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— ¿Por qué no me dijiste que conocías a Eren y Armin?

— ¿Por qué tú no me dijiste que los conocías? —respondí.

—Bueno, no creí que fuera relevante contarte sobre mis amistades hasta que te presentara con ellas. Además, varias veces te hablé de ellos, sólo que no mencioné nombres.

Apreté los labios y solté un suspiro.

—Supongo que fue impactante para ambos verte después de tanto tiempo, ¿cuánto dices que pasó?

—Once años, Sasha.

Ahora que lo decía en voz alta, me daba cuenta de que realmente sí era mucho tiempo, y en todos estos años jamás busqué retomar contacto con ellos.

No era porque no hubiera querido, ambos habían sido y nunca dejaron de ser amistades muy valiosas para mí, pero debido a muchas circunstancias no fue tan fácil poder contactarme con ellos como si nada.

Habían cambiado, tanto físicamente como en todo lo demás, y era evidente, ya no éramos unos niños. Habíamos crecido, madurado, y ahora nuestra atención estaba enfocada en otras cosas.

—Aunque la reacción de Eren me preocupó un poco —la voz de Sasha me sacó de mi ensimismamiento—. Parecía confundido, no lo sé, es difícil de descifrar. Pero bueno, así es él.

—Eren... —una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar aquellos tiempos donde solíamos pasar tiempo juntos.

"—M-Mikasa. Es un regalo para ti.

— ¡Gracias Eren!, ¡es muy bonita!, la cuidaré muy bien, siempre la tendré conmigo."

—El fue mi primer amigo —dije—. Siempre fue muy protector conmigo, y sus padres me apreciaban mucho. Después me presentó a Armin, y allí nos hicimos amigos los tres —bajé la cabeza y dejé escapar un suspiro cansado—. Eran buenos tiempos.

—Nunca me dijiste la razón por la que te mudaste, a decir verdad, nunca me contaste de tu pasado aquí.

—Pasaron cosas —respondí de golpe—. Y prefiero mantenerlas en privado.

—Está bien —dijo ella—. Lo respeto, y si en algún momento decides contarme, será tu decisión, no te obligaré a hacerlo si no estás lista —sonrió. Yo le devolví el gesto—. Bien, pues vamos a comer y después al centro comercial.

No tenía más amigos aparte de Sasha, y realmente no necesitaba cambiar eso, me bastaba con ella. No se entrometía en mis cosas, respetaba mis decisiones, simplemente una verdadera amistad.

Después de todo, ella hacía menos pesada mi soledad.



...



Había decido explicarle las cosas a Eren y Armin, así que les dije que los vería a las ocho en el parque central. Sasha insistió en quedarse hasta que llegaran, pero me negué. No tenía ningún problema en quedarme sola, además, ella se moría de hambre, necesitaba llegar a su casa.

De lejos pude observar que Armin se acercaba, aunque no veía a Eren por ningún lado.

—Hola —dijo.

—Hola —respondí—. ¿Dónde está Eren?

—Me tomé el atrevimiento de decirle que te surgió algo y hablarías con nosotros después.

— ¿Qué?

—Escucha, Mikasa, creo que deberías hablar con él en privado, ustedes definitivamente tienen asuntos que resolver. A mí puedes contarme la versión con la que te sientas cómoda, o simplemente puedes elegir no decirme nada, tendrás tus motivos; y no es que no me importe recibir una explicación, pero entiendo si prefieres mantener ciertas cosas reservadas. Eres mi amiga, nunca dejé de considerarte eso, me preocupé por ti, pero preferí hacerme a la idea de que te encontrabas bien y en un buen lugar, y creo que no me equivoqué en pensar eso durante todos estos años, pero definitivamente no soy yo con quien debes hablar.

— ¿Asuntos entre él y yo? —apretó los labios y negó.

—No voy a expresarte su sentir, ni todo lo demás, sería injusto de mi parte hablar por él, así que por favor, ve a verlo. De los dos es quien más se merece una explicación.

—Armin... —en un segundo se acercó a mí y me dió un abrazo, ni siquiera tuve tiempo de reaccionar a ello.

—No tengo idea de todo lo que has pasado desde aquel incidente, ni de cómo cambió tu vida, pero asumo que no ha sido nada fácil. Sólo quiero que sepas que aún puedes contar con nosotros, en el momento en que te sientas lista.

Me aparté para mirarlo. Tenía un nudo en la garganta, pero no estaba dispuesta a mostrarme vulnerable.

Le sonreí, sin duda seguía siendo el mismo de siempre, pero una versión mejor.

—Gracias, Armin. Iré.

—Bien.

Él estaba a punto de empezar a caminar, pero lo tomé del brazo para detenerlo.

—Espera —me miró un poco confundido—. Tú también mereces una explicación.



wrong | eremika [au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora