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Volvimos a la escuela, y ninguno de los días posteriores a eso apareció Mikasa. Así pasó una semana, intenté llamarla, le dejé mensajes, incluso visité su casa muchas veces, pero no tuve éxito alguno.

Parecía que los Ackerman-Smith no se encontraban. No me preocupé demasiado porque no había señal alguna de desalojo, simplemente parecía que habían ido a otro lado, pero regresarían.

Otra vez había pasado.

Por segunda vez la había perdido.

Lo peor era que tampoco esta vez sabía las razones, y eso me mataba por completo.


—Todo esto de verdad es muy extraño —mencionó Sasha—. No puedo creer que ni siquiera a mí me lo contara —se quejó.

—Mikasa es así —respondí—. Le es difícil confiar en las personas aunque ya las conozca.

—Eren —habló Armin, me giré para mirarlo y me dió una mirada de apoyo, yo asentí ante esto.

—Hemos hecho de todo y no hemos tenido éxito en nada —dijo Ymir—. Y los maestros no quieren decirnos nada al respecto —suspiró—. Malditos —soltó entre dientes.

—Hay que tener paciencia, tal vez vuelva para la graduación.

— ¿En verdad lo crees? —le preguntó Jean a Annie. Ella se encogió de hombros.

—Sólo hay que esperar y comprobarlo, no veo otra solución.

Todos estábamos realmente extrañados y preocupados acerca de todo esto.

¿Por qué esta vez se iría sin mencionar nada?

Todos volvieron a sus asuntos después de eso, no nos gustaba concentrarnos tanto en hablar del tema porque el ambiente siempre se volvía algo tenso. Especialmente por mí.

Sabían que me importaba demasiado, y también lo mucho que me lastimaba.

—Hey, ¿quieres hablar? —la voz de Jean a mi lado me sacó de mis cavilaciones.

— ¿Por qué querría hablar con el tipo que también siente algo por ella? —solté.

—Es verdad, no tengo intención de negarlo —respondió—. Pero no entiendo porqué sigue haciéndote ruido. Ella me dejó muy claro que a quien quiere es a ti —hizo una pausa—. Eren, sé que nunca nos hemos llevado del todo bien, pero creo que tampoco nos caemos tan mal —lo miré a los ojos—. O al menos eso quiero creer. Pero volviendo a lo importante, todos estamos preocupados por ti, y también por Mikasa, no solamente tú fortaleciste un vínculo con ella, así que de verdad espero que sepas que todos estamos haciendo lo que podemos para averiguar el porqué de todo esto —puso su mano en mi hombro y me dió un suave apretón—. Y te lo digo en serio, si necesitas desahogarte, compañía o lo que sea, cuentas con nosotros.

— ¡Jean! —gritó Sasha a lo lejos—. Connie y yo vamos a desayunar, ¿vienes? 

— ¡Claro! —respondió, volvió a mirarme—. Bueno, nos vemos.

Después de eso se levantó y comenzó a alejarse. Una ligera sonrisa se dibujó en mi rostro.

—Gracias, Kirschtein.




...




Pasaron las semanas de exámenes y afortunadamente todos habíamos logrado aprobar. Di mi mayor esfuerzo en no dejar caer mis notas, necesitaba una buena calificación, y aunque me costó enfocarme al final pude lograrlo.

Todos sabíamos qué seguía después de aprobar el último parcial.

La graduación.


Hoy era el "gran" día. Estaba terminando de prepararme, y obviamente por mi cabeza no dejaba de rondar Mikasa.

Si tan sólo estuviera aquí.


— ¿Puedo pasar?

Se escuchó la voz de mi padre al otro lado de la puerta. Terminé de acomodarme la camiseta y después de eso le respondí. Se paró justo en el umbral y me examinó de pies a cabeza.

—Para ser sincero, no creí que llegarías hasta aquí.

—No necesito esto ahora papá.

—Escúchame —me dijo con voz seria. Me giré para mirarlo y poder prestarle atención—. Sé por lo que estás pasando, sé que no es fácil y que yo tampoco te he hecho el camino sencillo, pero lo único que quiero es tu bienestar —abrí la boca para protestar, pero él me interrumpió—. Y sé que eso no es una excusa, y no lo estoy usando como eso... —suspiró y negó con la cabeza—. Lo que quiero decir es... estoy orgulloso de ti, de ver la persona en la que te has convertido —se acercó hasta mí y me dió un abrazo, al principio me tomó por sorpresa y no supe reaccionar, pero después correspondí al gesto—. Y te apoyaré en lo que sea que quieras hacer, siempre y cuando te haga feliz.

—Gracias, papá —respondí con una sonrisa.

—Tanto sentimentalismo de tu parte me asquea, Grisha —habló Zeke, quien se encontraba parado en la puerta. 

—Viniste —le dije.

—Claro, no iba a perderme la graduación de mi hermanito —hizo énfasis en esa última palabra, bromeando, evidentemente—. Hola pa.

—Hola Zeke —lo saludó.

—Déjame ayudarte con esa corbata, ¿sí? —asentí.

— ¡Por favor apresúrense, no quiero llegar tarde! —gritó mi mamá desde la cocina.

— ¡Todavía es muy temprano, mujer! —respondió mi papá mientras salía del cuarto.

Zeke y yo nos quedamos solos, no sabía porqué, pero tenía el presentimiento de que me preguntaría algo acerca de Mikasa.

Él también estaba enterado de la situación.

— ¿Nada aún? —preguntó. Negué.

—Nada.

—En verdad lo siento.

—No pasa nada.

Una vez que estuve listo me miré en el espejo, ya sólo me faltaba ponerme el saco y estaría completamente preparado.

—Alguna explicación debe haber, ¿aún no hay señales de vida en su casa?

—No.

—Pues hermano —me tomó de los hombros y me sacudió ligeramente—, la esperanza es lo último que se pierde, ánimo. Te espero en la sala, ¿bien? —asentí y después de eso salió y cerró la puerta.

— ¿La esperanza es lo último que se pierde? —me dije a mí mismo. Suspiré y cerré mis ojos. Fue ahí cuando imágenes de ella aparecieron en mi mente—. ¿Por qué, Mikasa?

No. No me iba a dar por vencido tan fácilmente, esta vez iba a buscar una razón.

La perdí una vez, esta no sería la segunda.

Por supuesto que no.

— ¡Eren! —me llamó mi mamá—. ¿¡Ya estás listo!?

— ¡Sí mamá, ya voy!

Tomé el saco y antes me miré una última vez en el espejo. En el tenía una foto de Mikasa, pasé mis dedos por ella ligeramente y sonreí.

—No voy a dejarte ir tan fácil, preciosa —murmuré.


Volveremos a vernos.


wrong | eremika [au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora