Capitulo 30

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La recepción de la academia de Ballet nos recibe, son dos pisos, la planta baja tiene diferentes salones y toda la planta de arriba es balcón donde harán no sé qué cosa.

—¿De dónde conoces este lugar? — le pregunto a Emma, que mira emocionada a todos lados

Yo había buscado otras academias, ella fue la que decidió venir aquí, y se niega a decirme como supo de esta academia.

—Una amiga baila ballet aquí — sonríe mientras me lleva corriendo hacia la recepcionista

—Buenas tardes — nos sonríe la recepcionista —¿Viene a inscribir a la niña?

«Ni que fuera a inscribirme a mi».

Asiento mientras me pide llenar un formulario, Emma se ha ido a ver alrededor y miro el formulario, hay datos que ni siquiera pensé que me pedirían.

¿Cómo carajos sabré su tipo de sangre?.

—Emma — la llamo —¿Qué tipo de sangre eres?

Emma me mira confundida y se encoge de hombros, es obvio que no sabe, y decido poner el mismo tipo de su hermano.

Le entrego el formulario a la recepcionista una vez que acabo con él.

—Vinieron en el día indicado — nos dirige a un salón —Miércoles, jueves y Domingo son las clases de 9 a 12 años

Nos adentramos al salón donde hay un grupo de niñas paradas frente a una baranda, toda una pared es de puro cristal que les permite ver todo lo que hacen.

La recepcionista nos deja con la maestra.

—Buenas tardes — me extiende la mano que no dudo en tomar —Miranda O'Malley, la dueña e instructora de la academia — le devuelvo el saludo y se agacha a conocer a Emma —¿Cómo te llamas linda?

—Emma — le sonríe

—Bien Emma, justo allí está el baño junto a varios trajes de práctica, pueden comprar uno si gustan o pueden usar los aquí, como prefieran

Asiento mientras elijo uno de la talla de Emma.

—Quiero tener el mío propio — susurra

—Lo tendrás — le pico la mejilla y la mando a cambiarse

Miranda la manda a acomodarse junto a las demás y se dirige a mí.

—¿Le gustaría quedarse? La primera vez que vienen las mamás prefieren quedarse a observar

—Si le gustaría — grita Emma desde su lugar por mi

La instructora sonríe, pero me mira esperando una afirmación que llega de inmediato.

—De acuerdo, puedes sentarte aquí — me lleva hacia unas bancas donde está un niño escribiendo en un cuaderno —Él es mi hijo, Cristian, espero no te moleste tener que esperar con él

—Para nada — digo viendo al niño

«Cristian».

Mis sospechas se confirman cuándo volteo a ver disimuladamente a Emma que no deja de ver hacia acá, en especial hacia aquel niño.

Su mamá nos deja solos cuando me siento junto a él, que no tarda en reparar en mí y me saluda.

—Cristian — se presenta igual que su madre extendiendo su mano

—Cassia — respondo tomando su pequeña mano

—Un gusto — dice volviendo a su cuaderno

Habla como todo un adulto.

GIVE ME A CHANCE | #1 | Trilogía OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora