—¿No deberías tomar un descanso o algo?
Niall había sido lo suficientemente sensato como para no hablar durante la sesión de entrenamiento, simplemente sometiéndose a cada ejercicio que realizaba con mis pesas, limitándose a ser un mero objeto inanimado para mi uso.
Diría que esa hora, fue el único momento en donde realmente me ha logrado agradar el desaliñado cegatón sobre mi espalda.
Debí ponerle un alto en ese momento, pues quizá fue el silencio sepulcral o la falta de castigo, que lo incitó a abrir la boca un par de veces más. Nunca respondía, con la esperanza de que captara la indirecta... pero no lo hacía.
—¿Estás seguro de que esto está bien? —preguntó nerviosamente.
Podía sentir sus manos aferradas ceñirse firmemente en mi espalda para no caerse de boca, y aunque el sudor las hiciera resbalar, había logrado pegarse a mi como un bebé koala a un árbol. Ni siquiera dolía, el pobre muchacho tenía deditos gordos de bebé con las uñas más cortas y redondas que había visto jamás.
Definitivamente nunca lograría lastimar a alguien a base de arañazos.
—Estoy bien —abajo, y arriba de vuelta—. Realmente no pesas nada.
Era como cargar a un gatito en la espalda, aunque menos distractor. Había tenido la decencia de al menos quedarse quieto en todo momento.
Abajo, y arriba.
Podía comenzar a sentir el ardor reconfortante en los músculos de mi espalda. Fue entonces cuando supe que era suficiente por ese día.
Me tumbé en el suelo y permití que el muchacho rodara torpemente fuera de mi espalda. Parecía agradecido de estar de regreso en el suelo por la maneta en la que besó el pasto bajo él.
Exagerado.
—Descansa un rato, haremos más repeticiones en cinco minutos.
—¿Planeas continuar? —preguntó Niall, con los ojos bien abiertos. Bajo la luz del sol parecían un par de faroles fríos como un glaciar, ni siquiera podía ver su pupila, perdida en la inmensidad de azul.
—Los músculos no crecen solos. Deberías intentar ejercitar tú también— barrí su cuerpo flacucho con los ojos. Después de sostenerlo por la última hora, me di cuenta de que era tan liviano como se veía—. Estás demasiado descarnado, pareces una calavera.
—Mi madre era vegetariana.
Por supuesto. Tenía las pintas de vegetariano. Pobrecito.
—Eso lo explica todo. Levántate, haré sentadillas.
Como era de esperarse, comenzó a replicar como un niño en plena pubertad que solo buscaba pelear por las cosas más estúpidas. Algunas veces, sino que todo el tiempo, desearía que se callase, creía que comenzaba a escuchar su voz incluso en mis sueños, era eso o él hablaba dormido, lo que no me sorprendería.
A pesar de tener una boca pequeña, labios muy delgados y una voz sorprendentemente grave para esa carita de niña.
—Hablas demasiado.
Lo jalé sobre mi espalda y lo llevé a la colina que se asomaba en una esquina del lote de la base, había una elevación que bien podría serle de ayuda a mis piernas.
Cuando llegué a la cima, mis muslos ya ardían.
La sombra del árbol era fría y me reconfortaba mientras comenzaba la rutina de sentadillas, con los brazos del chico alrededor de mi cuello, podía notar que estaba dando su mejor esfuerzo para no ahorcarme, recargando todo su peso sobre mi espalda. Podía sentir su respiración caliente en la parte trasera de mi cuello, mezclándose con el sudor. Pude sentir cosquillas por toda mi espina dorsal. Se lo atribuí a la extraña sensación de mi cabello rozando contra mi nuca.
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letal; ns
FanfictionEn un mundo infestado, dónde las posibilidades de sobrevivir son escasas, Harry se promete llevar a Niall hasta el final. Spin off de Voraz.