Eres bello, Itachi

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      La última vez que abordé un yate, fue cuando Sasuke le pidió la mano de Sakura a sus padres en un yate rentado para la cena, un fin de semana. La pasamos bien, Sasuke y Sakura en lo suyo, nuestros padres conociéndose, Shisui y yo fingiendo ser solo mejores amigos. Espero que mi segunda vez abordo de una majestuosidad como la Gunbai no sea la excepción. Un hombre con complexión extraña por su tono de piel, ojos amarillentos y cabello verdoso, me dio la bienvenida desde la popa, viste cómodamente elegante, y ha dicho que Madara me espera al interior. Cuidadosamente abordé el barco de recreo privado y fui tras Zetsu, así dijo llamarse. La Gunbai era más de lo que pensé cuando aún no pisaba el interior, era elegante y cómodo, solo un millonario puede adquirir semejante barco para sí mismo. Estaba complacido, pero no lo mostraba, escruté cada mueble, cada adorno, cada araña de cristales colgando del techo, el piso de madera fina, y la maravillosa vista del mar al costado izquierdo, pues aún nos encontrábamos parados al lado del puerto, hizo aquella tarde una de las mejores desde que no estoy con mi marido. El clima es perfecto, pero mi ánimo balancea por lo que sucedió media hora atrás. Aún siento hormigueo en mi mejilla por el fuerte golpe que me dio Shisui. Exagero, lo sé, pero me duele en el alma su desagradable acción hacia mí. Supuestamente iba con la intención de recuperarme, no de golpearme. Me duele tanto recordar su fría mano azotar contra mi piel. El amor de mi vida echó todo a la mierda...

—Mi señor viene en diez minutos, atiende una llamada. ¿Gustas algo para beber mientras esperas? —preguntó Zatsu, acercándose a la barra que está al centro de una sala de juegos.

—Coñac —contesté, tomando asiento en un sillón de cuero —. ¿Y tú eres?

—El mayordomo de Uchiha Madara. —Zetsu preparó el trago y puso el vaso en una mesita que arrimó al sillón —. Si necesitas algo más, ahí está la pantalla para comunicarte conmigo en la cabina —. Apuntó atrás de donde estoy, tras ello atravesó una puerta de las tres que hay alrededor.

Me quedé solo a beber mi trago, mientras el yate comenzó a moverse para salir del puerto. Y exactamente cuando pasaron los diez minutos, una mano fría con un Rolex de oro en la muñeca, entró suavemente por detrás de mi cuello y bajó por mi pecho, seguido de ello, la voz gruesa de Madara cercas de mi oído derecho, dijo:

—Espero que vengas con energía, y que ese rubio no te haya dejando en ceros. Itachi, quiero que sea la última vez que te veo con un ser insignificante como ese sujeto. Tú debes comer de lo mejor, no comida corriente.

Acto seguido, con la otra mano giró mi cabeza hacia sus labios. Nos vimos fijamente, y él prensó sus labios con los míos. Introdujo su lengua y exploró mis paladares vocales, mientras se inclina más para llevar su mano a mi entrepierna. Sobó mi bulto por encima del pantalón, y profundizando sus besos que me da con lascivia. Saqué un gemido de mis adentros, estoy caliente.

—Te has puesto duro —susurró sobre mis labios tras separarse —. Creo que me excedí con los celos —esbozó una media sonrisa, y siento como pasa sus desnudas manos entre mis cabellos. No ate mi cabello a una coleta baja, porque salí corriendo del departamento.

Estoy por contestar a su comentario dominante, pero no quiero darle la importancia que quiere. Guardé mi réplica y centró la mirada en el vaso de coñac frente de nosotros. Madara continúa inclinando sobre mí, sobando mi bulto morbosamente.

—Ven, vamos a otro lugar más privado —vuelve a susurrar, y se incorporó pasando una mano por en medio de mi caja torácica, y la otra por mi cabello.

Me levanté del sillón, y antes de girar a verle, tomé el vaso con coñac y lo bebí todo. Al terminar volteé a él, y lo veo parado detrás del sillón con ambos brazos cruzados sobre su pecho fornido y ambas piernas entre abiertas. Lleva un pantalón de lino azul marino que le queda jodidamente bien, y una camisa blanca de manga corta que hace resaltar sus músculos.

Mi esposo, mi amante y mi puta YAOI [Terminada/ ANTI ROMÁNTICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora