Impulsos, parte 3: El despertar.Mary
El aire sopla golpeando ligeramente los vidrios restantes en las ventanas, ondeando las cortinas se cuela hasta llegar a nuestros cuerpos, es frío. Probablemente se acerca la lluvia. Las luces en la habitación de arriba se mantienen apagadas, hablamos en tono bajo para no dar ninguna pista de que ahora somos libres, sin embargo ahora tengo un mal presagio. Puedo escuchar con claridad los pasos que hacen al rededor, justo ahora puedo decir que están meramente debajo de nosotros.
Tsuzura se ha tranquilizado y ha decido cooperar con Tadashi para salir de aquí, el hombre de negro está atado y puesto contra el piso, amordazado para que no emita ningún ruido, aún se mantiene inconsciente. Revisamos sus pertenencias y además de la barra de fierro que sostenía tenía un arma detrás de su chaqueta, una pequeña revólver, en la parte trasera de su cinturón un cuchillo afilado lo suficiente para cortar un buen pedazo de carne, sostengo ambos y me las he acomodado en el cuerpo. Uso su mismo cinturón pese a que no es de mi tamaño, es mucho más grande. Lo he ajustado a mi medida.
Nuestro plan es salir por la ventana haciendo uso de las ramas del árbol que está cerca, no tenemos ningún material para hacer una cuerda, las sábanas son viejas y podrían romperse en el descenso. Decidimos no arriesgarnos. Por otra parte, las ramas son resistentes y de fiar, primero irá Tsuzura, Tadashi y por último yo. Todo parece estar bien, talvez podamos conseguirlo.
—Tsuzura‐san, apresurese debemos irnos antes de que él despierte.
—No soy tan atlética como Mary, seré cuidadosa, tengan paciencia.
—Apoyo a Tadashi, debes darte prisa, no podemos seguir aquí, la casa es algo vieja así que no los pondré en peligro por ella... aunque lo quisiera.
Tsuzura coloca sus piernas fuera de la ventana y estira uno de sus brazos para alcanzar y sujetarse de una rama. Está cerca, aún así faltan centímetros para poder tocarla completamente, por ahora solo rosa sus uñas.
En medio de la oscuridad de la casa, el silencio es aterrador, comienza a darme escalofríos ya no escuchar los ruidos de abajo, me pongo alerta. Preparo el arma apuntando hacia la puerta por si en algún momento llega a abrirse. Tsuzura aún no logra sujetar la rama y estoy comenzando a impacientarme. Sin darme cuenta, ya estoy bajo la mirada fría. El sonido de un arma cargándose logra oírse fácilmente y eso me pone los pelos de punta. Me coloco enfrente, cubriendo a ambos. Camino hacia la puerta con mi arma por delante y pateo la puerta para abrirla. Tsuzura vuelve a entrar y junto a Tadashi ambos se agachan y esconden detrás de un armario. Al asomarme no me encuentro con nadie. Solo puedo maldecirme internamente debido a que he causado mucho ruido.
—Levantense, cambio de planes.
Ambos salen del minúsculo escondite y se acercan un poco a mí, les hago una seña y en medio de la habitación se detienen, yo observo desde el pasillo, nadie viene, aún. Me acerco a ellos para explicar lo siguiente que haremos, podrá ser complicado, las ramas no son tan fuertes a menos que logremos dar un gran salto y logremos sujetarlas desde la mitad. Un destello desde la casa de al lado llama mi atención, reacciono pero no ha sido lo suficiente logro darme la vuelta y me paralizo por completo cuando me doy cuenta del proyectil que ha lanzado. Atraviesa una de nuestras ventanas y conecta en el lado derecho del pecho de Tadashi. Él cae de rodillas para luego desplomarse en el suelo.
—¡Agachate y cubrete la cabeza!— le ordeno a Tsuzura. Ella de inmediato obedece.
Gracias al destello y debido al cristal roto puedo saber en qué parte de la casa se encuentra el francotirador. Me acerco a la ventana casi arrastrándose de cuclillas, apuntó con ambas manos y tiro del gatillo. Alguien está siendo capaz de vernos pese a la oscuridad pero ahora ya no más. Puedo asegurarlo.
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Contigo siempre estaré
FanficRirika encontró su identidad al estar junto a Mary mientras estaban en Hyakkaou, ahora será el turno de Mary al recordarla. Dos reencuentros, otra oportunidad y un nuevo amor. Que las apariencias no te engañen.