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COMO SU FIGURA PASADA, Lawrence le dio el privilegio a Díaz de portar aquel disfraz que alguna vez usó en su adolescencia, cuando todo mundo solía temblar al solo escuchar su nombre.
Era como su reflejo, más sin embargo, Johnny no permitiría que Miguel pasara por lo que él tuvo que pasar solo por ser aceptado y sobre todo, respetado.
Díaz sería lo que Lawrence siempre quiso, ser el mejor.
— Vaya, un clásico —pronunció Demetri cuando Miguel finalmente se acercó a ellos —. Me gusta, esquelético.
— Gracias —dijo orgulloso de sí mismo — El tuyo también es genial, un hechicero.
— ¡Por favor! —expresó con indignación — Soy un nigromante, ¿es que acaso no viste la película? —se autoseñaló.
Miguel lo miró brevemente como sí intentara descifrarlo pero sin éxito se dirigió a Eli quien observaba silencioso el ambiente.
— ¿Y tú, eres? —esperando que completara su oración.
— Un cirujano plástico —habló mirándolo —, arreglo labios —por muy patético que fuese quizá era el sueño del lindo Eli: ser tratado por uno para quitarse eso que le hicieron odiar durante su adolescencia, cuando ese algo, lo hacía especial.
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( ᴛ/ɴ )
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Demonios. No era el primer Halloween que pasaba a lado de Robby, sí era el primero que aceptaba disfrazarse conmigo.
Él sabía que era uno de mis sueños frustrados desde que era pequeña y lo lindo es que por mucho que no le agradaba la idea, lo hizo, por mí.
— Debo admitir que mal, mal, no te vez—habló una voz a mis espaldas. Me giré encontrándome con mi madre, le sonreí levemente.