7

545 84 34
                                    

 Habían destrozado el lugar con furia. Podía ver las siluetas de las balas que perforaron las puertas y paredes. Los residentes intentaban reorganizar las mesas en su lugar. Los alimentos del comedor estaban en el suelo, embarrados por el suelo. Las marcas de fango en forma de pisadas dejaban su rastro por el mosaico y una que otra mancha de sangre se esparcía por los lugares blancos.

Había un tipo a mi izquierda retorciéndose en el suelo, sosteniéndose el estómago.

—Cuidado por donde pisas —advertí sobre mi hombro.

El mocoso caminaba torpemente a mis espaldas, aferrado a mi chaqueta. Lo que menos necesitaba en este instante es que tropezara y cayera de cara sobre toda esa porquería sucia.

—¿Por qué? ¿Qué hay? —arqueé una ceja con una sonrisa sombría al escuchar su temblorosa voz.

—Brazos, piernas, tripas...

Escuché un chillido aterrorizado, tan agudo que tuve resistirme con todas las fuerzas de mi cuerpo para no soltarme a reír en ese instante. Si Zayn estuviera escuchando, probablemente amenazaría con meterme una bala por el culo antes de transformarse en una mierdecilla blanda por el cervatillo atolondrado y crédulo.

—Tranquilo topo, solo es lodo y porquería —le dije, sin verdaderas intenciones de tranquilizarlo. Había algo en su manera de cundirse a sí mismo en pánico que resultaba hilarante.

Pero antes de que pudiera seguir aprovechándome de su ceguera para mi propio disfrute, Zayn apareció finalmente.

—¡Hey, Harry! —venía trotando hacia mí, con una escopeta colgando de su espalda.

—¿Qué carajos pasó aquí?

Dijo que no había muchos heridos, como si eso me importara realmente, y procedió a advertirme que tenía que calmarme. Aparentemente, dos años en el servicio militar conmigo no le había servido a Zayn para saber que cada vez que intentaba calmarme, solo lograba enfurecerme más.

Suspiró, cansado. Seguramente tenía mucho peso sobre sus hombros, sin embargo, ese no era mi problema. Si no podía lidiar con el rol de líder, no lo hubiera asumido en primer lugar.

—Siéntate... —dijo, palmando el asiento a su lado.

—Una mierda, no quiero sentarme...

—No te decía a ti, ven aquí Niall.

Observé con desdén como el muchacho salía de su escondite, justo a mis espaldas, para hacerle frente a Zayn, tenía un sonrojo estúpido e infantil en el rostro, como el de una colegiala, cuando por fin el muchacho del que estaba enamorada miraba en su dirección. Ver esa expresión idiota en esa cara aún más idiota, era sin dudas, colérico, sin embargo, era mucho más irritante, ver como Zayn lo mimaba. Solo estaba creando un monstruo malcriado que al final del día terminaría mordiéndole el dedo.

—¿No están heridos? —alcancé a escuchar a Zayn susurrar, mientras sus ojos orbitaban entre mi cuerpo y el de Niall, aún húmedos.

—Creo que me raspé al caerme sobre una raíz.

Oh, pobre bebé.

No pude evitar poner los ojos en blanco y bufar sonoramente, antes de que Zayn me enviara una mirada de advertencia.

—Sí, puedo ver eso —le dijo Zayn, levantando su barbilla con un dado. Tenía un raspón justo debajo de su hoyuelo.

—Basta de palabrerías, ¿puedes decirme que rayos querían esos cerdos?

Era el grupo que había sido hurtado por Antonio y el resto, dijo Zayn. Aparentemente, ya no solo estaban aquí por las armas, sino por una comisión extra por los daños causados, como si fueran el maldito banco. Habían dado con la base gracias al disparo que Rambo le dio al imbécil de Rory en el pie, y ahora demandaban hombres para su intento de ejército.

letal; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora