Capítulo 5

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Blanco.

Kirari.

Miércoles 6 de febrero, Corea del sur.

Como he estado haciendo los últimos días en el hotel, me levanto de la cama y busco unos pantalones recién lavados en el vestidor. Afuera el clima es frío y el aire sopla con una brisa que se origina desde el mar, me encuentro cerca de la playa de Seúl, el cielo indica una posible lluvia, pero hoy no estoy de humor para mojarme. Me dirijo a la cocina en busca de encontrarme con una taza de café recién preparada con el pavor humeante saliendo de ella.

Enciendo el televisor para ver las noticias de economía de la edición matinal y me siento en la silla que está cerca de la isla de la cocina. En la mesa está servido Udon, un platillo que consta de fideos gruesos de trigo que se sirve con una salsa de caldo de pescado, lo acompaña cebolla de verdeo langostino y tofu, mi desayuno favorito.

En mi agenda de hoy solo hay una reunión, si las cosas salen bien y el clima lo permite podré regresar a Japón mañana en la mañana o incluso hoy por la noche, quiero darme un respiro de todo el ajetreo.

Soy una multimillonaria ¿Qué más puedo decir? Soy dueña y directora de mi propia empresa, además de ser la líder de mi clan, sin embargo, aunque no lo parezca no ha sido nada fácil y aún sigue siendo mucho trabajo, no tengo tiempo para rodeos y menos en esta época del año, Terano inaugurará un nuevo despacho de abogados que hasta hace un año compré.

Sujeto la taza blanca con café y la dirijo a mi boca, el sabor es un poco amargo, me gusta. Mientras como el desayuno centro mis pensamientos en el día que me espera. Quizá en unas horas más deba llamar a mi hermana... no es una mala idea, sí, lo haré.

Termino el desayuno preparado por Seong (la persona que el hotel me proporcionó para asuntos domésticos) y me levanto de la silla, me dirijo nuevamente a mi cuarto, escojo ropa y me dispongo a darme un baño para dar inicio a mi enfrentamiento en este nuevo día.

Hasta luego— digo para despedirme de Seong, ella se encuentra en la cocina lavando los cubiertos. He terminado de prepararme y como siempre ha sido en tiempo récord.

Cierro la puerta y comienzo mi recorrido para llegar al elevador y bajar al piso de abajo. Las puertas se abren y está vacío, menos mal, entro e indico el piso al que deseo bajar, el ascensor emite un chirrido y por un momento me invade el pánico. Solo fue por unos segundos y aparentemente el elevador funciona bien, me permite llegar a salvo hasta la recepción. Mi auto me espera en la entrada, el chófer se baja y me ayuda a subir dándome su mano y abriendo la puerta por mí, es muy generoso. Me sitúo en los asientos de atrás, él cierra la puerta una vez que estoy dentro y luego se dirige a su lugar, se coloca el cinturón de seguridad y arranca el auto, nos dirigimos a la ciudad.

El camino va muy tranquilo, mi día a iniciado desde la siete de la mañana, ahora voy en camino para una reunión, o mejor dicho una entrevista para la nueva actualización de Panel Frizz, la revista del año en la que solo aparecen figuras públicas muy bien reconocidas. Mi trabajo se merece esto.

El chófer se detiene enfrente de un gran edificio, aparca el auto en el estacionamiento y luego se baja para abrir la puerta y ayudarme a salir, me tiende la mano y yo la acepto. Entro caminando a paso firme y me detengo en la recepción de este establecimiento, la chica detrás de la gran mesa que tiene como escritorio está al teléfono, parece no notarme pues su lenguaje es muy informal ¿Quizá habla con su novio? Bueno, eso no me importa. Gira su silla ligeramente y me mira de reojo, ya era hora, no quería esperar mucho tiempo.

K‐Kirari‐sama, bienvenida, ha llegado temprano— habla en voz baja, además con una musicalidad vacilante y parpadea como si algo le hubiera entrado al ojo. Esas largas pestañas me traen recuerdos. Se nota nerviosa, torpemente y con brusquedad regresó el teléfono a su sitio.

Contigo siempre estaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora