Celos enfermizos

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    Descanse poco, las ojeras que normalmente se marcan en mi rostro, se marcaron el doble. Quiero zanjar aquel encuentro y quedarme a dormir todo el día, sin embargo, me siento con congoja por culpa de Shisui. Ya pasó un mes y una semana desde la última vez que estuvimos juntos en la misma cama en la que me encuentro dando vueltas desesperado. Deseo que esto sea una pesadilla, despertar y encontrarlo a mi lado, viéndome dormir como solía hacer, pero no, él no está, él está con ella. ¿Por qué cambiaste? ¿Por qué dejaste de amarme? Aquí estoy llevando mi vida a una promiscua que nunca pensé llevar, porque quiero olvidar el amor que algún día me profesó el hombre que más he amado.

Repentinamente, lágrimas rodaron por mis mejillas, y un profundo sollozo escapó de mis adentros. Estoy solo, nadie puede verme llorar o oírme. Me voy a desahogar antes de levantarme de esta cama para ver a otro hombre con tratos y personalidad distinta a mi marido infiel.

Cuando al fin las lágrimas salieron por completo, y no quedó una sola gota de dolor, permanecí quieto en la cama, boca arriba viendo el techo cuadrado y poca luz que entra por las orillas de la persiana. La alarma sonó, van a dar las 2:30, necesito bañarme y lavarme bien la boca, no deseo aliento a resaca.

Entré a la cabina, y encendí la regadera, el agua fría ayudará a despertarme por completo. Y mientras le doy masajes a mi cabeza con champú de manzanas, recordé que los domingos íbamos al supermercado a comparar víveres y después a comer en un restaurante de comida rápida, y para el postre, dangos de La Casa Japonesa. El resto del día la pasábamos paseando en auto, visitando parques, librerías, museos, y centros comerciales en busca de ropa o adornos para el departamento. Extraño esos días tranquilos, los que una pareja lleva a cabo, el último día de la semana. Que gran pena, no tengo ganas de ir a comprar lo que me falta, y hacen falta muchas cosas.

Sumido en ensimismamiento y con el agua corriendo por todo el cuerpo, permanecí quedo durante buen rato, logré escapar al oír la puerta golpear. Salí rápidamente de la cabina del baño y abrí la puerta para exclamar que iría en unos minutos.

Con el cabello húmedo, ropa puesta de una manera rápida, y lavado vocal aún dentro de mi boca, abrí la puerta, la luz de un día soleado lastimó mi vista, así que no vi quién estaba frente a mí, porque los rayos del sol me obligaron a cerrar los ojos y la helada a retirarme. Que loco, no recordaba que estábamos a mediados de noviembre.

—Llevó media hora esperando en los aparcamientos...

Al oír su voz, me tragué un poco del enjuague vocal, rápidamente corrí hasta el fregadero de la cocina a escupirlo. Y mientras enjuago la boca, oigo la puerta cerrar y pasos hacia donde estoy, segundos después, una par de brazos capturaron mi pecho y un rostro se apoya en el hombro izquierdo. Bajé la mirada y me encuentro con los brazos y manos de mi futuro exesposo.

—Veo que no leíste los mensajes que acabo de enviar del otro número que active hoy en la mañana. Esperé la respuesta que me permitiera hablar contigo, pero no recibí nada. Llamé dos veces, encontrándome con buzón de voz, así que pensé, que estaba apagado tu celular. Itachi, antes que envíes al amor de tu vida a la mierda, quiero que sepas cuán arrepentido estoy, necesito que escuches porque actué como un imbécil frente a los demás —se expresaba con remordimiento —. Cuando salimos del club, me despedí de todos, y fingiendo que me iba, traté entrar por la segunda puerta del club, pero no permitieron que pasará, cosa que me extraño, porque llevaba el pase que me dieron por la otra entrada. Después de intentar entrar, pero todos mis intentos fueron en vano, te llamé como mil veces, pero no entraron las llamadas o mensajes de texto, los cuales decían que te esperaba fuera del club para regresar a casa, juntos y nunca más separarnos. Al ver que no recibía respuestas, te esperé hasta que te vi salir con tres hombres y dos chicas, todos tus acompañantes abordaron un taxi, el cual seguí en mi camioneta, sin embargo, perdí el taxi en camino hacia acá. Llegué en la madrugada y traté de derrumbar la puerta, pero tú estabas en otro lugar, con alguien más. Eso me destrozó como no has de tener idea. Mi amado, Ita, estaba entre los brazos del rubio que no vi bajarse.

Mi esposo, mi amante y mi puta YAOI [Terminada/ ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora