Entrada_34

149 24 14
                                    

Domingo, 7 de diciembre de 2114

Dentro de ocho días se cumple un mes desde que llegamos a Dreo. Y ya recuerdo por qué odiaba este sitio. Ahora puedo salir cuando se me antoja, eso sí. Sigo dando clases de caza, y pese a los meses de práctica viviendo en el bosque, el arco y yo seguimos sin llevarnos bien. Es mil veces mejor la pistola, por mucho que digan que es más limpio cazar con flechas.

Había echado mucho de menos a Jake e incluso a Nat, pero sigo odiando este sitio. La vida aquí sigue igual de aburrida y monótona. Además, la aventura de varios meses en el bosque y los nuevos habitantes de la ciudad no hacen más que llamar la atención y yo detesto llamar la atención. Quizás los únicos que me comprenden un poco son Lorena y Javi, a los que tampoco les apasiona ser el centro de todas las miradas. En cambio, Andy, Phil y Adam están encantados. Parece que se creen estrellas de cine…

Adam, según parece, ha cambiado, y ahora es uno de los sex-symbols de Dreo. He oído desde los típicos comentarios de vieja metomentodo “¿Quién iba a pensar que aquel chiquillo tímido y feúcho iba a convertirse en… bueno… eso?” hasta comentarios de verdadera admiración babosa “¿Has visto sus ojos miel? Si es que me lo como con patatas…”. Pero vamos a ver, Adam no tiene ojos de color miel, son marrones, por el amor de Dios. No ha cambiado tanto. Está un poco más fuerte y le ha crecido el pelo, pero ya está. Siempre ha sido guapo pero, como ahora es algo así como un héroe, parece que se ha convertido en Thor.

Andy y Phil consiguen hacer suspirar allí a donde van. Tampoco ayuda el hecho de que sean abiertamente gays, ya que ahora, varias jóvenes desesperadas se creen lo suficientemente encantadoras como para hacerles cambiar de acera. Ellos se lo toman a risa, pero yo empiezo a temer por ellos. Ya he oído por ahí planes para secuestrar a los chicos.

Javi y Lorena también causan sensación, pero como ellos tratan de no dejarse ver, no es tan exagerado.

A mí también me miran y murmullan, pero mis miradas bordes y mis respuestas cortantes consiguen alejar a los imbéciles que no tienen otra cosa mejor que hacer que cotillear. Un tipo de unos treinta años me tiró los tejos el otro día. No me preguntéis cuál fue mi reacción, solo diré que el pobre hombre no se atreverá a hablarme en lo que le queda de vida. Pero para mí, no es solo admiración, también hay odio. Resulta que Adam no ha podido guardarse eso de que salía conmigo y ahora todas las adolescentes me detestan bastante. He oído insultos muy innovadores salir de bocas de niñas de once o trece años…

No ha pasado nada interesante en estos días. Lo único un poco destacable es que Jake se ha mudado con Nat y yo me he quedado sola. Adam quería venirse conmigo pero yo no he querido. Es decir, adoro dormir con él, pero necesito mi espacio. Además así él hace compañía a Raúl y a su madre, que en el fondo, son como su familia. Ahora tanto Javi y Lorena como Andy y Phil viven a dos habitáculos de mí. Han decidido dormir los cuatro juntos, y yo no les voy a decir que no. Si no se sienten apretados, mejor para ellos, ¿no?

Aún me parece increíble todo esto. Es decir, ¿quién iba a decir que yo pudiese ser tan feliz después de todo lo que ha pasado? No me creo que haya sido todo tan fácil: encontrar a Javi y a Lorena, volver a Dreo con ellos, toparnos con Andy y con Philip, y que nadie haya salido malparado en el proceso. Demasiado fácil. Además no dejo de darle vueltas a la historia que nos contó Lorena… ¿A qué se refería su padre? ¿Qué es eso de demasiado tarde?

No me termino de creer que, a partir de ahora, mi vida vaya a ser normal.

------------------------------

N/A:

Holaa!

Muchas gracias a los que me han leído hasta aquí. MIL MILLONES de gracias!!!

Hasta pronto y, ya sabéis, comentad, votad, lo de siempre xD

Un diario para la posteridad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora