21;

427 66 10
                                    

Eran las 3 de la madrugada, tal vez las cuatro.

Luke estaba sobre mi bajo sus sábanas, mis manos estaban en su cintura bajo su pijama y las suyas se aferraban a mi cuello y a mi pecho dejando pequeños rasguños.

Habíamos empezado jugando a darnos pequeños besos, eso había sido pasada la media noche. Justo ahora mi ropa interior me apretaba un montón y empezaba a a molestarme.

— L-Luke, si no vas a dejar que te la meta, hay que parar.

Luke se incorporo y se sentó sobre mi, me miró seriamente.

— No jodas, yo pleneaba metertela a ti.

Me senté y lo mire confundido.

— ¿Qué? ¿Por qué tu ibas a metermela a mi?

— Pues tu eres al que le gustan los chicos.

— ¿Y a ti no?

— No viejo, solo me gustas tu.

— No tiene nada que ver qué me gusten los hombres y que me den por el culo.

— Claro que tiene que ver tonto.

Seguimos discutiendo un rato más.

— Bueno, ya no hay problema, ya se me bajo.

— Si a mi también, pero tendremos que hablar sobre esto en algún momento.

Luke se acostó junto mi y acomodo su cánula, muchas veces cuando estábamos besandonos olvidaba que cargaba su vida en un tanque.

Una mala historia mal contada. | Finalizada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora