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Resultaba, que Niall no solo era ciego y gracioso de ver. También era puto genio, y me refiero a un genio de los buenos. No de esos genios que sacaban buenas notas en el colegio y hacían proyectos de ciencias más rebuscados que el resto. No, era uno de esos genios que a los ocho años ya podía resolver ecuaciones largas, a los diez ya había leído la Divina comedia y la había entendido, y a los once ya había hecho un ensayo de la composición de los siete infiernos.

Así me sentía yo en ese instante mientras Chris y Aaron hablaban sin parar frente a mí, realmente pensando que yo lo estaba escuchando. Encerrado en un puto infierno.

Había resuelto el problema con la escasez de armas en menos de dos minutos y la reunión terminó siendo una maldita innecesariedad por el resto de la hora, ahora, se encontraba del otro lado de la biblioteca con Zayn, susurrándose cosas y riéndose como una maldita niña.

—Quizá podamos encontrar refacciones también. Saldré mañana con Lucas y veré que puedo hacer...

—General —Chris canturreó, agitando su mano en mi cara.

La golpeé con fuerza, apartándola de mí. Me aseguré de haberlo azotado fuerte con los anillos en mis dedos.

Le eché otro vistazo a Zayn sobre mi hombro. Continuaba intercambiando secretos con el invidente

Me acerqué a ellos, pero cuando llegué a las espaldas de Niall, Zayn ya se había apartado. Lo miré extrañado mientras él me sonreía, dejando una palmada en mi hombro.

No supe el significado de esa sonrisa sugestiva hasta varios meses después.

Vi el cuello de la camiseta de Niall deslizándose por su hombro, y sin querer, tuve que tomarla y regresarla a su lugar, apretando con fuerza la curvatura entre su cuello y su hombro. Lo escuché quejarse, sin embargo, no me impidió arrastrarlo de vuelta a la habitación.

• • •

Nunca me había atrevido a cuestionar la autoridad de Zayn desde que todo el desastre había comenzado, al menos no hasta que se le había ocurrido la maravillosa idea de llevar a un niño ciego con nosotros en la búsqueda de provisiones.

Quizá había dormido mal y toda la sangre le había taponado el cerebro. No comprendía muy bien cuál era el objetivo de traer a Niall con nosotros, por lo que hice evidente mi disconformidad.

—No planeas llevarlo con nosotros ¿cierto?

—Alguien tiene que ayudarnos con la lista de provisiones, ¿no?

Estaba seguro de que incluso un mono sería más útil que un niño ciego, no tenía ni la menor duda de ello. No comprendía como es que Zayn era capaz de pensar lo contrario.

Hará que nos maten, le dije. Respondió que yo haría todo lo necesario para que eso no sucediera, entonces comprendí de que se trataba todo aquello.

Ni hablar, me negué, entonces él dijo que Niall podía quedarse en la base solo si yo me quedaba con él. No había fuerza en el universo que me hiciera quedarme a cuidarlo.

Finalmente accedí, con la esperanza de encontrar a un par de infectados en el camino. Tal vez así podría alimentarlos con Niall y el problema estaría resuelto.

—Bien, entonces ponte tus zapatos Niall, salimos en media hora —le dijo Zayn.

Y el atolondrado muchachito movió sus manos ansiosas sobre las agujetas de sus zapatos. Me percaté entonces que hacía la mierda del conejito con sus agujetas, como un bebé de cinco años.

Salí de la habitación con Zayn, asegurándome de azotar la puerta con fuerza para demostrar mi desagrado. Recibí una mirada graciosa acompañada de una sonrisa ladina de parte de Zayn, sonrisa que deseaba borrar de un golpe.

letal; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora