Negro y rosa.
Sayaka
Hace veinte minutos exactos salí de mi casa y aún siento el ritmo cardíaco acelerado. Kirari me sorprendió por la manera en la que apareció detrás de mí, pero aún más que eso, lo que más me dejó anonadada fue en lo bien que le queda ese traje negro. No bromeaba cuando dijo que tenía algo a juego, realmente combinamos bien. Su tono de piel resalta aún más y ni hablar de su labial azul. Su cabello suelto con algunos de sus mechones detrás de sus orejas, los zapatos altos, todo es tan perfecto y le sienta demasiado bien. Si no recuerdo mal, la noche en la que nos encontramos accidentalmente la noté más alta, de inmediato miré sus pies y entendí que eran sus zapatos. Fantástico mirarla usando zapatillas altas. Hay algo que ha llamado mi atención y es nuestra obvia diferencia de vestuario entre su hermana y nosotras, ella es más... casual y para nada llamativa, aunque quizá eso sea normal, siempre ha llevado un perfil bajo. Tal vez son solo cosas mías. Cambiando de tema respecto a lo que pasó antes de salir de casa... Fue algo extraño y sorprendente oír a Naga rechazar la invitación para ir a beber, es maestra de educación física, altamente deportiva pero aún así le gusta ir de fiesta, cuando le pregunté a Kirari si podía venir con nosotras, Naga de inmediato intervino, fue algo casi imposible. Me palme la cabeza tratando de saber si escuché bien. Puso como excusa estar cansada y satisfecha luego de la cena con la hermana mayor. Ririka hasta donde siempre la he conocido, ha mantenido su personalidad tranquila y sin el más interés en cosas como las que Kirari sería capaz de hacer por voluntad propia. Incluso ahora (durante el camino) (en medio de la poca luz del auto) está leyendo algunos papeles y en pocas ocasiones se concentra en su celular. Lleva también el cabello suelto. Además del diferente vestuario, también lleva un cubre boca negro, como si no quisiera llamar tanto la atención. Es cierto que siempre ha sido misteriosa, pero es igual que Kirari, también debería tener asuntos personales e intereses propios.
—¿Tengo algo en la cara? Estás mirándome desde hace un buen rato.
Dice apenas levantado la mirada. Ella va en el asiento copiloto mientras Kirari y yo en los asientos traseros. Sería algo preocupante que pudiera leer mi mente. Invento alguna excusa tonta y consigo pasar desapercibida, es muy perspicaz. Ha vuelto su mirada a su teléfono. Kirari no hizo más que mirarme de reojo, como si estuviera asegurándose de que estuviera bien. Tengo el presentimiento de que cree que en cualquier momento podría escapar. Fue muy educada a la hora de cruzar palabras con mi mamá, le aseguró que me mantendría bien y que posiblemente no regresaríamos temprano, que estuviera segura de que pasaría la noche en casa suya. ¡Faltaba más! No le bastaba solo con regalarme un vestido, también quiere que vaya a su casa y me quede a dormir, lo que en un principio (cuando me besó) quería.
Llegamos al bar, no me dijo mucho. Solo que irían allí con el resto de su familia para celebrar el nombramiento (que ella misma hizo) de su hermana. La ceremonia oficial fue en la mañana delante de toda la mesa directiva, sin embargo todos querían un tiempo a solas con ellos mismos para divertirse. De ser así, me siento un poco incómoda solo con la idea de saber que podría ser un estorbo ahí. Aunque Kirari muchas veces durante el camino me repitió constantes veces que no debía preocuparme por nada. Simplemente no quiero abusar de su confianza, pero no puedo negarme, este ha sido el resultado de mí apuesta perdida, al menos esta vez puedo dejarlo pasar y aguantar los sentimientos. Ella primero se baja del auto, me tiende la mano para ayudarme a bajar ¿Cómo puede moverse libremente aún usando zapatos altos? Aún no logro acostumbrarme del todo. Su hermana es la primera en entrar. El callejón se ve algo temeroso, realmente no sé en dónde estamos, Kirari se robó mi atención la mayor parte del tiempo, solo sé que está muy lejos de mí casa. Ella entrelaza sus dedos con los míos y juntas nos dirigimos a la entrada. El letrero en la puerta es poco llamativo, sin embargo conserva un gran potencial sofisticado. El oficial, o más bien el guardia, verifica que no llevemos con nosotras algún tipo de arma u otra cosa que esté prohibido usar dentro. Nos separamos momentáneamente, ella espera por mí y luego juntas entramos al lugar. Todo es tan lindo adentro que no parece un bar común, no se parece a ninguno como los que haya visto en las películas en donde hay una barra con un barman detrás y algunas mesas acomodadas en los alrededores... Esto tiene un estilo peculiar parecido a... Qué podría ser. Espera. ¡Esto se parece a un burdel! No, no, no y no. Quizá solo sea mi mente, tiene el estilo pero sin duda no creo que esté lugar sea el que pienso. ¡Simplemente es la decoración, Sayaka! Que tu mente no te haga malas pasadas.
—¿Estás bien?— Pregunta Kirari dándose la vuelta al notar que me he detenido.
—S‐Sí. Es solo que este lugar...— No creo que sea buena idea decirle. ¿Qué pensaría de mí si conoce lo que estoy pensando ahora mismo?
—Ah, sí. Es un lugar de striptease.
Pero qué. ¿QUÉ HACEN PERSONAS COMO EL CLAN BAMI EN UN LUGAR CÓMO ESTE? Esto va más allá de mis límites.
—Ara... De pronto te has vuelto pálida, Sayaka. Bien, bien, es mentira, aunque no del todo. Deja que te explique. Esto es un bar común, sin embargo una vez a la semana el dueño deja que sus meseras y algunos de sus meseros hagan shows para ganar dinero extra. Despreocúpate por ellos, él no permite que ninguno se acueste con nadie de sus empleados, ni por la cantidad más absurda de dinero, incluso llevan máscaras para ocultar su identidad. Mira— señala con su pulgar a la señorita detrás de la barra, se coloca junto a mí y pone su mano derecha en mi hombro —Solo deja que la clientela ponga el ritmo que más le guste. De verdad que no lo entiendo pero da igual, me agrada. Hoy no habrá ningún show de entretenimiento, fue hace dos días, a pesar de eso la decoración es algo que atrae a más personas, por eso constantemente remodela el lugar. No es algo a lo que debas temer, además, este es el único bar que nos proporciona confidencialidad no solo a nosotros si no a muchos de los empresarios y directores que puedas imaginar. Nunca te llevaría a un lugar en el que no estuvieras segura— su mano ha caído hasta mi cintura.
—Está bien sí tú quieres estar aquí, gracias por preocuparte.
Le digo y le suelto un pequeño beso en la mejilla, coloco una mano detrás de su cuello y acerco nuestras frentes.
—Pensándolo bien, talvez sea divertido— completo.
—Nuestra anoche aún no comienza.
Alguien aclara su garganta detrás de nosotras y de repente nos separamos. Kirari sujeta mi mano con firmeza y me mantiene muy cerca de ella. No es nada más y nada menos que Terano Totobami entrando al lugar.
—En un espacio como este será imposible moverte con la silla— dice Kirari.
—Ahórrate tus cosas, no venimos por ti, que eso te quede claro— responde con la serenidad de siempre. Vaya, no ha cambiado nada.
—Yumi, nuestra mesa es la que está hasta el fondo, ten cuidado al avanzar.
—¡Este lugar es tan extravagante! Esto será divertido ¿No lo crees, Terano?— Yumi siempre ha sido la fiel acompañante de Terano, que hasta ahora sigan juntas no es nada sorprendente. Pero lo que sí, es la linda sonrisa que Terano le dedica al hablarle. Ellas se despiden y nosotras les seguimos desde atrás. De pronto comienzo a sentir nerviosismo, Terano y Yumi no se sorprendieron por mi presencia, fueron educadas tal y como las recuerdo, pero esa no es la razón del porqué de repente quiero salir huyendo. Con cada paso que damos las miradas se centran más en nosotras, Kirari está muy despreocupada.
Al llegar al borde de la mesa (aún con la luz tenue y algunas cambiando cada determinado tiempo) logro distinguir los rostros de los integrantes que se mantienen sentados alrededor. Rin e Ibara Obami, Miri Yobami, Miyo Inbami, Miloslava Honebami, Yumika Warakubami, Nozomi Inubami, Erimi Mushibami, Ririka Momobami y al final, quienes iban delante de nosotras, las Totobami. Cada uno de ellos desprende un aura algo raro, es como si no hubiesen cambiado pero, es muy evidente que ahora son otras personas. Ririka palma los asientos vacíos a su lado y Kirari nos encamina a sentarnos en ellos. Todos están envueltos en diferentes temas de conversación, Ririka parece ser el centro y la unión de todos ellos, a pesar de ser diferentes cosas, ella responde adecuadamente a cada cosa. Conoce el tema y sin titubear responde. Kirari por otro lado no ha dejado de sonreír y la única con quién ha cruzado palabra (de su familia) ha sido con Yumika, debido a la música no fui capaz de escuchar lo que dijeron.
—Igarashi Sayaka... La vida se ha encargado de hacer que nos volvamos a ver. No nos libraremos de ti tan fácilmente, ¿No es así, Kirari?— habla Rin desde el nuestro costado derecho.
—Perdónanos Igarashi‐san, Rin‐San ha bebido más de la cuenta— interviene Ibara sujetándolo por los hombros. Ahora lo entiendo, es como si estuviera viendo a sus versiones de niños, o más bien, viendo a personas realmente de su edad, despreocupadas, felices, divirtiéndose, siendo libres y... Algo ebrios. En fin, eso quizá no importe, aún así podemos divertirnos. Kirari se encargó de involucrarme en sus temas de conversación, todo el tiempo (debajo de la mesa) estuvo sujetando mi mano y en ciertas ocasiones me miraba de reojo. Se aseguró de que mi baso contuviera el más mínimo porcentaje de licor. Su hermana mayor sonreía y era algo grandioso de presenciar, pareciera que su serenidad es infinita, pero si tienes suerte, puedes darte cuenta de que realmente es una persona maravillosa. Definitivamente hay una gran diferencia entre ella y su hermana.
La noche siguió avanzando y todos en algún punto se motivaron a avanzar en la pequeña pista de baile que se encuentra en el centro del lugar, es un poco incómodo ya que al rededor hay varios sofás que permiten la vista libremente de todos lo que se pasen por ahí. Sin embargo, todos en el clan se divertían sin prestarles la más mínima atención, Ibara estaba asegurándose de todos y parecía un poco cansado, por otro lado, Yumi y Terano permanecían juntas. Ninguna parecía ser afectada por no poder ir donde los demás, al contrario, parecían divertirse aún más entre ellas. Kirari hacía bromas en ciertas ocasiones junto a su hermana, narraba todos los momentos en los que tuvieron problemas y en como fueron capaces de manejarlo. Las pocas personas que quedábamos en la mesa escuchábamos con total atención. Al llegar pasado de la media noche, noté que Ririka parecía estar fuera de lo normal, de repente dejó de estar tan alegre y había vuelto a su actitud normal, la vi irse varias veces al baño, me preocupé demasiado y cuando ha vuelto he decidido acercarme.
—¿Estás bien?— le hablo cerca del oído debido a la música.
—Creo que he bebido demasiado, pero estoy bien.
Eso explicaría su actitud, intenta mantenerse al margen, según Kirari, su hermana no es muy buena digiriendo el alcohol. Hablando de ella, la he perdido de vista, seguramente fue al baño, pienso.
—Deberías ir a casa y descansar.
—¿Qué? Oh, descuida... Estoy bien, estoy bien... Pronto se me pasará... oye, ese vestido es muy lindo, seguro que Kirari ha planeado bien todo.
¿Qué es lo que ha planeado? Ririka ha comenzado a tambalearse aún estando sentada, ¡definitivamente no está bien!
—Gracias por no seguir huyendo de Kirari, si vieras todas las noches lo histérica que se ponía por no saber cómo hablarte... Era tan divertido— ríe entre dientes y casi se golpea contra la mesa, es todo un caso perdido ahora mismo —Sayaka, eres muy linda, esa maldita ha tenido suerte.
Oh bien, esto es divertido y algo preocupante.
—De acuerdo ¿Quién de las dos yo es más linda?— bromeo, parpadea consecutivamente. Me siento a su lado y la mantengo sujeta del hombro para evitar que se golpee con la mesa. Tarda en responder.
—¿Qué dices? Por su puesto que la tú de la derecha, aunque es un poco extraña, se parece a mí— comienza a reír por lo bajo.
Yo estoy a su izquierda.
—Espera, espera... Soy yo, guau ¿Quién puso un espejo aquí? Y... ¿Cuándo me he cambiado de ropa?
Miro hacia mi costado y me doy cuenta de que quién está ahí es Kirari, me río en mis adentros mientras tanto ella se ríe abiertamente logrando que Ririka haga lo mismo. Son tan lindas. Cuánto tiempo habrá estado parada ahí, me pregunto si habrá escuchado todo lo que dijo.
—Ha sido suficiente para ti, come algo y después vete, el auto estará esperando por ti afuera, Ibara se asegurará de que subas con bien.
—Pero yo también quiero estar ahí cuando le digas a Sayaka que...
La mano derecha de Kirari fue velozmente a parar en la boca de Ririka impidiendo que siguiera hablando. En medio de un forcejeo para intentar quitarse la mano de encima, Ririka cae en el asiento de al lado.
—Quédate aquí un rato, no hagas nada que pueda avergonzarte después.
Ordena Kirari.
—Como tú digas, jefa... Ah espera, ahora la jefa soy yo... Me quedaré aquí porque yo quiero y no porque tú me lo pidas, hermanita.
Luego de haber dicho eso, deja caer su cabeza y cierra los ojos. No creo que esté bien dejarla ahí. Kirari se endereza y se gira hacia a mí.
—Acompáñame— dice extendiendo su mano para que la sujete.
—¿Estás segura en qué es un buena idea dejarla ahí? Dijiste que no es muy buena con el alcohol.
—En cuanto Ibara logre hacer que Rin se siente, él mismo se encargara de hacer que suba al auto para que la envíen a casa. Ahí la estarán esperando y se ocuparan de subirla a su habitación, he pensando en todo, despreocúpate por ello.
—De acuerdo, vamos— sujeto su mano y enseguida nos abrimos paso entre la multitud. Todos los del clan a excepción de tres, están en medio de mucha gente. Logro ver a Ibara sosteniendo a Rin para evitar que vaya por más bebidas. Y en lo que parece ser el último vistazo, ha comenzado a dejarse llevar también.
No recuerdo haber estado en esta parte antes, al parecer es una puerta al exterior, el callejón es oscuro, algunas luces apenas pueden cubrirnos dentro de la penumbra. El ruido de motor se escucha por la izquierda y las luces no tardan en encender. La mano de Kirari jamás me ha soltado por un segundo, podría ir a donde ella quisiera, yo estaría feliz siguiéndola desde atrás.
—Adelante, Sayaka. Déjame enseñarte un lugar.
Luego de su invitación, como si en verdad necesitara esto, subo al auto lo más rápido que me he movido en toda la noche. Ella se sienta a mí lado, no me dice alguna pista de hacia dónde nos dirigimos, el chófer simplemente pone a andar el auto, avanza como si ya supiera a donde dirigirse. Duramos aproximadamente diez o quince minutos en el auto, recosté la cabeza en su hombro y estuve luchando con todas mis fuerzas por no cerrar los ojos, pero su olor tan embriagante me abrigaba como a un bebé recién nacido necesitado de su madre. Podría estar aquí por mucho tiempo, talvez sí, estar lejos de ella ha sido la peor decisión que he tomado en mi vida.
El auto se detiene, miro por la ventana y el lugar está complementa desierto, a lo lejos puede verse algunas luces, aparentemente está lejos. Kirari abre la puerta de su lado y rápidamente llega hasta a mí para ayudarme a bajar. El aire frío golpea mi cuerpo y debido al desnivel del suelo (y con tremendos zapatos) pierdo el equilibrio cayendo justo en medio de sus brazos.
—Tranquilízate.
Dice formando en una línea fina sus labios.
El chófer no enciende el auto, al parecer se quedará esperándonos. ¿Qué podría haber en lugar como este? Y lo que más me inquieta es tratar de saber qué es lo que quiere (con tanta urgencia) que yo mire. Si tiene alguna casa cerca del río, pudo haberme enseñado una foto. O algo así por el estilo. El césped está húmedo y con cada paso mis pies van mojándose cada vez más. Ella avanza sin titubear, estoy siendo arrastrada a algún lugar y no tengo la menor idea de alguna pista. En la distancia que llevamos caminando, poco a poco se va notando algunas luces a lo lejos, al parece son lámparas en el suelo alumbrando el camino... Pero más adelante hay aún más. Me pregunto qué es lo que estará pensando, ahora qué es lo que quiere hacer. Mientras más nos acercamos, el objeto rodeado de luces cada vez más va tomando forma ante mis ojos, es un kiosco, al lado hay una mesa solitaria con lo que aparentemente es una vela en el centro. Comienza a escucharse música, aún no la reconozco. Kirari va decida para llegar, hemos caminado un largo recorrido, la carretera está lejos y ya no puedo ver el auto ¿O es que acaso se ha ido? De ser así no podremos regresar a casa. A pesar de mis mil pensamientos rondando por mi mente, no soy capaz de expresar alguna palabra. Las luces tocan el rostro de Kirari y en segundos ambas estamos cubiertas por las luces que cuelgan del techo. La vela en la mesa está cubierta con algún vidrio, de no hacerlo el aire de la marea la hubiese apagado desde hace un buen rato. Oh, estamos cerca del mar, puedo sentir la brisa fresca y salada, creí que era un lago. Nuevamente no había prestado atención al camino.
—Dime ¿Qué te parece?— dice mientras estamos en medio del kiosco, es uno grande, podrían entrar diez personas aquí. Hay algunos lirios alrededor... Lirios.
—Todo esto es muy lindo— giro con todo el cuerpo observando fijamente el techo, hay aún más flores en la parte de arriba, alrededor (algunos a los costados) cuelgan luces resplandecientes en color amarillo y blanco —¿Tú has hecho todo esto?
—Algo así, ven, siéntate— se ha ido de mi lado, muy rápido, ni siquiera me di cuenta.
Espera, espera... No creo que hayamos venido hasta aquí para comer. Aunque no creo que esa esa la razón del porqué me pide acercarme a la mesa.
—¿Por qué me trajiste aquí? No tengo idea de dónde estamos.
Bajo por las dos escaleras y en cuestión de segundos estoy delante de ella, sin embargo, he pisado una piedra y pierdo el equilibrio. Antes de que pudiera comenzar a tambalearme ella me sujeta del brazo.
—Esos zapatos te causan problemas, quítatelos.
Hago lo que me pide sin dudar, ha sido lo mejor sentir la hierba bajo mis pies, aunque está muy frío.
—No haz dicho mucho acerca de este lugar— Dice quitándose los zapatos también.
—¿Qué podría decir? Este kiosco está en medio de la nada, tengo que admitir que me causa un poco de miedo, no hay nadie cerca, solo estamos tú y... Yo.
No lo había pensado antes. Durante toda la fiesta hablábamos como si fuésemos amigas, a pesar de no haberme soltado la mano, ella nunca estuvo muy cerca de mí, mucho menos me besó ¿Es que acaso ahora intenta decirme algo? De pronto se ha vuelto extraña, admito que temo por eso.
—¿Tienes miedo de estar a solas conmigo? Jamás te haría daño, tampoco permitiría que algo te pase, lo sabes ¿No?
Estamos yendo demasiado rápido, hablar por mensajes y no vernos durante una semana, sin contar que antes nos habíamos besado, es muy confuso. Sé la razón del porqué no nos veíamos, pero aún así no puedo evitar pensar en cosas malas. Podría estar saliendo con alguien... No, recuerdo todo lo que me dijo cuando apenas nos volvimos a encontrar. Kirari no es el tipo de persona que miente... Ella, ella nunca me mentiría.
—¿Sayaka? Sa‐ya‐ka— sacude una mano delante de mí cara.
—¿En qué estás pensando? Te he estado hablando y parece que no me escuchas.
—Oh, no es nada, perdóname.
—¿Quieres bailar?
—¿Ba‐Bailar...?— ¡En verdad que no la entiendo!
—Claro, si no sabes hacerlo, ven, yo te enseñaré— regresamos al centro del kiosco.
Me deja en el centro y se va en dirección a la grabadora.
Pone alguna canción que no logro descifrar de quién es, la canción comienza con alguna especie de guitarra. Kirari regresa hacia a mí con una sonrisa en su rostro, me toma de la cintura y me pega a su cuerpo, coloca una de mis manos en su hombro y sostiene mi mano derecha. "Siempre había querido hacer esto" dice mientras otro instrumento se ha unido a la sinfonía. Nos separamos momentáneamente y me invita a seguirle una reverencia. Al son de la aparición del violín comenzamos a balancearnos. Nuestros pies comienzan a moverse de un lado a otro, de adelante hacia atrás, casi siempre manteniendo el contacto entre nuestras miradas. Me da un giro y tira suavemente de mi brazo para acercarme nuevamente a su pecho, me mira sonriente y puedo escuchar como las notas bajan y luego comienzan a subir. Se mueve más rápido y me es difícil seguirle los pasos. De no ser porque ahora estamos descalzas ya le habría aplastado todos sus dedos con mis zapatos y estaría en serios aprietos tratando de solucionarlo. En las notas altas ella es aún más rápida con los giros, puede notar mi nerviosismo pero aún así no se detiene. Hay una caída y el ritmo se ha tranquilizado, estira su brazo, en un movimiento me hace girar y nuestras manos se unen estando cruzadas, nuevamente estira su brazo, está vez del lado contrario e involuntariamente mi brazo sube para completar la pose.
Bailamos juntas, muy cerca, demasiado. Aunque al principio me ha costado seguir sus pasos ahora me parece divertido, mi cuerpo se relaja y subo mi mano hasta su cuello, de ahí no me aparto más. Giramos, nos miramos, nos sentimos, nos admiramos, sonreímos y además de lo mal que debemos vernos tratando de seguir todas las notas con nuestros pasos de baile improvisados, nos estamos divirtiendo como no lo hacíamos cuando estábamos en la preparatoria. Se aproximan una serie de giros, he logrado descifrar sus movimientos y cada vez que ella aprieta un poco más sus dedos alrededor de los míos es que comenzaremos un giro por la derecha. Ahí está. Cuando aprieta sus dedos en mi cintura, giramos hacia la izquierda. Ahí está de nuevo. Mis pensamientos han sido correctos, subimos, bajamos, estamos sintiéndonos libres y que la música sea quien guíe nuestros movimientos. Puedo sentirlo, el final está casi cerca pero al parecer eso no importa mucho. Seguimos moviéndonos de un lado otro, el frío se ha perdido en medio del calor de nuestros cuerpos, su piel (debido al sudor) comienza a brillar cuando la luz la toca. Se ve tan linda, satisfecha, feliz. Podría admirarla toda mi vida.
En los últimos momentos, ella deja caer su peso sobre mí, sosteniendo me de la espalda baja terminamos como si estuviéramos a punto de darnos un beso.
Me tomé un descanso y por fin he completado el capítulo, he comenzado a escribir el siguiente, lo subiré pronto. Nos leemos luego.
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Contigo siempre estaré
FanfictionRirika encontró su identidad al estar junto a Mary mientras estaban en Hyakkaou, ahora será el turno de Mary al recordarla. Dos reencuentros, otra oportunidad y un nuevo amor. Que las apariencias no te engañen.