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—Hurgando en la ventana, ¿eh? —la voz de Ymir me sacó de mis cavilaciones, reí un poco nerviosa, sin embargo no lo negué—. No te culpo, si fuera heterosexual también me atraería esa vista —admitió con diversión—. Pero afortunadamente no lo soy, y con mi pequeña y hermosa Historia tengo más que suficiente.

—Realmente la quieres, ¿no? —le pregunté.

— ¿Qué si la quiero? —repitió y la miró de reojo, ella estaba sentada en el suelo con Annie y Sasha mientras sacaban sus cosas—. Esa chica es todo para mí —suspiró—. Tanto que le he propuesto casarnos después de la graduación.

Mis ojos se abrieron como platos ante esa revelación, ella asintió, reafirmando lo que había mencionado. Carraspeó un poco para aclararse la voz.

—Sí, bueno, sé que eso no pasará tan pronto, son muchas cosas que planear y en las cuales pensar —admitió—. Pero sé que en algún momento sucederá, ambas lo queremos así.

—Cruzaré los dedos —le dije con una sonrisa—. Desde que llegué aquí y me hice amiga de ustedes pude darme cuenta de muchas cosas... —hice una pausa—. Principalmente de lo que es el amor, hace mucho tiempo que no lo experimentaba, o simplemente lo pasaba por alto.

—Bueno, el amor puede ser representado de muchas maneras, cada quien encontrará la suya en su momento —mi vista seguía clavada en el mismo punto de antes. Los chicos bebían unas cervezas, pero por supuesto, quien tenía mi completa atención era Eren—. ¿Tú ya la encontraste?

Sonreí al percatarme de que Ymir siguió mi mirada, y una sonrisa ladina se dibujó en su rostro.

—Eso creo —finalmente dije—. Aunque tengo miedo.

—Está bien, la vida es así, si no existieran las emociones entonces sería muy aburrido. Y bueno, a veces uno tiene que ser lo suficientemente valiente como para atreverse a buscar y ganar eso que tanto anhela.

—No quiero ser una cobarde, pero...

— ¿Pero? —me interrumpió de golpe—. Las excusas son para los débiles, y por la impresión que tengo de ti, tú no perteneces a ese clan. Vamos niña, sé que debajo de esa ropa negra y cadenas hay una persona que quiere amar y desea también dar ese cariño, no continúes reteniéndola. Además, es obvio que Don media colita de caballo también siente lo mismo por ti. La baba se le nota a kilómetros.

Ambas reímos, y especialmente me causó gracia el apodo.

Suspiré. Ya había hablado con algunas personas al respecto, y la mayoría se percataba de la situación sin siquiera mencionarlo, la única que estaba prolongando las cosas era yo. O más bien nosotros.

Ya Mikasa, deja de perder el tiempo y para de pensarlo tanto. Ya perdiste muchos años, ¿vas a volver a hacerlo?

No.

Ya está. No más posponerlo. Lo haría.

Me atrevería.




...




Habíamos decidido asar unas carnes y para el postre juntarnos en la fogata para asar malvaviscos con galletas. Sasha estaba realmente nerviosa por la llegada de Nicolo, y yo la estaba ayudando a prepararse.

Me encontraba cepillando su cabello mientras ella terminaba de arreglar sus labios. Sólo se había puesto una ligera capa de maquillaje.

Se quejó al respecto.

wrong | eremika [au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora