Capítulo 7

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La brecha entre lo malo y lo irreal.

Ririka

Mi teléfono suena, me remuevo en la cama buscándolo hasta que por fin doy con él. Sorpresivamente me levanto al ver el nombre en la pantalla, no alcanzo a contestar y me ha dejado un mensaje de texto. "Ven aquí" dice, supongo que ya está de vuelta y el punto de reunión es el edificio. Sin esperar más comienzo a arreglarme de nuevo, mi cabeza duele pero siento que dormir me ha sentado bien, dormir por media hora hizo que mi energía se recargara por completo. Al parecer solo necesitaba descansar en mi casa, en mi propia cama.

Probablemente sé el porqué Kirari me ha llamado de repente, ya se ha enterado y no dudó en volver, así de impulsiva, así de irracional es mi hermana. Tomo las llaves de mi auto que previamente había dejado y me pongo en camino hasta que Haru aparece por la cocina.

Señorita, dudo que eso sea necesario, ya han venido por usted— dice mientras sostiene un plato.

—No esperaba a nadie— respondo confundida.

—La presidenta los ha enviado.

La miro confusa, sin importar a su preve advertencia agarro mis llaves y abro la puerta. En frente hay dos autos, además del mío. El de adelante es una camioneta y el de atrás un Audi de color negro. Dos hombres con traje esperan pacientes al lado de los autos y en cuanto notan mi presencia uno de ellos abre la puerta y el otro se acerca a mí.
Me extiende la mano, con muchos cuestionamientos en mi cabeza acepto y me ayuda a subir al auto, el conductor me es conocido. Me sonrie alegremente y me da las indicaciones de Kirari. Ahora entiendo. A comenzado a llover, tan de repente, las gotas de agua chocan contra los cristales y se mezclan con la armoniosa canción que suena por los parlantes.

El auto se enciende y comenzamos el recorrido, el Audi nos sigue detrás pero con una distancia que apenas es posible ver. La camioneta avanza muy rápido.

Me pregunto ¿Qué habrá pasado con el hospital? La lluvia ha llegado en hora buena.

Es cuestión de minutos para llegar hasta el edificio, el tráfico se ha aligerado y es fácil moverse por la calle. De nuevo, el del asiento del copiloto se baja, abre la puerta y me ayuda a bajar. Camino con normalidad hasta entrar, alguien caminaba a mi lado acompañándome con un paraguas, cuando cruzó por la puerta una mujer se acerca para sujetar mi bolsa, de algún otro lugar aparece otra para ayudarme con el abrigo, al final una tercera mujer aparece y me guía al salón en donde debe estar esperando por mí.

Nunca lo había notado, pero hay demasiadas mujeres aquí. De los hombres sólo he visto a algunos, Koda permanece a mi lado siempre y puedo decir con seguridad que en ocasiones es el único hombre dentro del edificio.

—Estoy aquí— digo tranquilamente en cuanto entro a la habitación. La chica a abierto la puerta por mí y desde el arco de la puerta hace una reverencia y luego se retira, cerrando la puerta con ella fuera, yo me adentro en la cálida luz que cubre sus cuerpos y tan pronto el mío.

—Oh, me alegro que estés bien— responde Kirari apenas mirándome. Noto un aire extraño en el ambiente ¿Siempre ha sido así?

En la habitación también está Miroslava, la acompañan tres hombres, fácilmente podría decir que son del doble de mi tamaño, intimidan solo con mirarlos.

—Podemos iniciar ahora que estamos todos— dice Miroslava, se levanta de su silla y me ofrece el asiento, un chico que la acompaña le brinda otro asiento de inmediato.

Todos estamos sentados alrededor de una mesa de cristal, sobre ella hay dos computadoras, en la habitación también está Hinata ¿Agente?, pero ¿Qué hace aquí?

Contigo siempre estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora