La verdad

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Antes de ingresar a la habitación donde Deidara permanece postrado, volví a llamar a Shisui. Una vez más confirmé que estaba bloqueado. Una chasquido escapó de mis adentros. Si resulta no ser el culpable de la agresión, su comportamiento indica lo contrario. Intentaré contactarlo más tarde usando un teléfono público, pero por ahora acompañaré a Sasori.

Entramos y lo primero que vimos fue a Queen Dei irreconocible. Su rostro era similar a una uva morada entre verde. No solo en el color, sino en la inflamación. Una pierna colgaba en el aire por el soporte, y el brazo izquierdo también. Su larga cabellera rubia estaba atada a una cebolla mal peinada. Antes de ingresar, el doctor nos dijo que tuvo suerte de no recibir un mal golpe en la nuca o en la cabeza. Asimismo, que un policía a cargo de levantar el reporte de la agresión estaba al tanto de la seguridad del paciente, y que esperaba que él mismo diera todos los detalles de la brutal golpiza.

Sasori corrió al costado de la cama con una mano en el pecho y la otra cubriendo su boca. Lágrimas no tardaron en aparecer por sus mejillas. Era duro ver a alguien como Deidara en su estado deplorable. Un nudo en mi garganta se ató. Sentía mal ver a ese hombre bello destrozado por un desquiciado, quien tristemente podía ser mi aún esposo. Pero antes de acusarlo necesito comprobar que fue él el culpable.

Deidara está sedado, por ello no se movía. En todo el tiempo que estuvimos ahí esperando un movimiento, u al oficial en cargado, varios amigos de Deidara y Sasori se presentaron con flores y todo tipo de adornos coloridos.

La enfermera encargada de Deidara nos pidió dos a la vez, así que tuve que salir para permitir pasar a alguien más. Sasori no tenía la intención de abandonar a su mejor amigo.

Aproveché ir al más cercano teléfono público. Marqué el número de Shisui y, para mi sorpresa, su teléfono estaba apagado. Un calor quemaba mis entrañas, comencé a sentirme ansioso por dar con él. He sido un poco tonto, nunca me di la tarea de averiguar dónde vive.

Regresé al pasillo por donde la habitación de Deidara estaba situada, una fila de buenos amigos esperaba su turno. Quería volver a entrar para estar un poco más de tiempo con ellos antes de retirarme a averiguar dónde vive Shisui.

Apoyado contra la pared con los brazos cruzados, miré a Kurotsuchi arribar con una expresión preocupante. Uno de los amigos se acercó a ella y le dio un abrazo. Luego escuché lo que dijeron en voz baja:

—Sabía que algo así podía suceder. Le dije que no andará por su cuenta a altas horas de la madrugada por el accidente que tuvo con aquel cliente —dijo Kurotsuchi.

—También le aconsejé lo mismo, pero sabes cómo es. Le dije, ve a la estación de policías y ponle una orden de restricción a Joe, el dueño del bar de la otra cuadra.

Ambos retomaron el paso hacia la puerta. No pude escuchar más. Sasori dijo que Deidara no tenía enemigos, pero al parecer tenía un acosador. Puede que estemos señalando a Shisui mal. Necesito averiguar dónde estuve por la madrugada, pero antes, dónde demonios vive.

Fui a la puerta para que me dejarán ingresar y despedirme de Sasori. Sin embargo, este salió y rápido como me vio se acercó a mí.

—Deidara abrió los ojos y se quejó de dolor —sonó felíz y tranquilo.

—Me alegra que haya recuperado la conciencia.

Los amigos tan rápido como escucharon las buenas noticias comenzaron a hacer todo tipo de preguntas. Sasori intentaba contestar a todas sus preguntas, yo aproveché para avisar que volvería más tarde.

Abordo de mi auto conecté mi teléfono al estero. Hice varias llamadas a la compañía donde trabaja Shisui, pero no pudieron darme la información que pedía. Su nueva dirección. La llamada de Kizame entró recordando sobre la barbacoa a la cual nos invitó. Le dije que no podía asistir por asuntos personales. Él entendió, no insistió. Otra llamada entró, esta vez se trataba de Madara. No podía ignorarlo una vez más. Al fin de cuentas es mi jefe.

Mi esposo, mi amante y mi puta YAOI [Terminada/ ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora