cap:42 Campo de sangre

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Nathalia:

Franco y Quenan nos lleva a mí y Paola a una habitación de seguridad.

-Amor, por favor prométeme que no harás ninguna locura que te perjudique… Por favor no salgas.
Me mira a los ojos, suplicándome con la mirada.

-Está bien, te lo prometo.
Le digo.

Quisiera decirle tantas cosas, pero no quiero incomodar a Paola y Quimian.

Franco lo nota, me toma de la mano, me lleva por los pasillos y entramos a un pequeño baño.

Él toma mis manos y suspira acariciando mis nudillos.

-Nat... Amor...
Habla un poco bajo.
<<Perdóname, Perdona cada vez que te he fallado, las veces que te he hecho sentir mal y las veces que has pasado un mal rato por mi culpa…

-Amor... No tienes por qué pedir Perdón... Yooo…

-shhhh, pone un dedo en mis labios.

-Solo quiero escuchar de tu boca decir que me perdonas.

Y al decir eso se acerca a mis labios y me besa con amor y pasión.

Al separarnos un poco.

-Te amo Franco y te perdono, aunque no tengo nada que perdonarte en una relación siempre hay altas y bajas.
Hablo susurrando y acariciando sus mejillas.

-Te necesito amor, te necesito en estos momentos.

Me susurra muy bajo.

Lo tomo del cuello y lo beso con pasión y  acercándolo a mí cuanto la panza me permite.

- Soy toda tuya... Hazme tuya Franco.

Sin mucho esfuerzo me sube encima del lavabo y baja mis bragas.
Le quito su cinturón y bajo sus pantalones encontrándome con su amigo ya erecto.

-Mmm, parece que alguién ya me extrañaba.
Digo con una sonrisa coqueta.

-Siempre princesa.
Habla con la voz ronca.

Y sin previo aviso se hunde en mí de una sola estocada, ahogo un gemido en sus labios.

-Fraaa...nnn... Co... Mmm

Gimo.

-Dime amor ¿Qué quieres?
Dice con la voz agitada.

-Más rrapi... Dooo....aaahhh.

Sus estocadas son firmes fuertes y precisas.

Luego de unos minutos de gran intensidad acabamos juntos.

-Te amo, Nathalia smith.
Me susurra.

-Y yo a ti Franco de Lucas.
Beso sus labios y él me ayuda a bajar delicadamente, ya que la panza casi no me deja.

Luego de limpiarnos salimos los dos tomados de la mano.

-Tienes que volver.
Le digo con algo de nervios.

-Me aseguraré de eso.

Me da un último beso y abre la puerta.

-Ya es hora Quenan, vamos.

-Si ya voy.
Dice algo... Ido... Nervioso... ¿Qué hubo aquí?

-Y Paola.
La llama Franco .

-¿Si?

-Cuida de mi mujer.

-Si señor...

Franco y Quenan se van y yo observo a Paola.

-¿Algo, que me quieras contar?

Ella me mira nerviosa.

-Ammm, noo...

-ahh, si claro.

Acaricio mi panza.

Papá estará bien, mis niños.
Pienso.

Me dirijo hacía mis bebes y entro a todas las cámaras de seguridad.

Es hora de trabajar.

Franco:

Reúno a todos mis hombres, ya listos.

-Supongo que ya saben lo que deben hacer ¿Cierto ?... Solo tengo para decirles que luchemos con todo lo que tenemos y si llego nuestra hora, pues morir con honor... Y luego de esto... ¡Tomaremos todos unas vacaciones...-     
 -¡TODOS LISTOS!

-¡SI SEÑOR!
Gritan todos.

Cada hombre toma su lugar y nosotros él nuestro.

-Quenan, antes que nada... Te noto algo extraño...¿Algo que deba saber?

-Nada importante.

-si claro.
Contesto... Ajá estoy seguro de que algo paso en mi ausencia.

-Amor se acercan unos Diez vehículos blindados por la parte norte.

Habla Nathalia por el micrófono

-Buen trabajo gracias... Ya es hora Quenan.

-¿Cómo en los viejos tiempos?

-Si como en los viejos tiempos.

-Todas las unidades de la parte norte estén listos.
Hablo por el micrófono.

-Copiado.
Responden.

-Unos treinta hombres a pies por la parte sur a las doce en punto.
Dice Nathalia.

-Perfecto, es nuestro turno Quenan.

-¿El que mata más lleva un premio?

-Está bien, quien gana tiene que pagar la boda al otro.

-No hay problema, vamos.

Empezamos a disparar a cada hombre que iba acercándose a la casa.

Los disparos no se esperaron para escucharse... Y todo se volvió un campo de sangre.

-¿Cuánto llevas?
Me pregunta Quenan.

-Quince.
Le contesto ¿Y tú?

-Trece.

-Perfecto.

Acabo con el resto que faltaba.

-Mañana hablaremos de los preparativos de la boda.
Le digo con una sonrisa.

-Mierda.
Dice arrugando el ceño.

-Amor, estamos rodeados son demasiados.

La escucho desesperada.

-Cariño tranquila, no hay problema que no tenga solución.

Llamo a un viejo amigo Aquino.

-Que sorpresa Franco a que se debe tu llamada.

-Necesito un favor tuyo.

¿-Que quieres?

-Necesito hombres lo más rápido posible.

-Te presto cincuenta de mis mejores hombres... Estarán allá en cinco minutos.

- Perfecto, y gracias.

-Siempre, es bueno hacer negocios contigo, de Lucas.

Cierro el teléfono y veo como entran hombres a mi casa y entre ellos Francio... Maldito.

-No te muevas de aquí Quenan, debo de hacer algo.

-Cuidate amigo, no te dejes cegar por la venganza.

-Lo tendré en cuenta.

Bajo las escaleras de pronto y las luces se apagan, siento un fuerte golpe en la cabeza que me tumba al suelo.

La hacker del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora