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Hoy finalmente nos reuniríamos de nuevo para esta ocasión especial.

Todo el mundo estaba muy emocionado y ansioso.

Después de ocho años, Armin y Annie finalmente lo habían decidido.

Se casarían.


Ellos se habían comprometido hace un año, pero por cuestiones financieras y otras más, no pudieron realizar su boda en la fecha que esperaban, así que hoy después de esperar y organizar tanto, iban a hacerlo.

Al fin el grupo estaría junto de nuevo.

Obviamente aún nos seguíamos frecuentando, unos más que otros, lo normal. Pero supimos funcionar bien así y adaptarnos unos con otros, así que nuestra amistad continuaba igual o incluso más sólida que antes.


—Serás el primero amigo —le dijo Connie a Armin—. ¿Estás nervioso? 

—Connie, en verdad es estúpido preguntar eso —soltó Jean—. Es obvio que lo está.

Sí, todo seguía igual.

—No lo empeoren, ¿quieren? —les dije a ambos—. Tan sólo faltan unas cuantas horas, déjenlo tomar estas para relajarse.

—Está bien, señor maduro —dijo Jean con voz boba. Solamente rodé los ojos.

A veces cuando estaba con ellos, no podía creerme que algunos ya éramos unos profesionales. Otros habían elegido especializarse más en lo que eligieron estudiar, o simplemente terminaron una carrera y continuaron con algo más que llamó su atención. Pero a final de cuentas todos estábamos haciendo algo de nuestras vidas.

¿Qué estarás haciendo tú, Mikasa?

—Oigan, sé que no debemos hablar de esto, pero... —todos miramos a Jean, esperando que continuara—. ¿Creen que venga?

—No lo sé —respondió Armin—. Les mandé la invitación a Erwin y Levi, y agregué una más —aclaró—. Pero no estoy seguro. Han pasado años y seguimos sin saber absolutamente nada, no tenemos cómo contactarla ni encontrarla. No dejó rastro alguno. Como si hubiera desaparecido.

—Eso era lo que quería —mencioné—. Lo saben. Dijo que volvería en cuanto estuviera bien, y eso toma tiempo.

—Sí, lo entendemos —murmuró Jean. Soltó un suspiro cansado.

—Más vale que comiences a prepararte Armin, nosotros sólo estamos quitándote el tiempo —le dijo Connie.

—Tranquilos, aún es temprano —él respondió.

— ¿Ya recogiste el traje? —le pregunté.

Hubo silencio.

—Mierda —se levantó de golpe y tomó las llaves del carro.

— ¡Espera Armin! —gritó el castaño—. ¡Te acompañaremos!

Él y Connie se incorporaron y fueron detrás de él.

Antes de irse me echó una última mirada.

— ¿No vienes? 

—Prefiero quedarme —respondí.

—Está bien —estaba a punto de cerrar la puerta, sin embargo volvió a enfocarse en mí—. Estarás bien, ¿sí?

Asentí, y después de eso salió por completo del lugar.

Eché mi cabeza hacia atrás, recostándome en el respaldar del sofá. Cerré mis ojos y suspiré.


Aunque quiera ignorarte siempre termino pensando en ti.

¿Cuánto tiempo más te tomará?

¿En verdad vas a volver?


—Mikasa, aquí seguiré esperando por ti como un idiota —dije para mí mismo—. No me importa lo estúpido que sea, ni la lástima que provoco en los demás. Aquí estaré.

Lo prometo.




...




Finalmente era hora, Armin estaba totalmente nervioso. 

Por supuesto, me había elegido a mí como su "caballero de honor" o como sea que se le diga a eso hoy en día. Así que yo también me encontraba en el altar junto con él.

Annie quería que su dama de honor fuera Mikasa, pero por obvias razones eso no sucedió. Así que escogió a Sasha.


— ¡Ahí viene! —dijo ella con emoción, casi con lágrimas en los ojos.

—Sasha, contrólate —murmuré.

—Lo siento, estoy muy emocionada —chilló.

Armin se giró para mirarme por un segundo y le dediqué una sonrisa. Él me la devolvió.

Realmente estaba muy feliz por él. Este era un momento sumamente importante en su vida, y poder compartirlo juntos me hacía sentir bien.

Ella caminó con su padre hasta el altar y todos esperamos pacientes a que llegara. Una vez ahí, se dió inicio a todo.


—Bien, comencemos.








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