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Luke falleció un jueves por la noche, en su cumpleaños número 17. Lo último que escuche de el fue "ojalá hubiera durado más" y esas últimas palabras iban y venían como débiles relámpagos por mi cabeza, dejando pequeños rastros dolorosos.

A pesar de que hice cuánto más pude para mantenerlo conmigo desde que éramos niños, a pesar de que siempre lo defendí y protegí de todo, no pude hacer nada está vez, aunque lo aferre con todas mis fuerzas a mi pecho para así evitar que me lo arrebataran, aún así lo perdí.

Lo vi morir lentamente y sus ojos cerrándose despacio y el monitor de signos vitales emitió el último pitido, ese que se quedó marcado en lo más profundo de mi y sospechaba que se mantendría ahí para siempre.

Me senté a su lado, sus ojos yacían cerrados, sus mejillas aún tenían un ligero rosado al igual que sus labios, se veía tan hermoso como siempre.

– Solo está dormido – dije – ¿Verdad?

Mi mamá puso su mano sobre mi hombro y lo acaricio, los papás de Luke lloraban, Will solo miraba la situación atónito.

– Cariño, v-ven aquí – mi mamá quiso tomarme de la mano, pero yo no quería soltar la de Luke que aún seguía entrelazada con la mia pero que cada vez se iba haciendo más rígida, tenía miedo de soltarla porque no sabía si la podría sostener de nuevo.

– N-no, solo duerme, quiero verlo cuando despierte por favor

– Vamos Ty, dejemos que los papás de Luke se queden con el.

– No p-puedo, me querrá ver cuándo despierte – mi mamá comenzó a sollozar – solo quiero ver sus ojos una vez más, por favor

— Está bien Jenn — Will tomo a mi mamá por los hombros — deja que se quede con el, deja que T se despida.

Deja que se despida. ¿Despedirme? Me di cuenta de lo lejana que sonaba esa palabra para mí, a pesar de que sabía que está situación llegaría de una u otra forma nunca había pensado seriamente en la palabra "despedida", no podía, no podía simplemente despedirme de mi chico.

La mamá de Luke se abrazo a su padre, lloraba mucho y parecía que en cualquier momento iba a desplomarse en el piso una vez más. Mis manos me temblaban al igual que mis piernas, sentía como si me hubieran desconectado del mundo. 

Puse mi mano suavemente en el pecho de Luke y fue entonces cuando volví en mi.

– Ya no está – mire a mi mamá – su latido, ya no puedo sentirlo, ya no está, ya no está mamá ya no está

Me quebré de nuevo, parecía que su pecho estuviera vacío, mis lágrimas empezaron a salir una vez más y a mojar la bata de hospital que Luke aún llevaba.

– N-no pude, no pude p-protegerlo, lo perdí, lo perdí mamá, ¡No pude hacer nada, no pude!

Mi mamá me abrazo con mucha fuerza mientras yo aún seguía abrazando el cuerpo inerte de Luke.

– P-por favor, mamá te lo suplico, solo quiero verlo una vez m-más, quiero oírlo por favor ¡Quiero estar con el, por favor no me lo quiten, es todo lo que tengo mamá te lo suplico!

Mi cabeza dolía al punto de sentir que iba a estallar, tenía náuseas y sentía que todo a mi al rededor daba vueltas,  trate de mirar a los lados pero todo empezó a ir en cámara lenta y los sonidos parecían tener un eco enorme.

Mire a Luke y solamente podía pensar en que en cualquier momento abriría los ojos y me diría algo estúpido como acostumbraba cada que se despertaba, porque el siempre despertaba y solo podía rogarle a la vida que está vez también lo hiciera, pero no fue así. De la nada la vista se me nublo y lo siguiente que vi fue únicamente obscuridad.

Para cuando desperté, mi mamá estaba acariciando mi cabeza en la sala de espera, me incorpore torpemente en el sillón.

– ¿Donde está Luke? – dije, aún desorientado.

– Su familia está con el, sus papás están en una sala, entraste en shock y después te desmayaste. Los papá de Luke están bastante mal así que lo mejor era mantenerlos atendidos ¿Cómo estás tú?

No había puesto atención a lo que mi mamá había dicho, aunque hubiera querido, mi cerebro aún no lograba procesar nada.

– Quiero estar con el – mi voz sonaba seca y vacía, me levanté de la camilla y sentí el piso temblar bajo mis pies, aún así camine hasta llegar a la habitación donde aún estaba Luke.

Seguía tendido en la camilla, había algunas personas a su alrededor, reconocí a la mayoría. No mire a nadie, simplemente camine hasta donde el estaba y lo mire, tomé su mano y la levanté, su toque ya no era cálido.

– ¿Dónde está? – dije.

– ¿Que pasa Ty? – una de las familiares de Luke se paró junto a mi – ¿Dónde está quien cariño?

– ¿Dónde está su pulsera? S-su pulsera, una como está – levanté mi mano y enseñe mi muñeca mientras seguía buscando en la de Luke – ¿Dónde está su pulsera? ¡No podemos quitárnosla! Ponganle su pulsera, por favor debe llevar su pulsera, por favor, no podías quitartela ¿En donde está Luke?

Mis lágrimas volvieron a salir y mis piernas temblaban sin fuerzas, se doblaron dejándome caer sobre las piernas inmóviles de Luke, volví a empezar a llorar desesperadamente.

– ¡Prometiste que nunca te la quitarias! ¡Lo prometiste! – solté un pequeño golpe en su pierna – ¡Mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Prometiste que no ibas a dejarme, lo prometiste! ¡Prometiste que no ibas a dejarme aquí solo! ¡Me lo juraste, dijiste que irías a la playa conmigo, dijiste que iríamos juntos!

El tío de Luke me tomo por los brazos y trato de levantarme, mis piernas ni siquiera podían sostenerse por si solas, me abrazo muy fuerte.

– Está bien hijo, está bien Ty, dejalo descansar, tranquilo.

– ¡Me lo prometió! ¡El lo prometió y simplemente se fue! – mi voz estaba completamente destrozada al igual que el resto de mi – ¡¿por me hizo algo así?! El dijo que siempre estaría conmigo.

El llanto se había convertido en un berreo incontrolable y aunque quería simplemente no podía parar, después de un rato sentí el agudo dolor de un piquete con el que todo se fue nublando a mi al rededor, lo último que vi fue a Luke antes de que todo se oscureciera por completo una vez más.

Una mala historia mal contada. | Finalizada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora