¡Estupido Potter!

C 15. LÍA MALFOY

Abro los ojos descubriendo un techo desconocido, palpo las suaves sabanas y recuerdo que no estoy en mi habitación. Hace un poco de frío, pero apenas lo noto gracias a las 5 mantas que la señora Potter me ofreció. De fondo se escuchan voces, no entiendo lo que dicen, pero las reconozco como las de los padres de James.

-¡Qué nostalgia! - Digo en voz alta, me recuerda cuando era pequeña, y papa y mama desayunaban juntos.

En la mansión todo está en silencio, todo está calmado. Nunca hay ruido, a veces siento que todo rastro de júbilo se fue con mama. Antes de que angustia me consuma, salto de la cama, dispuesta a alistarme y prepararme.

***

-Buenos días - Sonrío tímidamente

-Buenos días hija - dice mi padre con una taza en la mano - ¿Has dormido bien?

-Si, muchas gracias señores Potter - Digo dirigiéndome a ellos

-Lía, no necesitas ser tan formal con nosotros - Me regaña el señor Potter

-Si cielo, no somos tan mayores...- Dice su mujer dándome un pequeño abrazo -Puedes llamarme Hermione o Mione, como prefieras

-Yo, Harry, Harry a secas - Dice guiñándome un ojo

-Vale - Digo con una sonrisa - Mione y Harry a secas

Ambos ríen y me miran con ternura.

-Lía, yo estaré todo el di afuera, por trabajo - Dice mi padre observando su reloj de mano - ¿Vas a estar bien? Si necesitas cualquier cosa estaré aquí en cualquier momento, ¿De acuerdo?

-Malfoy, sé queda con nosotros... No la estás abandonando

-Como que me fio de ti Potter - Dice desafiando a Harry - Al menos esta Granger que parece más sensata.

-Estaré bien papa, sabré defenderme de los gryffindor

-Esa es mi chica - Deposita un beso en mi frente antes de desaparecer de la sala.

-Es bonito ver lo mucho que ha cambiado Draco - Dice Hermione mientras prepara el desayuno

-¿Cómo era mi padre en la escuela?

-Esta dejámela a mí - Dice Harry animado - Era superarrogante, siempre altivo, con ganas de bronca, y todo el rollo de la pureza de sangre...

-Cariño...- Dice Mione mirando a su marido - Cállate anda. ¿No ves que estás asustando a su hija?

-Buenas Mama - La voz de James irrumpe en la sala, despertándome de mis pensamientos. Me quedo mirando a James, solo lleva un pijama y sigue con su nido de ratas despeinado. Hago un esfuerzo titánico para mantenerme impasible, intentando calmar mi alocado corazón que está decidido a delatarme.

-Buenos días Lía - dice este sentándose ruidosamente en una silla al lado mío -¿De qué hablaban?

-Tu padre estaba contándome lo horrible que era mi padre - Digo mirando desafiante al señor Potter

-Me encanta esta chica! - Dice Harry riendo a carcajada limpia - Carácter digno de su padre, espero que la bondad sea de su madre.

-A veces siento que sabéis más vosotros de como eran que yo misma - Digo apenada.

-Todos éramos niños, hicimos y dijimos cosas que no pensábamos. Tu papá tenía una situación en casa muy difícil, ya sabrás toda la historia, pero lo importante es; que en el momento de la verdad decidió cambiar. En el momento se redimió.

-Mi madre me contó que tus padres la salvaron cuando estaba embarazada de mí - Miro a James tremendamente sorprendida.

-Tu madre...- Dice Harry - Era la Slytherin más bonita que haya visto nunca

Dicho esto se gana una mirada furtiva de Hermione.

-Evidentemente la más bella de Hogwarts era mi leona - Dice dándole un beso a su esposa -Tu madre era una Slytherin fuerte, bondadosa y capaz de lidiar con el carácter de los Malfoy

-Ojalá me pareciera a ella -Digo apenada

-Tu padre es un hombre maravilloso, inteligente y valiente, con problemas de gestión emocional, pero es bueno - Dice mirándome con ternura - Siéntete orgullosa de quien eres. Además, ambas sabemos que tu poder viene de tu madre, te pareces a ellos más de lo que crees.

Me quedo pensativa, observando las tazas de café levitar junto algunas magdalenas. Tímidamente siento un contacto por debajo de la mesa, James me ofrece la mano, y a diferencia de otras veces no siento que pierda el control, al contrario, se siente seguro, se siente como en casa. Me recreo en el contacto, notando sus manos duras y cálidas. Me mira, con esa mirada que me promete que todo está bien.

Y entonces lo vuelvo a notar: Otra grieta en mi armadura.