Capitulo 17

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Aidan se encuentra encima de mí mientras sin dejar de besarme y no para de mecer sus caderas contra las mías.

—Más — jadeo mientras no deja de embestirme

Imagino la escena una y otra vez. Lo admito. Es lo que esperaba cuando Aidan pronunció lo que nos trajo a donde estamos.

—¿Por qué luces decepcionada? — me pregunta con burla y lucho por no golpearlo

—Para nada, me encanta este lugar — señalo la puerta cerrada sin saber que es —Me encanta todo esto, de verdad.

Creo que trato de convencerme más a mí misma. «Has perdido la cordura, Cassia». Estabas esperando tener sexo con el primo prohibido de tu mejor amigo.

Mi conciencia me envía aplausos cínicos y lo mando callar.

Veo que Aidan busca algo por el piso y entre las matas.

—¿Qué buscas?

—La llave, por supuesto

—Oye, no creo que podamos entrar aquí, es ilegal ¿No?

—Tranquila — consigue la llave murmurando un "Bingo" — Conozco al dueño del lugar, no te preocupes

—¿Eso nos exenta de la multa si nos pillan?

—No — me sonríe y toma mi mano llevándome dentro del local.

Me deja sola en la oscuridad mientras va a no sé dónde, no puedo evitar sentirme un poco ansiosa por miedo a que nos descubran.

Tarda unos segundos cuando todo se ilumina a mi alrededor, es una sala de juegos, para ser exactos, en la que estuvimos Emma y yo hace una semana, solo que en esta ocasión toda para nosotros solos y me permito sonreír en su ausencia.

—Boo — murmura en mi oído y doy un salto tapando mi boca con ambas manos y el suelta a reír.

Hijo de puta.

—No vuelvas a hacer eso si no quieres acabar en un ataúd — lo amenazo

—No das tanto miedo con ese pijama

Se va hacia una maquina pidiéndome que lo siga.

—¿Qué paso con John? — le pregunto mientras no deja de mirar la maquina en la que juega

—Me entere que lo metieron a la cárcel hace algunos años

Aidan es como un niño en dulcería, no deja de ir de juego en juego, y refunfuña cada vez que pierde.

—¿Por qué no juegas nada? — pregunta al ver que solo lo sigo a todos lados

—No le sé a estas máquinas — me encojo de hombros

Como mamá y papá se la pasaron trabajando demasiado cuando era niña, no salía a excepción de la casa de la señora Hollande. Y esa vez que traje a su hermana yo solo me dedique a verla ir de un juego a otro, justo como el gigante de su hermano hace ahora. 

—No puedo creerlo, realmente eres un unicornio — se burla y le enseñó el dedo medio —Escoge uno — me anima —Tienes todo el lugar para ti, primor

Veo todos los juegos y opto por uno de pistolas. Tomo la pistola con una mano y Aidan se me acerca por detrás.

—Tienes que sujetarla así — coloca mis dos manos de forma que pueda disparar a la pantalla, y cubre su mano con la mía susurrando a mi oído —Solo tienes que tirar de aquí para acabar con ellos.

Su cercanía y mi calentura no me deja pensar con claridad. Quiero tirarlo sobre la mesa de billar que está a unos metros y arrancarle la ropa, pero solo asiento y el me suelta.

GIVE ME A CHANCE | #1 | Trilogía OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora