Capítulo 3

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Incidente en Japan.

Mary.

El aire acondicionado cubre nuestros cuerpos y caminamos unos pasos demás para estar completamente dentro, hace frío, mucho más que afuera. Miramos a nuestro alrededor en busca de la recepción, todos parecen estar ocupados aunque la sala de espera está casi vacía, quizá haya casos complicados, quiero creer.

Una joven adulta con cofia blanca en la cabeza se sitúa detrás del gran escritorio en medio de la habitación, los tres lo notamos y nos acercamos para hablar. Ella parece estar concentrada en las carpetas que están sobre su escritorio.

¿En qué puedo ayudarles?— dice amablemente cuando se da cuenta de nosotros, parece estar cansada y algo enojada. Ha sido un día difícil, pienso.

Hemos venido de vista, el señor Takeda Griffin es abuelo nuestro— interviene Mark.

Claro, solo tendría que pedirles que esperen un momento, debo llevar estos papeles al laboratorio— acomoda ágilmente una carpeta sobre otra y luego las sube a su ante brazo izquierdo apoyando uno de sus lados (de las carpetas) con su cintura.

Con su mano libre parece estar buscando algo entre el papeleo y un poco desordenado escritorio. Cuando lo encuentra, con su dedo índice y medio logra separar tres hojas, nos las entrega y se incorpora sujetando con ambas manos las carpetas.

Firmen esto, por favor, en cuanto vuelva les daré el pase— dice y rodea el escritorio para salir e irse.

De acuerdo a los planos, el laboratorio dentro del hospital no está lejos, calculando el tiempo debía estar de vuelta en diez minutos o incluso menos. Los tres firmamos con datos falsos de los cuales Mark nos proporcionó, no es nada importante y no hay mucho en que mentir, tan solo es llenar el registro donde marcas tu hora de entrada y salida, el paciente a quien visitas y tu firma. La chica luego de unos minutos de espera aparece caminando demasiado rápido, nuevamente se coloca detrás de su escritorio y recoge nuestros papeles, nos entrega tarjetas de pase en color plateado y nos indica el camino.

Segundo piso, habitación 19.

Datos que ya conocíamos, victoriosamente logramos entrar sin ninguna sospecha. Los tres nos dirigimos al elevador y pulsamos el piso 3, ahí comenzaría todo. El elevador comienza a subir y desde la altura atreves de una de las puertas de cristal se logra apreciar todo el espacio de la recepción. Paredes azules que combinan con algunos uniformes, piso blanco, techo elevado y se puede notar un espacio entre el último piso, es un lugar inmenso a pesar de que tiene tres plantas de alto. El espacio de abajo es especialmente para urgencias y emergencias que no puedan llegar al quirófano. El piso dos y piso tres son habitaciones para pacientes, sin mencionar los cuartos de terapia y espacios para rehabilitación. Sí, es un enorme lugar y existe la posibilidad de que podamos perdernos en algún momento. El elevador se detiene y los tres salimos de el, cada uno tiene cosas distintas por hacer, así que cada quien se va por caminos diferentes.

Aoba fue asignado a encontrar el cuarto de electricidad, irrumpir en el y sabotear las cámaras de vigilancia, Mark debe encargarse de que nadie pueda entrar donde Aoba se encuentre. Mi trabajo es colocar los dispositivos en lugares aleatorios donde no puedan verse con facilidad. Una vez que hayan encontrado la habitación, deberán hacérmelo saber y yo comenzaré con las instalaciones.

Pareciera que no es algo complicado, sin embargo tiene sus riesgos, como una coartada primero identifico la habitación de mi supuesto "abuelo", por ligeros cinco minutos me hago la pérdida y pregunto ubicaciones a las personas que pasan al lado mío, en su mayoría enfermeros. A la derecha del pasillo puedo identificar un baño, me acerco a el y decido esperar dentro, es solo por precaución. Llego al lavabo y abro el grifo, mojo mis manos y luego la cara.

Contigo siempre estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora