Omnisciente. Estación de Shibuya, línea fukutoshin, 18:00
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"Abandona toda esperanza" La entrada al infierno. El incidente de Shibuya I
Caín guarda su celular mientras es victima de las miradas de asombro a su alrededor. Esta veinte centímetros arriba de la altura promedió y eso causaba asombro en quienes se lo topaban por al menos un segundo y les era imposible no hacer contacto visual si es que chocaban. Vuelve a revisar su celular, a pesar de que acaba de hacerlo hace unos segundos.
Neki:
¿Desesperado?
Caín:
Es obvio. Si no llegas en unos minutos voy a dejarte aquí
Neki:
Esa no es forma de tratar a un cumpleañero
Chasqueo la lengua impaciente. Kaneki había afirmado que quería pasar su celebración de "Cumpleaños" en Tokio y además, celebrar ese ascenso de su hermano. Pero esa era una buena manera para poder vigilarlo de cerca, aunque también era un blanco fácil. Caín habría preferido viajar a Kioto para celebrarlo, sin embargo, como hechicero eran pocas las veces que podía darse un lujo de esa manera.
18:20
Lo amenazo con irse de una manera muy infantil, considerando que aun quedaban veinte minutos para que llegara cuando mando ese mensaje.
Comenzó a tontear con su celular y después de un rato observando a las personas que pasaban agachando la cabeza a su lado, cosa que le molestaba.
Una ligera brisa amarga le molesto, como si el ambiente estuviera cambiando, pero si fuera una señal de peligro la sentiría. Muy pocas veces las maldiciones sabían ocultar su presencia por lo que podría detectarlas.
18:50
El tren bala llego y espero paciente mientras las personas le chocaban los brazos cuando querían rodearlo para caminar hacía su destino.
- ¡Caín! - Escucha como le llaman y mientras se da la vuelta ve a Kaneki, quien sonríe mostrando los dientes y lleva sobre el hombro un bolso con lo que asume son sus pertenencias. Avanza hasta que llega junto a su hermano -. Creí que dijiste que me dejarías tirado si no llegaba hace media hora - Comento burlándose.
Caín frunció el ceño sonrojado.
18:51
- Me quede porque Satoru me lo ordeno - Evadía con una débil y sosa mentira la cual Kaneki claramente no creyó. El peliblanco palmeo el hombro de su hermano, poniéndose de puntillas para esto.
