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Omnisciente. Estación de Shibuya, 21:00 p.m

Encontrado

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Encontrado...El incidente de Shibuya IV

- Vamos, Caín, solo un poco mas - La voz de Kaneki salió cruda, como un murmullo asustado. 

- Llevas diciendo eso desde hace una hora - Confirmo con cansancio -. No puedo mas - Afirmo cuando sus piernas empezaron a fallar y acaba arrastrando a su hermano contra el suelo.

- Caín - Lo llamo alterado, hincándose a su lado y golpeando con cuidado su rostro -. Oye, quédate conmigo, ¿ok? - 

- Solo unos minutos, por favor - Le suplico -. Necesito descansar - 

Bien sabe su hermano (que lo observa con tristeza) que no es el cansancio, si no la perdida de sangre que ninguno pudo parar con la energía tan escasa que tenían. 

Intenta despertarlo cuando parece quedarse dormido y desea que eso sea, pero es imposible pues se encuentra totalmente agotado. 

- ¿Por qué no lo activa como lo hizo con Fushiguro? - Se pregunto. 

Las condiciones eran las mismas, podría decir incluso que se encontraba en algunas peores, o tal vez no. Su mellizo mayor siempre ha sido un testarudo y le es difícil entenderlo tanto a el como la manera en la cual funciona su energía.

- No te mueras - Le pide sentándose a su lado -. Quizás pueda encontrar algo - 

Kaneki mira la sección de objetos perdidos, donde rebusca entre varias cosas, dando con confiscaciones como cuchillos y ropa olvidada. Lo toma entre sus manos y camina directo a su hermano. Corto la tela de una de las camisetas y con ayuda de una tablilla caída, producto de los inmensos ataques, hace una tablilla mediocre para sostener su brazo roto. Lo restante de la tela lo usa para vendar la herida en su torso y cuando se dispone a cubrir la del cuello, Caín se queja entre murmullos.

- Esta bien - Sostiene su mano sana y le coloca otro pedazo de tela, dirigiéndolo a su cuello -. Solo mantenlo ahí - 

El chico se sienta a su lado. Lleva sus rodillas hasta su pecho y las abraza, para luego ocultar la cabeza entre estas. Exasperado, deja escapar un débil sollozo de angustia.

- Por favor...resiste, Caín - Ruega esperando que pueda escucharlo.

- No lo hará si dejas que se quede ahí sentado - Responde una voz que lo hace ponerse de pie y en posición de pelea. 

Mira atentamente hacía el frente, tragando saliva en el proceso. El sonido de los pasos acercándose se hace mas constante hasta que finalmente, la sombra entre la oscuridad se acerca y deja ver un rostro lleno de tatuajes y una cara seria. Con las manos metidas en los bolsillos y el cabello rosado echado hacía atrás. 

- Sukuna... - Pronuncia su nombre.

- Si. ¿Qué le paso al mocoso? - Pregunta inclinando la cabeza con curiosidad.

𝐂𝐀𝐈́𝐍 | ᴊᴜᴊᴜᴛsᴜ ᴋᴀɪsᴇɴ¹✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora