7. Obair Dé

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Recibí una llamada de mi compañero Chris hace horas.

Estoy conduciendo en carretera con todas las precauciones. Llueve fuertísimo.

Las gotas caen por el vidrio del coche, parece que hacen carreras por cuál cae primero, pero no me dejo distraer porque las palabras de llamada aún atormentan mi cabeza.

No es real, no paso, es mentira. Repetía una y otra vez en mi mente.

Me trasporto a la conversación con Chris horas atrás...

—Dime Chris, ¡habla ya!—le grité al teléfono.

Me había dicho que teníamos un problema en la calle Marú pero dejó de hablar justo cuando se escucharon voces de otros de mis compañeros.

—Llegamos hace poco a la calle Marú, llamaron para reportar un cuerpo perohizo una pausa para tomar aire y botarlo— entramos a revisar bien la escena y... me han dicho que dentro del centro comercial ha habido una masacre.

Pensaba que se trataba de una broma puesto que siempre lo hacían, así que espere sus palabras "es una broma, no te espantes" pero su silencio me hizo entender.

—No te creo, Chris

Y es verdad, no le creía. Solo soy una simple novata en mi trabajo que empezó hace 6 meses, no estoy preparada para que de un día a otro me vengan con esos casos, yo no puedo.

—Necesito que vengas, Pauline. No somos los suficientes para el levantamiento de los cadáveres. Son...

—No me digas, no quiero saberloChris respira pesado en la otra línea.

Es mi trabajo y aunque me cueste debo ir.

—Dame la dirección entonces— seguramente me arrepentiré —Allí estaré, te veo luego.

Un trueno me saca del dilema mental en el que estaba. Cuatro cuadras más y estoy en la calle Marú.

Ya acercándome empiezo a escuchar las sirenas de las patrullas afuera del centro comercial, junto con un ligero bullicio. Estaciono y apago el coche desabrochando el cinturón para luego mirar la escena.

Chris está de cuclillas y de espaldas a mi. Hay cinta amarilla alrededor y varios de mis compañeros toman fotos a cosas en el suelo.

Un fétido olor inunda mis fosas nasales, ya había estado cerca de un cadáver y sabía cómo olía pero esto es otro nivel. Solté arcadas y llamé la atención de Chris.

—Pauline — me tomo las manos llevándome cerca a una patrulla para recostarme. —¿Estas bien? ¿Quieres agua?

La cabeza me daba vueltas y recordé que aun no entro al centro comercial.

—Si, si. Bien — Ya había pasado un poco el mareo.

—Explícame bien qué fue lo que pasó — le pedí ya sería — número de cuerpos, si están en las mismas circunstancias, pistas, si tienen los nombres. Todo —Enumere las cosas con los dedos.

—Lo que llevamos hasta ahora son veinte cuerpos — empieza Chris con su voz gruesa — dos de ellos con identificación. El resto no tenemos sus nombres aún. Cinco de los cuerpos son de adolescentes, pensamos que iban juntos.

»Todos los cadáveres tienen la misma marca en la clavícula, las palabras: Obair Dé.— esas palabras dan y dan vueltas en mi cabeza— Están repartidos por diferentes pisos del centro comercial, suponemos que de manera estratégica. No hay pistas que nos lleven al autor del crimen, aún.

Obair Dé

Me abro paso al centro comercial.

El color blanco de las baldosas ahora lo cubría manchas corridas de tinta roja.

Pedazos de piel humana hacían contraste en el suelo, bajo las escaleras eléctricas sobresale el cuerpo de un hombre, su pecho estaba descubierto dejando ver el "Obair Dé" en su clavícula.

Daba paso lentos y sentía como la sangre impregnaba la suela de mis botas, mas y mas cuerpos aparecían en mi campo de visión. Boca abajo, boca arriba, sentados reposando su espalda en la pared. Todos con el pecho descubierto.

Ya no siento arcadas, solo los admiro.

Me acerque a uno, estaba en la esquina de un pasillo. Sentado contra la pared, la sangre bajaba aún por su nariz, estaba brillante, fresca.

Podría...

Pase mi dedo por allí, con delicadeza, admirando esa hermosa tinta y despacio lo lleve a mis labios dejando la sangre reposar ahí, antes de que tocara mi lengua.

La probé metiendo el labio inferior a mi boca, sabe metálico, está... caliente, esta espesa, salada.

—Pau—Chris me saca de mi trance

— ¿Qué haces? ¿Todo bien?— su mirada se va a mi labio inferior aun manchado.

—Si, al cadáver lo torturaron antes de, ya sabes—Limpie mi labio disimuladamente— Tiene marcas en las muñecas.

—Bien— Me mira desconcertado— Iré a... avisarle a los forenses.

Asiento, mientras él desaparece.

Vuelvo a lamer mi labio, aun sabe. Su sabor está ahí.

No está mal querer más.

Mi mirada se pierde. La sangre, la piel, el olor. Todas se repiten en mi cerebro acumulando sensaciones que pocos pueden comprender.

25/05/21 7:09 p.m.

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Irlandés:
Marú: Masacre/Obair dé: Obra de Dios

(N/a): Hola! historia de canibalismo... no mentiras. Si te gusto (no voy a decir "o si te sentiste identificado" seria super raro), dale a la estrellita.

—Jackson


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