21

533 84 46
                                    

Sentí una punzada aguda en el pecho al abrir los ojos. La luz había comenzado a molestarme, sin dejarme dormir. No sabía en qué momento de la noche me había quedado dormido, pero Zayn me mataría si se enteraba que estuve holgazaneando en lugar de vigilar el perímetro como él me había dicho.

Sin embargo, tenía problemas más importantes tan temprano en la mañana como para preocuparme por Zayn. Uno de ellos, estaba durmiendo a mi lado incómodamente sobre el suelo de metal de la cabina de la camioneta. Se veía rígido y adolorido, su espalda estaba en una posición poco favorable, pero no parecía tener intenciones de despertarse.

Lo miré por un rato, sintiendo el impulso de tomar el mechón de cabello que caía sobre su frente y tirar de él con fuerza hasta despertarlo, pero me detuve a mí mismo. Por un momento se me había olvidado lo que ocurría a mi alrededor, hasta que lo vi, asomándose por el interior de su labio entreabierto. Un corte limpio que comenzaba a ponerse morado.

Entonces, todo me vino a la mente como una película en cámara rápida, y sentí como mi corazón comenzó a palpitar.

Intenté levantarme lo más silenciosamente posible para no despertarlo. No quería tener que enfrentarme a las consecuencias de mis actos tan temprano por la mañana. Si fuera por mí, evadiría para siempre la conversación que sabía que Niall querría tener.

Simplemente no podía enfrentarlo.

Bajé del vehículo y rápidamente me dirigí al campamento. El resto todavía estaba durmiendo. Michael había reemplazado a Aaron para vigilar a Jaxon, y pudo notar casi de inmediato que Walter no estaba ahí.

Pero no tenía tiempo para preocuparme por él.

Sabía que había algo mal conmigo. Sabía que no debería haberme puesto a mí mismo en esta situación. Negué con la cabeza, decepcionado; creí que mi padre me había criado para tener más control de mí mismo. Ya podía escuchar su voz en mi cabeza.

Imbécil.

Maricón.

Asqueroso.

No eres un hombre.

Me repugna ser tu padre.

Solo un idiota, blando y patético como tú, sería capaz de apegarse en una situación como esta.

Tal vez eso ultimo me lo había dicho yo a mí mismo. Seguía sin poder creer que había sido tan estúpido, pero había pasado inconscientemente. No me había dado cuenta de qué era lo que pasaba conmigo hasta que de repente, me golpeó como una ola fuerte en la cara cuando me desperté a su lado.

O tal vez fue cuando mis emociones pudieron conmigo y me hicieron perder la razón, obligándome a lanzarme sobre sus labios como un animal sin control.

O quizá había sido cuando tuve una jodida erección solo por verlo tan indefenso y avergonzado mientras estaba desnudo en mi cama. Era la primera vez que agradecía al cielo porque el muchacho fuera ciego.

Sea como sea, lo hecho, hecho estaba, y ahora que me había metido en el problema, nadie más que yo podía sacarme. Y para eso, tenía que evitarlo a toda costa.

No podía deshacerme de ese irritante cosquilleo que me hacía sentir si me la pasaba pegado a él como una alimaña, por lo qué, tendría que evitarlo.

Bien, podía hacer eso. Era fácil. ¿Qué tanto podía costarme mantenerme alejado?

A lo lejos, divisé al pálido y flacucho hombre cargando tres latas enormes de puré de tomate entre sus débiles brazos, apenas y podía ver sobre ellas, y sus gafas estaban resbalándose sobre el puente de su nariz.

letal; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora