19. Misión Surella II

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"No es seguro aquí"

—Uniscimu a surella.

La voz retumba en mi cabeza como ecos y el idioma inculcado desde pequeña hace aparición después de mucho tiempo.

Únete a mi hermana.

El cabello lacio de ella junto a sus facciones me dan a entender que de vuelta estoy con una parte de mi familia, y una muy importante.

—¿Noa?

MI hermana asiente con una sonrisa de haberme extrañado todo este tiempo.

Su porte era una mezcla de una espía sexy y las típicas señoras ricas que asistían a bailes ostentosos en la antigüedad. Ah y con un toque de brusquedad, muy leve.

Mi mente está tratando de buscar explicaciones de cómo me encontró. Bota el arma que hace un momento empuñaba y se abalanza sobre mis brazos para abrazarnos. El gabán de cuero que lleva esta frio pero tenerla cerca inserta calidez en mi interior.

—La mayor parte de tu vida la pasaste engañada— susurra a mi oído con esa voz que te eriza la piel.

—¿Qué dices?— Aun abrazadas seguimos la conversación al oído.

—Tu Jefa. No es seguro aquí— Rompe el abrazo poniéndome el cabello detrás de la oreja.

El hecho de que alguien aparezca de la nada y te diga que la persona que prácticamente te crio no es confiable y que para colmo no te de las respuestas en el momento, no hace que me esté relajada, la verdad. 

Así, sin más, exploto en preguntas:

—Espera, ¿De qué hablas? ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¿Y papá?

Noa, quien hasta ahora me escuchaba atentamente, en la última pregunta apartó la mirada y se frotó el rostro con frustración.

—Tengo las respuestas, pero aquí no te las diré— Me dijo muy cerca a mi cara para después posar la mirada en Hoffman, quien aun esta siendo apuntado.

—Aparta—le ordeno al que apuntaba a mi amigo— Él también viene.

Es curioso, ambas trabajamos como las únicas mujeres entre tanto espécimen masculino. Las últimas palabras de Noa dieron vueltas en mi cabeza.

—¿Cómo que él también viene?— Hice participe en la conversación. 

Hoffman no tiene nada que ver con mi familia.

Noa me toma de las manos en un gesto suplicante.

—Acompáñame ¿si?

...

Mi hermana nos subió a mí y a Hoffman en un helicóptero, ambos aceptamos ir con ella a cambio de respuestas.

Mi gente quedó suelta, dejándoles la preciada vasija y para que no recordarán nada les rociaron droga (una muy específica, en palabras de Noa).

Sobre La Jefa, no estoy muy segura, la vi por última vez doblar una esquina mientras limpiaba las salpicaduras de sangre que había en su rostro. Noa no la vio en ningún momento.

Volví a la realidad cuando sentí el brazo de Hoffman después de una pequeña turbulencia. De nuevo, me hacía cuestionarme.

—¿Por qué?

Solo recibí una cara confundida así que profundice mi pregunta:

—¿Por qué viniste? ¿Por qué si quiera no lo pensaste? ¿O... lo hiciste?— Mientras preguntaba me giré un poco para verle la cara, tal vez así encontraba respuestas sino me las daba con palabras.

RELATOS desde la OSCURIDAD [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora