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Antes de la tormenta
- Caín, ¿estas seguro de esto? - Pregunto el pelirosa bastante nervioso. Jugaba con sus dedos y se pasaba las manos por el cabello -. Podría ser arriesgado -
Quería hacer desistir al moreno de la idea que aparentemente tenía en mente y a la vez tenía miedo de que las cosas no salieran bien.
- Itadori, voy a estar bien. Deja que hable con Sukuna - Se cruzo de brazos mientras le miraba directamente a los ojos, cosa que ponía aun mas incomodo al recipiente, pues a veces Caín llegaba a intimidarlo (pero no sabía si era algo que hacía para molestar, como sus a veces insultos o solo se trataba de una acción inconsciente recurrente).
Itadori suspiro agotado, hasta que escucho aquella pequeña voz ególatra dentro suya.
- Déjame salir, mocoso. Tu amigo estará bien - Le dice cansada de sentir cada emoción proveniente del chico.
- De acuerdo - Comento el chico aun sintiendo bastante desconfianza.
Tomo una rápida bocanada de aire y hecho la cabeza hacía atrás de forma relajada. En su piel comenzaron a aparecer algunas líneas, en su frente, nariz, mejillas y barbillas, también en las zonas que la ropa del chico no dejaba a la vista. Hubo una gran sonrisa que recorrió sus labios.
- Que agradable es por fin estirar un poco las piernas - Hablo la maldición estirando sus extremidades -. Creí que ya te habías olvidado de mi - Dijo inclinándose curioso hacía el muchacho quien noto como Sukuna lo olisqueaba con curiosidad.
