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Fase dos
Aun que pareciera que lo mas seguro fuera llevar a Kaneki a un ambiente externo. El colegio con Yaga al mando era el lugar mas seguro para que fuera atendido. Con los hechizos de extensión la enfermería estaba mas que capacitada para ser un centro medico.
Sentados en las pequeñas bancas fuera de esta, con las manos entrelazadas y la mirada fija en sus zapatos.
Satoru, Itadori, Toudou, Fushiguro, Inumaki, Jean e incluso Yuta (su superior del tercer año que acababa de regresar dados los incidentes) lo acompañaban. Maki fue herida por la gran explosión que mato a Nanami.
- Él...no estará bien, ¿verdad? - cuestiono Yuta a los otros.
El y Caín se podía decir que se llevaban bien hasta cierto punto donde ambos se sentían cómodos con el otro. Y Kaneki era como un hermanito para él, alguien a quien aconsejar sobre sus momentos con su maldición.
- No pudo restaurar el alma de Kugisaki - contesto Itadori - y ahora Kaneki -
La puerta de la enfermería se abre y un hechicero se acerca a Caín. Los otros también se acercan.
- ¿Cómo esta mi hermano? - sonaba ansioso.
Satoru miro al hechicero con curiosidad al hechicero, se la hacia extrañamente conocido, solo no recordaba de dónde.
- Lo siento. No pudimos parar el sangrado. Me temo que la hora de muerte fue a las doce horas
Las palabras lo dejaron sin aliento. Solo tuvo una misión toda su vida y era cuidar a su hermano.
- No...no puede...- Murmuró sin entender.
- Caín - lo llamó Itadori.
- Necesito...tengo que tomar aire - se movió rápidamente lejos de todos ellos sin esperar ningún segundo.
Fushiguro se acercó.
- Caín siento qu-
- Cumpliste lo que me prometiste...no es tu culpa - dicho eso último, avanzo lejos de todos ellos.
El hechicero tomo un camino distinto a la enfermería.
- Ahora vuelvo - les dijo Satoru a sus alumnos mientras seguía al enfermero.
- Algas - Toge camino hacia la dirección en la cuál se había ido su amigo mientras agitaba la mano despidiéndose de Yuta.
- ¿A dónde va? - preguntó Itadori a Yuta.
- A veces el ser escuchado es la mejor manera de expresarse - aclaro el chico -. Solo nos queda esperar -
Toge continuo caminando, siguiendo el pequeño rastro de cosas golpeadas y volteadas que encontraba en el camino. Hasta dar con las escaleras del templo con el techo al aire libre donde veía a Caín sentado al pie de estás.
