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La gente recién comenzaba a llegar, yo preferí no estar involucrada en la multitud y sentarme en una de las mesas reservadas, estaba bebiendo un poco de vino mientras esperaba a que alguien llegara.

En ese momento pude escuchar un saludo cargado con demasiada emoción, claramente sabía de quién se trataba.

Hange.

— ¡Mikasa! —gritó mientras me miraba acercarme hasta donde estaban ella y Moblit.

—Hola —respondí con una sonrisa, ella me envolvió en un abrazo y le dediqué una sonrisa a su esposo, quien se encontraba a sus espaldas—. Hey, Moblit.

—Hola, señorita Ackerman —respondió.

—Por favor, sólo dile Mikasa, no seas tan formal —exclamó Hange mirándolo—. Luces radiante —me dijo mirándome de arriba hacia abajo con sumo detenimiento.

—Gracias, tú igual —mencioné, y era cierto, Hange era muy atractiva a pesar de su edad, y a pesar de que no solía arreglarse demasiado, ella conseguía llamar la atención sin siquiera esforzarse. A eso le llamaba belleza natural—. Supongo que ya saludaron a Erwin y Levi, ¿no? —asintió—. Bien, pueden sentarse en la mesa que quieran, pónganse cómodos, por favor.

—Gracias preciosa —me guiñó un ojo—. Te veré después, ¿sí? —asentí con una sonrisa—. Bueno, vamos, amor —lo tomó del brazo y acto seguido plantó un beso en su mejilla, Moblit se sonrojó ante eso.

Él era el tímido de la relación, y Hange era la extrovertida. Era tierno verlos, porque ella siempre era demasiado ocurrente, y a Moblit no le molestaba en lo absoluto, al contrario. Se notaba la felicidad en ellos.

Yo era la típica persona que anhelaba una relación así, mutua y linda, pero cuando se me presentaba la posibilidad de tenerla, simplemente decidía huir.

Ironías de la vida.


—Hola, guapa —susurraron en mi oído.

Aquello me erizó la piel por completo, me giré para encontrarme con Eren.

—Eren —mencioné casi en un suspiro mientras lo observaba con atención. Llevaba una camisa celeste con botones, la había arremangado hasta la mitad de sus brazos, la acompañó con un pantalón de vestir negro y unos zapatos igual. No estaba acostumbrada a verlo de esa manera, pero lucía demasiado atractivo. Su camisa se ceñía a su cuerpo y resaltaba muy bien su figura. Eren no era alguien demasiado fornido, pero con lo poco que tenía se veía bien.

Había atado su cabello en un moño, como siempre, y unos cuantos mechones de cabello caían sobre su frente.

Dios, este hombre me encantaba.

— ¿Me veo tan bien que te dejé sin palabras? —preguntó y su voz me trajo de vuelta a la realidad.

Reí ante su comentario.

—La verdad es que sí —admití—. Y bueno, no suelo verte así muy seguido, así que es un poco extraño y nuevo para mí. Pero luces muy bien —recalqué.

—Gracias, Mikasa —respondió—. El negro te sienta bien, creo que es tu color.

Al igual que Eren, yo solía vestirme con prendas de colores básicos, aunque siempre trataba de acompañarlas con accesorios que llamaran un poco la atención, para hacer mi vestuario un poco más divertido.

Esta vez había optado por un vestido de tirantes largo y negro, era de seda y tenía una abertura en la pierna derecha que llegaba un poco abajo de mi cadera, logrando cubrir parte de la zona del bikini y un poco más mi pierna. Me había puesto unas zapatillas de aguja y tirantes plateadas con un poco de brillos, y de accesorios llevaba un collar sencillo plateado, unas arracadas pequeñas del mismo color y un reloj sencillo de correa negra que Levi me había regalado para mi cumpleaños.

wrong | eremika [au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora