7 de marzo.
El mero pensamiento anticipado de estar en una soledad rotunda de la que no puedas escapar, de sentirse inseguro en compañía de sí mismo y de pensar "qué pasaría si", provoca una ansiedad severa. La visión, pensamientos, imaginación y la perspectiva de estar en un periodo de tiempo sin estar en compañía de alguien en específico hace que tus pulsaciones se eleven haciéndote caer en un abismo en el que podrías olvidar cómo respirar, pensar en la idea de no saber qué hacer, caer en una agonía de sufrimiento por no estar acompañado. Por sentirse solo, abandonado u olvidado. El miedo que recorre por tu cuerpo hundiéndote en la desesperación y hacer tratar de refugiarte en un sitio en el que te sientas seguro, pero que al llegar, de la misma manera sientas un temor inexplicable a lo desconocido, de lo que no estás acostumbrado y que te fuerza a no ser abiertamente libre de tus cualidades que te definen como persona. Encerrarte en una esfera aprueba de todos tus miedos, pero que a la vez, te causa una sensación de agobio estar ahí dentro tú solo, te hace experimentar dependencia. A eso se le llama autofobia. Miedo a la soledad, a sentirse solo, incluso cuando estás rodeado de gente. Sentirse excluido de ese grupo de amigos con los que salías a fiestas, o imaginarlo de esa forma. En donde tu miedo es tu peor enemigo.
Mary y Tsuzura yacían en el suelo de ese pequeño apartamento. La rubia estaba agitada tratando de calmar su respiración y sus pensamientos referente a su pesadilla, llevaba años siendo atormentada por numerosas escenas a las que temía, nunca se dio cuenta de cuándo comenzaron o el porqué, solo aparecieron así, de la nada. La mayor cantidad de veces prefería quedarse en casa de Tsuzura, como anoche, incluso dormir en casa de Lee Chunin, a pesar de algunas de sus indiferencias, todo con tal de no regresar a su departamento y meterse bajo las cobijas con el temor de que al cerrar los ojos viera sus miedos plasmados en imágenes consecutivas que se repetían una y otra y otra vez. Incluso -en varias ocasiones- decidía quedarse despierta toda la noche en el bar de su amigo, todo con el fin de no estar sola en un rincón. Aceptaba la invitación de chicos y chicas que querían pasar un rato con ella. A pesar de su miedo a ser ignorada, una punzada en su cabeza siempre estaba presente "no debo sobrepasarse con nadie", se repetía tras cada invitación, era la típica chica cotizada por todo el lugar, delgada, rubia de ojos ámbar y con un fuerza sobrenatural. Pero sin duda a ella no le importaba mucho el título, su inseguridad se apoderaba (antes) en periodos cortos de tiempo, sin embargo, la ansiedad creciente de no recordar su pasado hacía que se desestabilizara y que constantemente se cerrara ante todo el mundo, firmó un contrato con Chunin en el que establecía que se sometería al cuidado de la hija primogénita del señor Cang Lee, con la finalidad de no sentirse frustrada constantemente, lo tomo como una medicación. Chunin cumplió al pie de la letra y la trató como se había establecido, hasta que el contrato se terminó y aquella comenzó a pasearse libremente entre la gente. Mary ya no lo necesitaba, creyó haberse librado de su tormento, sin embargo nuevamente estaban presentes y comenzaba a temer que fueran como la última vez, lo que la obligó a hacer esas hojas para asegurarse y tener por escrito la palabra de que jamás iban a abandonarla.
—¿Quieres que te traiga algo?— dijo una Tsuzura asustada mientras inspeccionaba el cuerpo de su amiga sobre sus piernas, sabía de sus episodios, pero no sabía que hacer para ayudarla.
—Ya estoy bien, me despertaste, era lo mejor que podías hacer por mí— respondió y se sentó.
—Han aparecido de nuevo... Podrías dormir conmigo, en mi cama, si no quieres dormir sola en tu departamento— ofreció tímidamente.
—Lo tendré en cuenta— dijo una desanimada Saotome.
Se paró casi de un salto y buscó su chaqueta en alguna parte del suelo, se puso los zapatos y caminó hasta la cocina. Tsuzura ya la esperaba sentada en la pequeña mesa para dos en la sala, la invitó a sentarse y ella obedeció. Tenía los ojos rojos y se veía cansada, Tsuzura pensó en que talvez ese sillón no fue lo suficientemente cómodo para su espalda. Durante el desayuno Mary engrandeció los ojos al recordar algo. Miro a Tsuzura mientras aún tenía su cuchara en la boca, la tomó con su mano y luego tragó. Tsuzura se dio cuenta y levantó una ceja.
—¿Irás a trabajar mañana?— preguntó la rubia mientras miraba su plato de comida.
—Bueno... Lo he considerado, podría incorporarme de nuevo mañana, ya se acerca la fecha de pago— dijo algo preocupada, aún le faltaba una cantidad considerable de dinero para completar ese mes de renta.
—Ya entiendo— siguió, igual de desanimada. Se traía algo en mente pero estaba siendo cuidadosa de no decir algo que fuera tan directa. — Podrías tomarte un día más, anoche apenas y fuiste por tus nuevos medicamentos ¿cierto? Apuesto a que todavía te duele la pierna.
—No, es decir sí. O creo que esta bien decir no. Bueno no importa, solo quiero asegurarme de ser la misma de antes, de volver a tener la misma condición física, eso es todo. De todas formas, tomar algunas vitaminas extra no está demás ¿cierto? Talvez deberías hacer lo mismo.
—¿Qué? ¿Romperme una pierna?— expresó con una sonrisa en su rostro.
—Graciosa, no, no hablo de eso. Me refiero a que deberías ir a ver a un médico.
—¿Y eso por qué? Estoy bien.
—No lo estás completamente, lo sabes.
—Mark te lo ha contado ¿No?— chasqueó la lengua. —Aoba debió decirle y él te ha contado a ti, debí imaginarlo.
—No entiendo como es que siempre terminan envueltos en tantos problemas... ¿Cómo sigue tu herida?— intenta cambiar el tema.
—Ya está mejor, solo han pasado unos días pero de verdad que me siento bien. Tú deberías tomar esas vitaminas, trabajas demasiado...— se levantó y recogió sus utensilios, se dio la vuelta y los lavó. En cuánto estaba a punto de irse, Tsuzura aún no se había levantado de la mesa, se había mantenido ahí, aun sentía algunos calambres en su pierna. Mary se paró detrás de su silla en donde había estado sentada y la miró. —No salgas de casa mañana, vendré por la noche con algo para cenar ¿Está bien?
—¿Eh? Pero, debo ir a trabajar...— No pudo ni terminar su oración, Mary la interrumpió.
—Tomate un día más, te preocupas mucho por mí, quiero que sepas que yo hago lo mismo— Le dio una palmadita en la cabeza. Iba a abrir la puerta para salir e irse pero se dio la vuelta y dijo —Por el dinero de la renta no te preocupes, ya me he encargado de ello. Tienes dos meses libres, considéralo un regalo de agradecimiento.
Tsuzura abrió grandes los ojos, quiso hablar para pedir explicaciones pero Mary había cerrado la puerta en el momento justo. Se levantó y a todo lo que su pierna recién sanada le permitió moverse, corrió hasta su puerta y se asomó al pasillo, pero este ya estaba vacío, Mary se había ido. Se montó en su motocicleta y se dirigió a su departamento en busca de algunas de sus cosas para salir luego a su próximo destino, la casa de Chunin y más tarde, por la noche. Visitar de nuevo el bar de uno de sus mejores amigos.
En algún lugar lejos de ahí estaba una joven peli blanca en medio de una reunión ejecutiva, impaciente, jugaba con su pluma entre sus delgados y habilidosos dedos. Mantenía una mano sobre la mesa, dando vueltas a la pluma mientras que la otra estaba apoyada en su mejilla, estaba (forzadamente) prestando atención a todos los que hablaban en esa sala. Los días tenían rumbos diferentes, y con ellos el peso de cada trabajo era menor o mayor, en extremo o ligero. Pero su angustia le calaba en la espalda por esa silla tan dura. Además de que se encontraba inquieta por no saber el paradero de su amiga que había visto hace algunos días atrás, cuando la sorprendió con aparecer en su casa, para ser específica, dentro de su habitación. Imaginarse como habría entrado le producía gracia y por ocasiones sonreía involuntariamente, por suerte, sus memorias graciosas de una chica de estatura promedio, rubia, escalando por un inmenso árbol hasta su ventana la hacían reír en el momento oportuno en el que toda la sala reía. Al tiempo de comenzar con los temas importantes y de base, su postura y actitud cambiaron, con interés prestó atención, y aunque la silla lastimaba su espalda, se enderezó y miraba con atención a la persona a cargo de dar el informe. Las finanzas para la nueva reconstrucción del hospital estaban tomando demasiado tiempo y eso (en buen parte) le disgustaba.
—... ¿No pensaremos en algo? Deberíamos abrir una investigación, todos sabemos que eso no fue un accidente. No hay ningún reporte de fuga, daños en el material, además de que los sobrevivientes afirman que fue una cadena de explosiones, para nada esto ha sido un accidente.
—Claramente haremos algo y pondremos manos en el asunto, el equipo de investigación se ha puesto en marcha y les garantizo no pasarán nada por alto.
—Miroslava está a cargo y puedo asegurar con mi palabra que se encontrará al responsable, hasta entonces deberíamos enfocarnos en la reconstrucción del hospital, hablamos de una clínica enorme, no será una tarea fácil ¿Alguien ha echado un ojo a los nuevos planos? Parece ser que no todos están de acuerdo con el presupuesto.
Y así siguió la reunión, duraron hablando al menos dos horas. Los altos mandos estaban dentro de la última oficina en el piso más alto, Kirari y Ririka, ambas fundadoras y dueñas estaban a la cabeza en cada extremo de la larga mesa. Algunos miembros del clan Momobami las acompañaban, como Miloslava Honebami y algunos otros. En cuento salieron de la sala. Koda ya esperaba a la presidenta con una taza de café con leche caliente. Se acercaba la hora del almuerzo cuando se dirigió sola a su oficina y cerró la puerta, pidió que nadie la molestara, se sentó en su nueva y cómoda silla. Se recostó sobre su escritorio, dejando sus brazos como almohada y escondiendo su rostro entre ellas. Había logrado terminar con lo más pesado en su agenda, pero aún en su mente se paseaban imágenes de su raro reencuentro con Mary Saotome.
"La busqué por mucho tiempo, intente ir a su casa, hice lo que estaba a mi alcance, incluso creí un tiempo que simplemente la vida ya no nos iba a volver a reunir, pero ella llegó esa noche como si nada. Encontrándome a mí y yo no a ella".
Pensó frunciendo el ceño. Aún no se explicaba muy bien cómo habían sucedido las cosas, pero de algo estaba segura, iba a averiguar todo lo que había pasado. Lo primero en su lista es encontrar su número de contacto, estuvo despierta hasta tarde tratando de localizarlo pero todo fue en vano. En el registro no había ninguna Saotome, ni siquiera el nombre de su padre. Lo cuál le pareció raro. Aún así decidió no rendirse tan fácil y pensó en otras formas de hacerlo. Lo único que sé le ocurría (al menos por ahora) era dejar su ventana abierta todas las noches y parte del tiempo en el que se encontraba en su casa, con la esperanza en que ella volviera a entrar por ahí. Dos golpes en su puerta la hicieron enderezarse rápidamente, se levantó para abrir pero no fue necesario, la puerta se abrió luego del tintineo de las llaves, era su hermana, como antigua dueña de esa oficina, aún conservaba una copia de la cerradura.
—¿Pasa algo?— le preguntó dándose la vuelta y sentándose de nuevo en su silla.
—Solo venía para saber si alguna vez piensas salir de aquí ¿Te has dado cuenta que te saltaste el almuerzo?— se sentó en la silla que tenía enfrente.
La hermana mayor entró un poco en pánico al pensar que se quedó dormida sobre su escritorio.
—¿Eso es verdad?— preguntó confundida.
—Solo bromeo— respondió levantando los hombros. —Pero vine a decirte que Sayaka nos ha invitado a almorzar ¿Quieres venir?
Ririka lo pensó.
—No creo que sea bueno para mí estar en medio de ustedes dos... Ve con ella, después de todo solo le quedan unos días para que regrese ¿No? Deberían aprovecharlo.
—Claro que lo hacemos— Respondió entusiasmada Kirari. —¿No has notado que últimamente no estoy en casa? Claro, cómo podrías hacerlo, no sales de tu habitación. Sigues actuando como una niña pequeña.
—Oye, yo disfruto de mi tiempo cómo quiero y eso a ti no te incumbe.
—Bueno, bueno. Solo digo que ya es hora de que hagas cosas nuevas ¿Por qué no llevas a Koda a cenar? Le debes muchas.
—Lo voy a pensar— dijo sin ganas.
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Contigo siempre estaré
FanfictionRirika encontró su identidad al estar junto a Mary mientras estaban en Hyakkaou, ahora será el turno de Mary al recordarla. Dos reencuentros, otra oportunidad y un nuevo amor. Que las apariencias no te engañen.