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¡🥈! ❞
— T/N BRANDIS
— Quería ayudar al señor LaRusso con su dojo —suspire —. Pero después de todo lo que sucedió ayer dudo ser bien recibida.
— No creo que él sea el problema —niega Tory mientras realiza estiramientos —, Sam lo es. Solo acuérdate como reaccionó aquel día en el club —ríe —. Esa chica está loca.
— No sé que pasó con ella —tome una pausa —. Solíamos ser amigas en primer año y tiempo después simplemente se alejó —moví mi cabeza de lado a lado —. Supongo que la idea de ser alguien importante fue más que sus principios.
— Sí, bueno —Nichols me mira —. Me alegro que ya no sean amigas, de ser así no te soportaría —la mire indignada.
— Tendrías que hacerlo —hice una pose de diva —. Soy la mejor amiga del chico con el que te besaste ayer —la mire pícara —. Nadie me lo dijo, eh —aclare al notar lo apenada que estaba —. Solo era cuestión de observar como se miraban con las mejillas rojitas ahorita que llegaron.
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Todo parecía marchar bien, hasta que el sensei Lawrence nos puso a hacer una serie de lagartijas interminables como castigo por lo ocurrido en el dojo del señor LaRusso.
— Lo preguntaré una vez más, ¿quién fue el responsable de ese acto?
— Sensei, de verdad, no sabemos quién lo hizo —responde Miguel agitado.
Cuando el sensei fue a atender una llamada, Kreese nos brindó un descanso de dos minutos y por primera vez, pero última, no lo odié tanto.
Aún así, sentía que John Kreese seguía siendo el mismo hombre que humilló al señor Lawrence cuando era un adolescente.
Aquel que buscaba dañar de múltiples maneras a sus enemigos, pues su simple mirada me lo decía.
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— OMNISCIENTE
Daniel LaRusso era demasiado sabio, ❝es más facil derribar algo que levantarlo❞. El ser humano sufre una caída tras otra caída y en ocasiones, le cuesta volver a tener fe para ponerse de pie.
Formar parte de Cobra Kai implicaba que nadie confiaría en ti y que todos temblaran ante tu presencia. Eso lo confirmaron Demetri junto a Robby quiénes no dudaron en ponerse a la defensiva cuando ex integrantes de dicho dojo ingresaron al suyo.
Pero a LaRusso le agrada la idea del cambio. Confía ciegamente en aquel que le extienda la mano incluso si nota que la otra esta oculta a sus espaldas.
