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24

Podía sentir mis manos temblar, aunque no sabía exactamente por qué estaban temblando.

Sentado en el sillón del salón, lo vi junto a la chimenea, abrazándose las rodillas con los ojos perdidos. Estaba sumergido en sus propios pensamientos, solo eso percibí, con sus ojos enrojecidos y lágrimas secas ensuciando sus mejillas.

Zayn, en cambio, estaba en un rincón dialogando con el resto lo más silenciosamente posible, decidiendo que hacer con el cuerpo de Jaxon antes de que fuera demasiado tarde.

Miré a Niall, y de nuevo a Zayn, parecía inmerso en su conversación como para tan siquiera prestarle atención a lo que estaba haciendo.

Entonces, como si estuviera leyendo mis pensamientos, sentí mi cuerpo tensarse cuando él aplaudió repentinamente. Suspiré agradecido cuando ni siquiera me dedicó una mirada, siguiendo a Jackie por las escaleras.

Tragué saliva y me levanté del sofá, dirigiéndome vacilante hasta él. Parecía haber notado mi presencia de alguna extraña manera escalofriante en la que solo él podía notar, pues observé sus hombros tensándose, sin embargo, no reconoció en voz alta mi presencia.

—Niall —intenté decir con firmeza, pero solo logré expulsar algo parecido a un suspiro.

Él levantó temerosamente la cabeza sin decir nada, y ese pequeño e insignificante gesto fue suficiente para que mi estómago comenzara a retorcerse. ¿Me odiaba? ¿Me tenía miedo? ¿Qué significaba ese movimiento corto y al mismo tiempo, rígido, que había hecho con los hombros apenas escuchó su nombre provenir de mis labios?

Quería preguntarle todo eso, pero antes de tan siquiera abrir la boca, Zayn ya se había encargado de irrumpir en el momento con una sonrisa tensa y falsa que decía más que cualquier palabra que pudiera expresar.

—¡Harry! —me había gritado desde el pie de la escalera. Estaba mirándome con insistencia.

Cuando volví a mirar a Niall, estaba rascándose la cabeza, frunciendo los labios y luciendo tan incómodo que parecía doloroso.

—Debería... irme —mascullé, queriendo golpearme una y otra vez por lo estúpidamente torpe que me había permitido sonar.

El dio un asentimiento corto y rígido. Parecía estar reteniendo la respiración, como si no pudiese esperar a que me marchase.

Sin querer marcharme realmente, di un paso hacia atrás, y luego otro, hasta que finalmente, di la media vuelta para encontrarme con Zayn.

—¿Qué?

Zayn se mantuvo en silencio por unos instantes, tenía ojos críticos, escudriñadores, como si pudiera saber todo lo que pasaba por mi cabeza con tan solo echarme una mirada. Creí que iba a abrir la boca, derramar su sermón del día con respecto a Niall, y cuando tomó aliento, esperé la charla más aburrida y moralista del sigo.

—Tú y yo vamos a encargarnos del cuerpo con Jackie —me sorprendió diciendo—. Lucas está allá arriba cuidando del cuerpo.

Lo miré por un instante, intentando descifrar cuál era su intención, pero su rostro ponderado no dejó entrever ni un solo detalle.

Entonces lo miré sobre el hombro de Zayn. Niall seguía en el mismo lugar, sentado en el sillón junto a la chimenea, sin embargo, ya no estaba solo. Walter, que sentado a su lado parloteaba sobre quien sabe qué, parecía estar provocándole al pobre muchacho la peor jaqueca de su vida.

Casi involuntariamente pude sentir una sonrisa asomándose por mis labios cuando Niall se volvió hacia él. No sabía exactamente que le había dicho, pero parecía haber sido suficiente para cerrarle la boca de golpe.