37 | AIDAN

347 62 21
                                    

—¿Por qué los abuelos no han dejado de preguntar si estoy bien? — pregunta Emma mientras maniobro las maletas de mi abuelo en el aeropuerto

Ellos se quedaron en el viñedo más tiempo, dijeron que se irían a Francia pero pasaron por la ciudad, les conté lo que sucedió desatando su preocupación por su nieta.

—Por qué ellos se interesan por ti, es todo

—Bien, ¿Y cuándo veré a Cassia? — pregunta

—Verás, ella por el momento está algo enferma, y no puede ver a nadie

—Pero, se le pasara pronto ¿Verdad?

Eso espero.

—Si, se le pasará pronto, y volverá con nosotros

Esperamos a los abuelos y a los gemelos hasta que salen de la cafetería, resuena en el aeropuerto la salida a Francia y comenzamos a despedirnos.

Mi celular me obliga a separarme de mi abuela y le contesto a un Sergio fuera de control.

—¡Salió de la casa!

—¿A dónde va?. ¡Detenla!

—Va al aeropuerto, es peligroso, va a toda velocidad y no deja de llover

Comienzo a preocuparme y decido ir para encontrarla en el camino, dejo a Emma encargada con ellos, confundiéndolos y la voz de Sergio llega a mis oídos como un impacto.

—¡Pide una ambulancia! — le grita a su compañero

Escucho como grita el nombre de Cassia repetidas veces, le dice que no cierre los ojos y el mundo se me viene abajo.

«No, no, no. Que no sea lo que pienso, por favor».

Corro hacia el auto e ignoro los gritos de mis abuelos.

Voy lo más rápido que puedo por la maldita lluvia que no me deja ver nada, doy una vuelta encontrándome con un camión golpeado del frente y otro auto completamente destruido.

Sergio y su compañero tienen al conductor del camión pero no tengo tiempo para eso.

Bajo del coche lentamente y camino entre la gente que hay al rededor, me abro paso hasta encontrarme a Cassia. Esta tirada sobre la acera y tiene su cara completamente llena de sangre y mi mente me lleva al accidente de mi padre, me agacho a su lado pidiéndole que resista.

—Por favor — le pido completamente desesperado —¡No puedes dejarme, no así!

La lluvia ha parado un poco y tomo su rostro para que se concentre en mi solamente.

—Aguanta un poco, solo un poco. Por favor

Siento mis ojos nublarse y las lágrimas comienzan a salir, siento todo el esfuerzo que emplea cuándo toma mi mano.

—Te amo

Niego volviéndome loco, no quiero que lo diga como una despedida, quiero decirle que habrá tiempo para que me diga lo que ya sé. Quiero decirle que nos queda una vida por delante, justo y como lo planeamos, pero lo único que hago es negar.

No quiero, me niego a que me deje.

No tuvimos tiempo, unos meses con ella no fue suficiente, yo necesito estar con ella. Me niego a que esos bellos ojos cafés de los que me enamoré se cierren para siempre.

No quiero vivir en un mundo donde no veré la mirada, ni escucharé la risa de Cassia Díaz.

Me siento la persona más egoísta del mundo pidiéndole que aguante un poco más viendo como agoniza del dolor, mira el cielo para después llegar a mis ojos.

Nos perdemos en la mirada del otro y ella cierra sus hermosos ojos haciéndome soltar un grito.

Su cuerpo se vuelve flojo entre mis brazos arrancándome el corazón.

—¡Despierta! — le exijo, pero sé que ya no me escucha

No hay forma de que esos ojos vuelvan a mirarme.

De mi garganta salen gritos desgarradores y dejo de escuchar las voces de los demás que nos rodean, solo estamos ella y yo.

Las personas comenzaron a desaparecer en algún momento, dejándonos solos a ambos, nos dejaron solos bajo la lluvia, y en esa noche toda la ciudad escuchó mis gritos, fue lo único que se escuchó esa noche dónde la perdí.

Las personas comenzaron a desaparecer en algún momento, dejándonos solos a ambos, nos dejaron solos bajo la lluvia, y en esa noche toda la ciudad escuchó mis gritos, fue lo único que se escuchó esa noche dónde la perdí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


GIVE ME A CHANCE | #1 | Trilogía OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora