dejó salir el humo de su boca—. Vaya, quién iba a creerlo, tu primer amor al parecer puede ser el amor de tu vida.

— ¿Lo crees?

—Creo que sí —respondió seguro—. Ya sabes lo que dicen: "si amas algo, déjalo ir, y si vuelve es porque siempre fue tuyo". Ahí está tu respuesta —se cruzó de brazos—. Sólo no tardes mucho en enseriar las cosas, el tiempo pasa, y no sabes si continuarás teniendo esta oportunidad.

—Lo sé, es que ella... —suspiré—. Mira, no tengo derecho a hablar de esto, porque son sus cosas personales, pero ha pasado por mucho, y necesita estar bien con ella misma para poder estar bien con alguien más. Lo entiendes, ¿no?

—Creo saber a qué te refieres —asintió—. Pues ni qué decir, ¿cierto? —se encogió de hombros—. Sólo espero que ambos puedan estar bien, y ser felices —rió y le dió una calada a su cigarro—. Te lo mereces, niño.

—No me digas niño —mascullé.

—Cierto, cierto, ya eres todo un hombrecito.

Apagó su cigarro en el cenicero de la mesa del jardín y se incorporó del asiento.

—Bueno, hombrecito —hizo énfasis en la palabra—. ¿Por qué no jugamos un poco? por los viejos tiempos —señaló el bate, la pelota y los guantes de béisbol—. No nos vemos muy seguido por cosas de trabajo y otras situaciones, así que, ¿puedes hacer feliz a tu viejo hermano?

Reí y negué con la cabeza. Realmente me gustaba visitar a Zeke y pasar tiempo juntos, pero siempre por alguna u otra situación, no podíamos vernos lo suficiente.

La casa del lago del padre de Sasha quedaba cerca de donde vivía él, así que vine tres días antes para quedarme aquí, y después ir con los demás.

Necesitaba esto.

—Te patearé el trasero, viejo.

—Eso ya lo veremos.

wrong | eremika [au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora