Capítulo 12

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Cartas a casa

Sayaka

He pasado los siguientes días en Japón, evidentemente tuve razón. Mi mayor preocupación me alcanzó, mi padre fue uno de los afectados en el incendio. Usaba oxígeno, en el momento que el incendio fue provocado y las llamas y humo alcanzaron los tanques él se asfixió, además no pudo moverse debido a la debilidad en sus piernas. Un enfermero luchó por sacarlo y tratar de salvarlo pero ya había sido demasiado tarde, él no resistió. Al llegar a casa creí que mi madre estaría deprimida o algo por el estilo, sin embargo su preocupación no era por él, si no por mí, había dejado mi casa hace al menos seis años y no había vuelto hasta ahora. Creyó que no volvería a enamorarme luego de aquel acuerdo roto, al igual que mi corazón. Me explicó la situación del momento, me ofrecí voluntariamente a cubrir los gastos de defunción, he ganado algo de dinero con mi trabajo y es lo menos que pude hacer por él.

Estoy sumamente devastada, pasé mucho tiempo lejos preocupando sanarme a mí, fui egoísta y no me preocupe en volver aún sabiendo la condición de mi padre, ahora que lo he hecho ya no importa, no tiene caso. Nagi llamó tres días después de haber llegado, le expliqué la situación y ella dijo que hablaría con los profesores y el director para que pudieran darme unos días libres. Por su insistencia y mi buen trabajo los últimos años pude obtener un mes de descanso. Ella también se ofreció a venir para verme, después de tanta insistencia al final accedí, hoy, luego de una semana y media vendrá y me acompañara a dejar unas flores. Las cuales no fui capaz de dejar en el momento del entierro, me reusé a acercarme lo suficiente y me limité a observar desde un par de metros, mi madre lloraba en brazos de su hermana. Yo solo miraba a esa gente despedirse, llorarle a alguien que no podrá oírlos, mi corazón nuevamente volvió a romperse y ha sido de una manera diferente. Se ha quedado vacío, hay un espacio que será imposible rellenar.

Justo ahora me dirijo al centro, compraré algunas flores y esperaré la llegada de Nagi cerca de la estación de trenes, su avión debió haber salido por la mañana y en cualquier momento llegará. Aunque no hay prisa, saldremos cuando el sol se esté poniendo. Hace un tiempo recordaría una tienda cerca de mi casa, pero años fuera me ha echo confundir las direcciones y ahora más que nunca no sé por dónde ir. Lo mejor sería esperar un taxi y decir el nombre del establecimiento. Bien, esa es ni única salida en este momento, así que espero cerca de la carretera avistar alguno vacío, estoy de suerte, no tardo en encontrarlo. Levanto la mano y le hago una seña, él se detiene y me subo en la parte de atrás. Pongo la dirección (que mi madre me ha dado antes de salir) en el GPS y nos ponemos en marcha. Es principio de año y los días últimamente han sido más fríos de lo inusual, llevo un abrigo y una bufanda, además de unos guantes que mi madre me regaló en una navidad pasada.

La tienda no ha quedado muy lejos, me bajo del taxi, pago y entro al establecimiento. Sinceramente no sé cuáles escoger, talvez podría llevar unas rosas rojas, a mi padre le gustaba mucho cultivarlas, aunque quizá unos girasoles estarían bien ¿Por qué tiene que ser complicado? Mi vista va de vacilante por todo el lugar, observando cada flor a detalle, diviso unos lirios blancos, muy bonitos, cierto, pero prefiero hacer la vista gorda. No debo dejar que ese sentimiento me envuelva de nuevo, esta vez no podría soportarlo.

Al final termino llevándome las flores que la señorita de la tienda me ha recomendado ¿Qué hora serán? Nagi ya debe de llegar pronto, ya quiero volver a casa para comer y luego salir otra vez, luego regresar y dormir, o simplemente no salir de mi habitación ¡Ah, lo olvidaba! Mi antigua habitación sigue tal y como la dejé el día en el que me fui, no tengo que preocuparme porque algún hermano la ocupe, mi hermana mayor al igual que yo dejó Japón hace un tiempo, no debería tardar en llegar también, hasta hace unos días se enteró y ha decido volver de Nueva York, pero a diferencia de Naga, aún falta algo de tiempo para que pueda llegar, su viaje, el único que ha podido conseguir de primera hora ha sido de escala. Decido sentarme en un parque cercano, al parecer (luego de haber revisado el mapa) este parque queda cerca del aeropuerto, aún más cerca que la estación de trenes. Miro una banca vacía y decido sentarme, me coloco audífonos y pongo alguna música al azar, es tan reconfortante, el frío penetra en mis fosas nasales y me causa comezón, crea un estornudo que no puedo retener. Trato de buscar algún pañuelo pero no podré aguantarlo tanto tiempo, uso el codo, en el lado interno y siento como se aliviada el ardor. Sigo en busca de algún pañuelo para sonar mi nariz pero alguien lo ha colocado delante de mí, observo el pañuelo, es azul y tiene grabado una letra.

Contigo siempre estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora